Autor

Es de aceptación general que Pablo es el autor de esta epístola. Esto es también respaldado por los padres de la iglesia primitiva. Pablo también se identifica a sí mismo como el escritor en la declaración de apertura (1:1). Además en la carta existen demasiados detalles personales como para que los escriba otra persona.

Destinatario

El apóstol Pablo dirige la carta a Tito (1:4), un joven ministro que él dejó en Creta para poner en orden la iglesia (1:5). Tito es un griego convertido de Pablo (“verdadero hijo en la común fe”; 1:4), quien Pablo llevó consigo al concilio de Jerusalén al haber una disputa referente a si los gentiles convertidos debían o no circuncidarse y guardar la Ley de Moisés. Tito debió haber acompañado a Pablo en su tercer viaje misionero, dado a que fue enviado a la iglesia en Corinto por el apóstol en repetidas ocasiones durante ese tiempo (2 Co 2:12-13, 7:5-7, 13-15, 8:6, 16-24). También estuvo con Pablo durante su segundo y último encarcelamiento en Roma, pero tuvo que marcharse a Dalmacia (2 Ti 4:10). Pablo en esta carta le pide a Tito regresar a él cuando sea reemplazado en Creta por Artemas o Tíquico (3:12). Pablo testificó del carácter confiable de este compañero de ministerio en 2 Co 7:13-15, 8:16-17.

Fecha

Pablo escribió esta epístola alrededor del año 63 d.C., durante el mismo intervalo cuando escribió 1 de Timoteo.

Lugar

Probablemente escribió esta carta en Corinto y pidió a Zenas y Apolos que la llevaran a Creta en su jornada de camino (3:13).

Propósito

Pablo había dejado a Tito en Creta para poner orden en la iglesia y escribió esta carta dándole instrucciones detalladas sobre cómo hacerlo:
1. Ordenar ancianos calificados que sean sólidos en la sana doctrina y capaces de enseñar efectivamente para cuidar de la iglesia.
2. Silenciar a los falsos maestros que están desviando la fe de los miembros y apartándolos de la verdad.
3. Enseñar a cada grupo de creyentes a comportarse según la sana doctrina y ser un ejemplo para ellos en la palabra y la conducta.
4. Recordar a la iglesia en general que debe participar en las buenas obras y explicar las razones por las que deben hacerlas.

Versículo central

“Preséntate tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza, mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence y no tenga nada malo que decir de vosotros”. (2:7-8).

Visión panorámica

Tito forma parte de las epístolas pastorales de Pablo, donde éste aconseja a Tito, su compañero del ministerio, sobre cómo administrar y organizar la iglesia en Creta. Luego de su acostumbrada introducción (1:1-4), Pablo instruye sobre las cosas en que Tito debe enfocarse, de las que la iglesia carecía. Se le asignan dos tareas principales (1:5): nombrar ancianos y poner orden respecto a ciertas carencias. Para establecer orden en la iglesia, Pablo inicia con los líderes. Los líderes deben estar firmes en la sana doctrina para proteger a la iglesia de las falsas enseñanzas y las prácticas de maldad. Pero esto no es suficiente. Todos los miembros también deben tener buena conducta para que la verdad del evangelio se manifieste en sus vidas.

1. Nombramiento de ancianos  (1:5-16)

Pablo dio el criterio para ordenar ancianos en la iglesia; aparte de tener conducta ejemplar, también deben ser fieles a la palabra y capaces de exhortar y refutar a los que contradicen la sana doctrina (1:5-9). Esto es especialmente importante a la luz de las tareas que tuvieron que enfrentar de silenciar a los falsos maestros que incitaban la rebelión de los creyentes usando sus mitos judíos y mandamientos de hombres (1:10-16).

2. Poner las cosas en orden (2-3)

Pablo instruyó a Tito enseñar cosas adecuadas con la sana doctrina, enfocándose en las cualidades que los varios grupos debían poseer para glorificar a Dios (2:1-10). Luego proveyó la base para tales apelaciones (2:11-15). En el siguiente pasaje, Pablo pasó de la conducta para con ciertos grupos a la conducta en general (3:1-3). Una vez más explicó la razón fundamental para pedirles que mantengan las buenas obras (3:4-8). Pablo alentó a Tito a prevenir la disensión en la iglesia al evitar enredarse en vanas discusiones y rechazar a los individuos que causan divisiones (3:9-11). Finalizó la carta con instrucciones para que Tito se reuniera con él y con una bendición (3:12-15).

Temas

Tener una fe sana

Uno de los objetivos principales de un pastor es asegurarse de que el rebaño bajo su cuidado sea sano en la fe. Para lograrlo, debe primero arraigar a los creyentes en la sana doctrina para que no sean influenciados por las herejías y las falsas enseñanzas. Lo siguiente es demostrarles de manera práctica lo que significa ser sano en el habla y en la conducta para que puedan imitarlo. Haciéndolo de esta manera, los creyentes se aferrarán en la creencia correcta y exhibirán la conducta esperada, esto es equivalente a una fe sana, debido a que la fe se perfecciona a través de las obras (Sant 2:22).

Buenas obras

Este tema es la extensión del anterior. Es razonable que una fe sana se manifieste en buenas obras. No se puede dejar de enfatizar la enorme necesidad de buenas obras; en esta breve epístola de tres capítulos Pablo lo repite seis veces (1:16, 2:7, 14, 3:1, 8, 14). Este es el tema clave para toda la epístola. Antes que todo, aquellos que no tengan una fe sana, no están capacitados para hacer buenas obras (1:6-15). Debido a esto, el requisito inicial es renunciar a la pasada manera de vivir antes de poder proceder a hacer buenas obras. El propósito del sacrificio de Cristo y la libertad que Él da, es producir un pueblo celoso de buenas obras (2:14). Esta es la razón por la cual los cristianos debemos ocuparnos en buenas obras (3:8, 14). Tito debía dar ejemplo de buenas obras en todas las cosas, para que los creyentes supieran qué hacer (2:7). La actitud correcta a tener es estar siempre dispuesto para toda buena obra (3:1).

Relevancia moderna

La epístola a Tito sirve de modelo sobre cómo pastorear una iglesia efectivamente. Primero, podemos usar los criterios establecidos por Pablo para evaluar si una persona propuesta por la iglesia para el cargo de anciano es un candidato adecuado. Segundo, lo más importante, debemos auto-examinarnos para ver si poseemos estas importantes cualidades en nosotros mismos.

Pablo también instruye lo que cada grupo de creyentes debe tener como meta. Para los ministros de la iglesia, en el capítulo 2 describen las cualidades de una iglesia sana y enfatizan los temas que deben enseñarse a la congregación. Hoy en día, cuando enfrentamos a personas que corrompen la iglesia, tenemos escritas todas las respuestas necesarias en la carta de Pablo a Tito.