Contexto

En esta lección continuamos estudiando la defensa de Pablo sobre la resurrección de los muertos. En la primera parte del discurso, Pablo recordó a los creyentes cómo la doctrina de la resurrección es fundamental para el evangelio de la salvación. Habiendo defendido vigorosamente la resurrección, Pablo aborda ahora la cuestión de cómo es posible la resurrección. El último capítulo de la epístola incluye instrucciones sobre la ofrenda para los santos, los planes de viaje de Pablo, los comentarios sobre ciertas personas y las salutaciones finales.

Versículo clave

(15:58)

¿Sabía usted que...?

La ofrenda para los santos (16:1): Parte del ministerio de Pablo incluía recolectar ofrendas de iglesias fuera de Judea y enviar socorro a los hermanos de Jerusalén que estaban en necesidad (cf. 2 Co 8:1-9, 15; Hch 11:27-30, 24:17; Ro 15:25-28).

Esquema

Análisis del segmento

  • 15:35–49

    1.

    De las preguntas que Pablo busca abordar, ¿cuál cree que es la objeción subyacente a la resurrección?

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    Las preguntas sobre cómo resucitan los muertos y con qué cuerpo vienen los muertos implican que aquellos que dudaron de la resurrección encontraron difícil comprender cómo es posible la resurrección de entre los muertos.

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  • 2.

    ¿Qué analogías usa Pablo para explicar cómo es posible la resurrección?

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    1. Siembra de semillas (vv. 36-38)
    2. Diferentes clases de carne (v. 39)
    3. Diferentes cuerpos celestes y sus diferentes resplandores (vv. 40-41)
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  • 3.

    ¿Qué tipo de transformación ocurrirá cuando los muertos resuciten?

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    • Lo que se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. (v. 42)
    • Lo que se siembra en deshonra, resucitará en gloria. (v. 43)
    • Lo que se siembra en debilidad, resucitará en poder. (v. 43)
    • Lo que se siembra en cuerpo animal, resucitará en cuerpo espiritual. (v. 44)
    • La imagen del terrenal resucitará en la imagen del celestial. (vv. 47-49)
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  • 4.

    ¿Cuál es el propósito de Pablo al comparar a Adán y a Cristo?

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    Tanto Adán como Cristo sirven como prototipos para los creyentes. Tal como Adán, que era un ser vivo natural y hecho de polvo, también lo somos nosotros en nuestra existencia actual. Todos volveremos al polvo (cf. Gn 2:7, 3:19). A diferencia de Adán, Cristo es el Espíritu vivificante (cf. Jn 6:63) que descendió del cielo (cf. Jn 3:13, 6:38, 41, 58). Los que pertenecemos a Cristo seremos transformados en cuerpos espirituales y llevaremos la imagen de Cristo en la resurrección (cf. 1 Jn 3:2; Flp 3:21).

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  • 15:50–57

    5.

    ¿Por qué nuestros cuerpos deben transformarse en la resurrección?

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    La carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción (v. 50).

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  • 6.

    ¿Cómo será la resurrección una victoria?

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    La muerte es considerada un enemigo (v. 26). Nadie tiene potestad sobre el día de la muerte (Ec 8:8). Cuando morimos, pereceremos junto con todas nuestras esperanzas y todo aquello por lo que hemos trabajado (Ec 9:4-6). A su vez, la muerte es el resultado del pecado (Ro 5:12, 6:23). La salvación que nos ha traído nuestro Señor Jesucristo promete librarnos del pecado y de la muerte. Esta gloriosa promesa había sido anunciada incluso en el Antiguo Testamento (Is 25:8; Os 13:14). Nuestro Señor Jesucristo se hizo carne para destruir por medio de su muerte al que tenía el imperio de la muerte y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (Heb 2:14-16). Como creyentes, aunque muramos físicamente, resucitaremos en el día final (1 Tes 4:16; Jn 11:25-26). Esperamos ese día glorioso cuando nuestros cuerpos sean redimidos y finalmente obtengamos la gloria de los hijos de Dios (Ro 8:19-23). La resurrección es la victoria sobre el pecado y la muerte, porque nuestros cuerpos corruptibles y mortales serán transformados en cuerpos incorruptibles e inmortales. No habrá más pecado ni muerte (1 Co 15:54-56).

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  • 15:58

    7.

    ¿Cómo la fe en la resurrección le motiva a hacer lo que Pablo exhorta a los creyentes a hacer aquí?

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    Nuestra esperanza en el futuro glorioso nos permite permanecer firmes e inamovibles incluso en la aflicción (cf. 1 Pe 1:3-9; Heb 12:1-2). Sabiendo que el evangelio en el que hemos creído nos ofrece una salvación tan grande, estamos dispuestos a mantenernos firmes y aferrados a la palabra que hemos recibido y a no dejarnos engañar tan fácilmente por otras doctrinas (cf. 1 Co 15:1-2). Pablo también recuerda a los creyentes que la gloria que nos espera es un testimonio vívido del amor de Dios en Cristo Jesús. Este amor nos hace más que vencedores frente a todo lo que se nos oponga en nuestra fe y en nuestro ministerio (cf. Ro 8:31-39).

