Contexto

Según lo ordena la ley, Jesús viajó de Capernaúm a Jerusalén para celebrar la fiesta de la Pascua (cf. Dt 16:16). Una vez en el Templo, echó fuera a los mercaderes y cambistas que se encontraban allí, lo que hizo que los judíos presentes le pidieran una señal. Los evangelios sinópticos registran este evento al final del ministerio de Jesús, después de su entrada final en Jerusalén. Pero el Evangelio de Juan presenta este evento al principio del libro, probablemente porque la importancia del evento encaja con los temas que el Evangelio está desarrollando en este momento (a menos que el Evangelio de Juan y los evangelios sinópticos registraron dos eventos distintos pero similares).

Versículo clave

(2:19)

¿Sabía usted que...?

1. La Pascua (2:13): una de las principales fiestas judías que conmemora cómo Dios liberó al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto (Ex 12).

2. Templo (2:14, 19): el presente pasaje usa dos palabras griegas diferentes que la RVR95 traduce como “templo”. La palabra griega en el versículo 14 generalmente denota la corte exterior que rodea al templo. Aquí fue donde Jesús encontró a los mercaderes y cambistas haciendo negocios. Sin embargo, en el versículo 19, donde Jesús dice: “Destruid este templo”, la Biblia griega usa otra palabra que se refiere al edificio del templo propiamente dicho.

3. Los que vendían bueyes, ovejas y palomas (2:14): vendían animales para el sacrificio a los que viajaban a Jerusalén desde lejos para celebrar la Pascua, evitándoles tener que cargarlos por largas distancias . [ref]

4. Cambistas (2:14): se sentaban en la corte de los gentiles (o en su pórtico) y cambiaban las monedas extrajeras por las que se aceptaban en el templo (las monedas romanas tenían la imagen de César). Todo israelita que había cumplido los 20 años debía pagar medio siclo (unidad monetaria) que entraba a la reserva del templo (Ex 30:13, 14). Los cambistas generalmente cobraban un recargo por sus servicios.

5. “Este Templo” (2:20): el segundo templo, construido en el siglo VI a. C. (Esd caps. 1, 3; 5–6; Hag caps. 1–2; Zac 6:9–15). Herodes el Grande comenzó las renovaciones alrededor del año 20 a. C. La estructura resultante fue conocida por su magnificencia.

Esquema

Análisis general

  • 1.

    ¿Cómo contrasta esta historia con la historia anterior donde el agua se convirtió en vino?

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    1) El evento anterior tuvo lugar en una boda de la comunidad local. El presente evento aconteció en el templo, el centro religioso nacional, durante la fiesta de la Pascua, cuando los peregrinos acudían a la ciudad de Jerusalén.

    2) En la historia anterior, Jesús actuó en silencio detrás de la escena. En Jerusalén, sin embargo, causó abiertamente una gran conmoción y perturbó los sentimientos de los judíos.

    3) El resultado del milagro en Caná fue que los discípulos creyeron en Jesús. Lo que hizo Jesús en el templo hizo que muchos creyeran en Él, pero el Evangelio también comenta que Jesús “no se fiaba de ellos”.

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Análisis del segmento

  • 2:13–17

    1a.

    Según Jesús, ¿cuál fue el error que cometieron los mercaderes y los cambistas?

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    Ellos habían convertido la casa de Dios en casa de mercado (2:16).

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  • 1b.

    Explique por qué su conducta era objetable.

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    Si bien los mercaderes y cambistas parecían ofrecer a los fieles un servicio valioso, no lo hacían por caridad porque sus servicios no eran gratuitos. Ellos usaron la ocasión de adorar a Dios como medio de lucro, e incluso hicieron esto en los terrenos del templo (cf. 1 Ti 6:5).

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  • 1c.

    Hoy en día, ¿de qué manera una persona podría convertir la casa de Dios en una casa de mercado?

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  • 1d.

    Se suponía que vender animales y cambiar dinero ayudaba en el proceso de la adoración. Piense en una ocasión actual o en una experiencia personal donde una buena intención o un comportamiento aparentemente aceptable podrían convertirse en algo ofensivo a los ojos de Dios.

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  • 2.

    ¿Por qué es tan importante que la casa de Dios esté libre de toda ganancia personal y motivos egoístas?

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  • 3.

    Jesús se refirió a la casa de Dios como “casa de mi Padre”. ¿Por qué es esto significativo?

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    “Mi Padre” (a diferencia de “nuestro Padre”) implica que Jesús tenía una relación única con el Padre. Él era el “unigénito” del Padre, el Hijo de Dios que se había hecho carne para manifestar al Padre. Esta proclamación fue la manzana de la discordia para los judíos porque esencialmente Jesús estaba proclamando que era un ser divino (Jn 5:18).

    Al referirse a la casa de Dios como “la casa de mi Padre”, Jesús se estaba poniendo en el lugar de Dios y tomó la contaminación del templo como algo personal. Por lo tanto, actuó en el nombre de Dios y se encargó de asegurar la santidad de la morada de Dios.

    Lo que hizo Jesús puede verse como un cumplimento de pasajes como Zacarías 14:21 y Malaquías 3:1 (además de Salmos 69:9), donde las Escrituras profetizaron que el Señor mismo aseguraría la pureza de su casa.

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  • 4.

