Autor

Aunque el contenido de las cartas no identifica al autor, los testigos al inicio de la iglesia respaldan la autoría de Juan.

Destinatario

Las cartas dejan en claro que el autor se dirigía a los creyentes (2:12-14, 19, 3:1, 5:13). Las fuentes al inicio del cristianismo indican que Juan pasó gran parte de sus últimos años en Éfeso, y que la carta fue leída en la provincia de Asia. Debido a que las cartas no mencionan lugares o nombres específicos, es probable que el propósito fuera que las cartas circularan entre los creyentes de Asía.

Fecha

Probablemente entre los años 85 a 95 d.C.

Propósito

1. En cuatro lugares se declara el propósito de las cartas. Trate de hallarlos y anótelos aquí.
1:4; 2:1; 2:26; 5:13

En esa época ya habían surgido los falsos maestros que engañaban al pueblo y que incluso llegaron a separarse de la comunión de los creyentes (2:19). Estos maestros trataron de desviar a los creyentes (2:26).

2. Lea las cartas y anote las falsas enseñanzas y las obras de estos falsos maestros.
Ellos negaban que Jesús era el Cristo (2:22, 5:1, 5). Negaban que Jesús había venido en la carne (4:3)(2 Jn 1:7). Ellos decían conocer a Dios pero no hacían lo que Dios ordenaba (1:6, 2:4, 3:7, 10).

Para combatir las falsas enseñanzas, Juan nuevamente anuncia la palabra de vida eterna y pide con urgencia a los creyentes que permanezcan en el Hijo y en el Padre. Él enseñó a los creyentes a vivir en comunión con Dios, lo que se evidencia con la obediencia a Dios y el amor mutuo. Ellos a través de saber lo que en verdad es ser hijos de Dios, podrían discernir y protegerse del espíritu de falsedad. En 2 Juan, el anciano enfatiza nuevamente el mandamiento de amarnos unos a otros, y advierte a los creyentes para que no hospeden a los falsos maestros. 3 Juan, la cual va dirigida a un hermano llamado Gayo, sugiere una posible división liderada por Diótrefes y alienta a Gayo a mantenerse fiel a lo que es bueno. En las tres cartas vemos la amenaza de las falsas enseñanzas y las divisiones. El objetivo de Juan es pelear contra el mal y el engaño mientras se guarda la fe de los verdaderos creyentes.

Características únicas

  1. El estilo de 1 Juan no tiene un desarrollo lineal hallado en otras cartas. Constantemente repite temas que han sido mencionados previamente en la carta.  
  2. A veces el autor hace distinciones de fuertes contrastes en 1 Juan (p. ej., luz y tinieblas, verdad y mentira, hijos de Dios e hijos del diablo, vida y muerte, amor y odio).

Versículo central

“Pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado”. (1 Jn 1:7).

Visión panorámica

Visión panorámica de 1 Juan

Aunque es difícil discernir una estructura visible en la carta debido a su estilo literario particular y único, trate de avanzar por toda la carta y anote una frase que describa cada sección según las divisiones que aparecen en el cuadro A.

Temas

Nuestro Salvador Jesucristo

Juan da importancia suprema a la fe en Jesús como el Cristo, el Hijo de Dios (4:15, 5:1). Para contrarrestar las creencias erróneas de los falsos maestros, Juan enfatiza la importancia de que Jesucristo ha venido en carne. Todo espíritu que no reconozca esta realidad es el espíritu del Anticristo (4:3)(2 Jn 1:7). Jesús se manifestó en carne como propiciación por nuestros pecados para destruir las obras del diablo (2:2, 4:10, 3:8), y su sacrificio expiatorio fue por los pecados de todo el mundo (2:2). Por nuestra fe en Cristo, somos limpios por su sangre (1:7, 9, 5:6) y recibimos vida a través de Él (5:11-13). Dios también vive en nosotros por la unción del Espíritu Santo (2:20, 27, 3:24). Además, los nacidos de Dios somos guardados del daño del maligno (5:18).

Justicia

Un creyente, nacido de Dios, guarda sus mandamientos y sigue tras los pasos de Jesús (1:7, 2:3-6, 29). No vive en pecado, sino que practica lo que es justo y bueno (3:6-10)(3 Jn 1:11). No ama al mundo ni las cosas que hay en el mundo (2:15-17). Se purifica a sí mismo, así como Él es puro (3:3). Es a través de vivir en la justicia que el creyente en verdad permanece en Dios (2:6, 24).

Amor

La vida en justicia de un creyente está cimentada en el amor. Dios es amor (4:8, 16) y el amor es de Dios (4:7). Él demostró su amor dando a su Hijo (4:9, 10). Si vivimos en Dios y Él en nosotros, nos amaremos unos a otros (4:11, 12, 16, 19). Juan hace varias referencias al “nuevo mandamiento” dado por nuestro Señor de amarnos unos a otros como Él nos amó (ver Jn 13:34). Amar a nuestros hermanos a quienes podemos ver, demuestra nuestro amor por Dios a quien no podemos ver (4:20, 5:1). Todo el que no ama a sus hermanos anda en tinieblas y aún permanece en la muerte (2:9-11, 3:14, 15).