    Finalmente, sabemos que nuestro trabajo en el Señor no es en vano porque el Señor nos recompensará en la resurrección de los justos (cf. Lc 14:13-14). A través del servicio, también estamos sirviendo con gratitud al Señor quien nos ama y murió por nosotros (2 Co 5:14-15). Esta convicción nos motiva a abundar en la obra del Señor y a no ser indolentes ni estar desanimados.

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  • 16:1–24

    8.

    ¿Por qué las instrucciones de Pablo para los creyentes de poner aparte ofrendas cada primer día de la semana no respaldan el cambio del día de reposo al domingo?

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    En este pasaje, Pablo nunca menciona acerca de reunirse o tener culto de adoración el primer día de la semana. Él simplemente instruye a los Corintios para que cada primer día de la semana pongan aparte y guarden lo que planean ofrecer a los santos que estaban en necesidad. La razón no tiene nada que ver con la resurrección del Señor, sino es como dice Pablo: “para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas”. Si los Corintios no lo hicieran con regularidad, es posible que no tengan suficiente para ofrecer cuando Pablo llegue y recoja en el último momento. Estaríamos malinterpretando las palabras de Pablo si usamos este pasaje para argumentar que el mandamiento del sábado había sido abolido y que los cristianos de la iglesia primitiva rendían culto el domingo. Tal interpretación es a menudo un intento de justificar la tradición del culto dominical que lleva largos años en la cristiandad.

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  • 9.

    ¿De qué formas la iglesia puede ayudar a los hermanos y hermanas que tienen carencias materiales?

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  • 10.

    ¿En qué situaciones sería particularmente útil la exhortación del versículo 13?

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    Podemos ser engañados o tentados por varias razones. Por un lado, podemos entrar en tentación porque nuestra carne es débil y no somos capaces de resistir nuestros deseos. Por eso el Señor exhortó a sus discípulos a velar y orar (Mt 26:41). Otra causa de nuestro adormecimiento espiritual es la influencia secular de personas de mente carnal (1 Co 15:32-34). Asimismo, el Señor también habló de los afanes del mundo y del engaño de las riquezas, que impiden nuestro crecimiento espiritual (Mc 4:18-19). Igual de destructivas son las falsas doctrinas que pretenden engañarnos y desviarnos (cf. 2 Jn 1:7). Por todas estas razones, debemos estar atentos.

    El llamado a permanecer firmes, a comportarse como hombres, a ser fuertes, es también aplicable en vista de las doctrinas engañosas (cf. 2 Tes 2:15; Gl 5:1). De hecho, nuestro adversario el diablo está en una misión constante para engañarnos con sus artimañas y con sus fuerzas contrarias. Para resistirlo se requiere coraje, perseverancia y ayuda de Dios (1 Pe 5:8-9; Ef 6:10-18). Practicar la palabra de Dios también implica a menudo dificultades. Solo siendo firmes y fuertes podemos persistir en obedecer la voluntad de Dios.

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  • 11.

    ¿Cómo complementa la exhortación del versículo 14 a la exhortación del versículo 13?

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    A primera vista, la exhortación a ser firme, varonil y fuerte parece contradecir a lo que dice en el versículo 14, de que todas las cosas sean hechas con amor, una cualidad que sugiere bondad y mansedumbre. Sin embargo, ser firme, varonil y fuerte espiritualmente no es lo mismo que tener una opinión fuerte o ser desconsiderado. Ser firme, varonil y fuerte implica más bien permanecer resueltamente en la verdad y resistir la prueba de las dificultades o tentaciones. Mientras desarrollamos un carácter espiritual fuerte, no debemos volvernos insensibles, sino que debemos tener un corazón tierno y compasivo con los demás. De hecho, ser firme y ser amoroso van de la mano porque el verdadero amor hacia los demás nos hace perseverar en las obras de amor y a no desanimarnos.

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  • 12.

    ¿Por qué es importante para nosotros estar sujetos a los que trabajan en el Señor?

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    Es para nuestro bien que estemos sujetos a los que trabajan en el Señor, porque ellos nos guían diligentemente y velan por nuestras almas (Heb 13:17). Si lo que nos enseñan a hacer es correcto a los ojos del Señor, entonces debemos someternos aún más a sus enseñanzas, porque al hacerlo también estamos agradando al Señor. Además, el Señor enseñó que el que recibe a un profeta o a un justo, recibirá la recompensa de profeta o de justo (Mt 10:40-41). Si interpretamos que el acto de recibir a alguien incluye aceptar sus instrucciones y someternos a ellas, entonces estar sujetos a los que trabajan en el Señor nos permite también compartir su recompensa.

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