    ¿Cuál podría ser el significado detrás de la profecía que dice que el celo de Jesús lo consumiría?

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    El significado más obvio es que el celo de Jesús ardía dentro de Él, lo que se manifestó en sus vehementes acciones de expulsar a todos los mercaderes del templo. Sin embargo, el versículo 22 indica que la profecía de las Escrituras se hizo clara después de la muerte y resurrección de Jesús. Con esto en mente, las palabras “me consumirá” podría referirse más a su muerte.

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  • 5.

    ¿Cómo podemos imitar el celo de Jesús por la casa de Dios?

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  • 6.

    Si consideramos que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo (1 Co 6:19), ¿cómo se aplica la historia de la purificación del templo a nosotros?

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    Nuestros cuerpos han sido redimidos por Cristo, por lo que le pertenecen a Dios (1 Co 6:20). No debemos vivir más por nosotros mismos, sino por Aquel que murió por nosotros y resucitó (2 Co 5:15), entregando todo nuestro ser para hacer la voluntad de Dios en vez de satisfacer nuestros deseos de la carne (1 P 2:1–12).

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  • 2:18–22

    7.

    ¿Por qué los judíos le pidieron una señal a Jesús?

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    Al demandar una señal, los judíos estaban demandando saber la fuerte de su autoridad. Debido a que Jesús se había referido al templo como la casa de su Padre y se había encargado de echar a todos los mercaderes del templo, los judíos querían ver una señal, es decir, algo milagroso para autentificar que Él era quien decía ser.

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  • 8.

    Considere algo similar que pasó en Mateo 12:38–40. ¿Por qué lo que Jesús había predicho era una señal?

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    La resurrección de Jesús es la señal por excelencia en el sentido de que manifiesta su autoridad para “pon[er su] vida para volverla a tomar” (Jn 10:15–18). Este poder, que ningún ser humano puede ejercer, indica que Jesús provenía ciertamente del Padre.

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  • 9.

    Jesús usó un lenguaje que los judíos no pudieron entender. ¿Por qué se refirió a su cuerpo como templo?

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    1) Jesús es Dios hecho carne, por quien podemos ver la gloria de Dios y recibir su gracia y verdad (Jn 1:14). Él es la presencia corporal de Dios (Jn 1:51; Col 2:9) y, por lo tanto, el nuevo templo.

    2) El acceso limitado a Dios por medio del santuario terrenal prefiguraba la ofrenda del cuerpo y la sangre de Jesús, a través de los cuales ahora podemos entrar al Lugar santísimo (Heb 10:19, 20). Por lo tanto, era apropiado que el Señor se refiriera a su cuerpo como templo.

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  • 10.

    ¿Qué significa para usted personalmente que el cuerpo de Jesús sea el templo de Dios?

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  • 11.

    ¿Qué nos enseña el versículo 22 acerca de la fe?

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    Las obras de Jesús, incluyendo las señales, nos hacen creer en Él (Jn 2:11), y la señal por excelencia es la resurrección de Jesús de entre los muertos. Esta creencia personal en el Señor Jesús se basa en lo que dicen las Escrituras y en las palabras de Jesús, a través de la guía del Espíritu Santo (cf. Jn 14:26). Por lo tanto, es importante saber lo que dicen las Escrituras y el Señor Jesús, para así edificar nuestra fe en el Señor (cf. Jn 5:39, 46, 47).

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  • 2:23–25

    12.

    ¿Qué fuerte contraste se presenta aquí?

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    En el texto original, “fiar” en el versículo 24 es la misma palabra que “creer” en el versículo 23. Si bien muchas personas en Jerusalén creyeron en Jesús, Jesús no se fiaba de ellos.

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  • 13.

    ¿Cómo explica la reacción de Jesús ante la fe de la gente?

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    Jesús no se fiaba de ellos en el sentido de que no esperaba una relación de largo plazo con ellos. Tampoco necesitaba el testimonio de los seres humanos para demostrar quién era Él (cf. Jn 5:32, 34). Estas personas creyeron en Él cuando vieron las muchas señales que había hecho. Pero la fe que se basa en ver señales no dura. Muchos de los que siguieron a Jesús por las señales que había hecho eventualmente lo abandonaron porque no podían aceptar las palabras que decía (Jn 6:66).

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  • 14.

    ¿Qué dice esto sobre nuestra fe en el Señor Jesús?

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    Nuestra fe no debe permanecer en el nivel de “creer por vista” o cuando experimentamos algo milagroso. Nuestra fe tampoco debe depender de recibir cosas tangibles, como posesiones, salud o solución de problemas. La verdadera fe necesita progresar de ver milagros a aceptar las palabras del Señor y su identidad como el Cristo, el Hijo de Dios (cf. Jn 6:68, 69).

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  • 15.

    ¿De qué manera la omnisciencia de Jesús es solemnizador pero también reconfortante al mismo tiempo?

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    Tal vez otros no sepan lo que está en nuestros corazones, pero todas las cosas son conocidas por el Señor y a Él es a quien debemos rendir cuentas (Heb 4:13; 2 Co 5:9–11). El Señor también sabe quiénes son los que verdaderamente le tienen devoción (2 Ti 2:19). Nuestro corazón sincero y nuestro servicio hacia Él no pasarán desapercibidos.

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