Comunión

Aunque la palabra “comunión” aparece solo cuatro veces en 1 Juan, este concepto permea las tres epístolas. Como 1:3 declara, esta comunión es con otros creyentes, con el Padre y con su Hijo Jesucristo. El amor es el vínculo que une a los miembros de esta comunión. Así como Dios nos ama y nos dio a su Hijo, así debemos amarnos los unos a los otros (4:9-11). Con la venida del Anticristo, los creyentes deben permanecer en comunión unos con otros a través de obedecer la verdad y no rendirse ante el mal (4:5-6)(2 Jn 1:9)(3 Jn 1:3). La comunión entre los hijos de Dios es posible solo si hay comunión con Dios, y esta comunión con Él nos permite recibir la vida eterna (5:10, 13, 20). Juan nos urge en repetidas ocasiones a permanecer en Dios para que Él permanezca en nosotros (2:24, 27, 28).

Verdad

En las cartas, vemos un contraste recurrente entre la verdad y la mentira. Dios es verdadero (5:20) y su Espíritu es verdad (2:27, 5:6). Es a través de Jesucristo que conocemos y vivimos en Él que es verdadero (5:20). Debemos permanecer en Dios a través de su unción, la cual es verdadera y no miente (2:27). Quienes obedecen sus mandamientos andan en la verdad (2:4)(2 Jn 1:4). Ellos muestran que pertenecen a la verdad porque aman a los hermanos con acciones en vez de palabras (3:18, 19). Un mentiroso es quien niega que Jesús es el Cristo (2:22, 5:10) y niega sus propios pecados (1:10); declara estar en Dios pero anda en tinieblas (1:6, 10, 2:4). Dice: “Amo a Dios” pero aborrece a su hermano (4:20). Pertenece al espíritu de error porque escucha al mundo y rehúsa escuchar a los hijos de Dios (4:6).

Conocer/saber

La palabra “conocer/saber” aparece más de treinta veces en las cartas. Según Juan, el verdadero conocimiento es una característica de los creyentes. Este conocer se refiere al conocimiento de Dios (2:13, 14, 5:20), que no se basa en simples declaraciones sino en acciones (2:4, 4:7, 8). Según las cartas, este conocimiento también tiene que ver con comprender las cosas de Dios (5:20). Los creyentes conocen la verdad a través de la unción (2:20, 21)(2 Jn 1:1). Conocemos el amor debido a que Jesucristo entregó su vida por nosotros (3:16). Sabemos que Él nos oye cuando le pedimos (5:15). Sabemos que tenemos vida eterna a través de creer en el Hijo de Dios (5:13). También sabemos que cuando Él se revele, seremos como Él (3:2). Juan también provee el examen para el discernimiento de espíritus. Sabemos que conocemos a Dios si guardamos sus mandamientos (2:3, 5). Sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos (3:14-16). Sabemos que Dios permanece en nosotros por el Espíritu que nos ha dado (3:24, 4:13). Sabemos que todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne es de Dios (4:2). Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado (5:18).

Tiempo final

La venida del Anticristo es una señal del tiempo final. Ante el surgimiento de muchos anticristos, Juan nos indica que el último tiempo ha llegado (2:18, 4:3). Estos falsos maestros son mentirosos y engañadores que tratan de desviar a los creyentes (2:22, 26)(2 Jn 1:7). Debemos permanecer en Dios para que no seamos avergonzados cuando Él regrese (2:27, 28). Si andamos como Cristo anduvo y tenemos un amor perfecto, no temeremos en el día del juicio (4:17-18). Debemos guardarnos del engaño de las falsas enseñanzas para así recibir la recompensa completa (2 Jn 1:8). Debido a que somos hijos de Dios, seremos como Él cuando Él se manifieste (3:2). Teniendo esta esperanza, nos purificamos a nosotros mismos, así como Dios es puro (3:3).

Relevancia moderna

En la era de apostasía e incredulidad, debemos estar conscientes del engaño de las falsas enseñanzas. El apóstol nos enseña a no creer en todo espíritu sin antes probarlos si son o no de Dios (4:1). El espíritu que niega las obras de salvación de Dios y rehúsa obedecer las enseñanzas de los apóstoles, procede del diablo. Este declara conocer a Dios pero no vive según la palabra de Dios. Entonces, ¿cómo podemos guardarnos de las obras del diablo en los últimos tiempos? Debemos creer en Jesucristo, quien nos da vida eterna, nos capacita para vencer al mundo y nos protege del maligno. Debemos permanecer en comunión con Jesucristo. Tal comunión no es una simple confesión de nuestra fe, sino la obediencia a los mandamientos del Señor. 

Las tres cartas nos ayudan a examinarnos para discernir si realmente practicamos la pureza y el amor. Sabemos que somos verdaderos hijos de Dios solo si imitamos a Cristo en nuestra vida cotidiana.