Contexto

Jesús fue juzgado durante la noche ante Anás y Caifás, el sumo sacerdote. Lo único que logró Anás con el interrogatorio fue confirmar la inocencia de Jesús y exponer la ilegitimidad del juicio por parte de las autoridades judías. Luego llevaron a Jesús a Pilato, el gobernador de Judea, con la intención de que lo condene a muerte. Pilato, un funcionario romano, no tenía interés en la disputa religiosa de los judíos y halló sin culpa a Jesús. A través de la propia revelación de Jesús y de las acusaciones de los judíos, Pilato comenzó a darse cuenta de que Jesús no era un hombre ordinario y trató de liberarlo. Pero al final, cedió ante la presión política ejercida por los judíos y sentenció a Jesús a morir por crucifixión.

Versículo clave

(18:37)

¿Sabía usted que...?

1. Pretorio (18:28): el cuartel del gobernador romano.

2. De mañana (18:28): según la forma de calcular el tiempo de los romanos, sería de 3 a 6 a.m.

3. “Para no contaminarse” (18:28): según la ley judía, las moradas de los gentiles eran consideradas impuras (La Mishná. ‘Ohol. 18:7 B).

4. Pilato (18:29): fue nombrado prefecto de Judea por el emperador Tiberio. Sirvió de 26 a 36 d.C.

5. Azotó (19:1): “Los romanos usaban tres formas de castigo corporal: la golpiza (latín, fustigatio), la flagelación (flagellatio) y el azote (verberatio). Los hombres libres recibían castigos infligidos por varillas de abedul u olmo que se ataban en un manojo. Los esclavos o los no romanos podían ser castigados con látigos hechos de correas de cuero o cordones anudados, a menudo cargados con piezas de metal o hueso. La ley romana permitía su uso en cuatro situaciones: como tortura para interrogar a un prisionero, como castigo por un delito, como pena capital (algunas personas eran sentenciadas a muerte por golpes) o como preparación para la ejecución. En algunas ocasiones, estos golpes eran tan severos que los huesos y los órganos quedaban expuestos (Josefo BJ ii.21.5 [612]; vi.5.3 [304])” [ref]

6. Corona de espinas (19:2): “Estas espinas, de varios centímetros de largo, penetraban el cráneo de la víctima, lo que producían hemorragias y distorsionaban el rostro de una persona, resultando en un dolor considerable” [ref]

7. El Enlosado (19:13): “La palabra griega es un adjetivo que significa ‘pavimentado con bloques de piedra’, ‘hecho de tésera’, o sea, un pavimento de mosaico o téseras… El juicio público de Jesús no podía llevarse a cabo en el palacio propiamente dicho por el temor de que los judíos se contaminaran antes de la fiesta. Por lo tanto, Pilato colocó su silla de juicio en el patio donde se encontraba este pavimento” [ref]

8. Preparación de la Pascua (19:14): se han propuesto varias explicaciones para esta expresión en este contexto, dependiendo de la posición de uno sobre la fecha de la crucifixión de Jesús: 1) el día anterior a la Pascua, 2) el día anterior al sábado de la semana de Pascua, 3) el día anterior al sábado festivo (Lv 23:7).

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Esquema

  • Pilato y los judíos
  • Pilato y Jesús
    (18:33–38a)
  • Pilato y los judíos; liberación de Barrabás
    (18:38b-40)
  • Azote, corona de espinas, insultos
  • Pilato presenta a Jesús
  • Pilato y Jesús
  • Pilato entrega a Jesús para que sea crucificado
    (19:13–16a)

Análisis general

  • 1a.

    Observe y anote las siete escenas en este pasaje que se alternan entre el exterior y el interior del pretorio.

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  • 1b.

    ¿Cómo cambió progresivamente la actitud de Pilato hacia Jesús a través de las repetidas acciones de salir y regresar al pretorio?

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    Al principio, Pilato tenía poco interés en el caso presentado ante él y en quién era Jesús. Simplemente consideró a Jesús como alguien que había ofendido la ley de los judíos (Jn 18:31, 35). Cuando Jesús le habló a Pilato sobre su reino y su realeza, las palabras de Jesús resonaron en los oídos de Pilato (Jn 18:38). Sin embargo, Pilato no inquirió más sobre el asunto, sino que entró y salió varias veces del pretorio para negociar con los judíos con la esperanza de que retiren los cargos, pero no lo consiguió. La creciente vehemencia con la que los principales sacerdotes y oficiales exigieron la crucifixión de Jesús y la acusación de que Jesús se había hecho a sí mismo el Hijo de Dios causaron que Pilato sintiera más temor de Jesús (Jn 18:38–19:8). Ante esto, Pilato procuró conocer la verdadera identidad de Jesús, sólo para darse cuenta de que Jesús realmente reclamaba ser una autoridad superior, por lo que no podía ser forzado a hacer ninguna otra confesión (Jn 19:8–11). Esta última conversación de Pilato con Jesús debió haberle infundido tanto miedo que Pilato se convenció de que debía encontrar una forma de liberar a Jesús (Jn 19:12).

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  • 2a.

    ¿Qué puede decir del tono y las emociones de las siguientes preguntas? “¿Soy yo acaso judío?” (18:35)

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    Despreocupado e indiferente, algo condescendiente.

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  • 2b.

    “Luego, ¿eres tú rey?” (18:37)

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    Curioso, quizás entretenido.

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  • 2c.

    “¿Qué es la verdad”? (18:38)

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    Intrigado pero desinteresado.

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  • 2d.

    “¿De dónde eres tú?” (19:9)

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    Temeroso y serio.

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  • 2e.

    “¿A mí no me hablas?” (19:10)

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    Molesto e incluso desesperado.

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  • 3a.

    Anote cómo la narrativa comunica cada vez más: La inocencia de Jesús.

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    Los que acusaban a Jesús no pudieron presentar cargos concretos ni evidencia contra Él. La investigación de Pilato sólo pudo girar en torno a la identidad de Jesús, lo que le permitió a Jesús revelarse como el testigo de la verdad. Jesús siempre había hablado la verdad al mundo. No es de sorprender que Pilato no pudiera encontrar ninguna falta en Él. Es por eso que declaró repetidamente: “No hallo en él ningún delito” (Jn 18:38, 19:4, 6). La acusación de los judíos de que Jesús se había hecho a sí mismo el Hijo de Dios, el reclamo de Jesús ante Pilato al poder de arriba y la resolución final de Pilato de liberar a Jesús sirvieron aún más para resaltar la completa inocencia de Jesús.

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  • 3b.

    La culpa de los que acusaban a Jesús

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    Al principio, los judíos simplemente acusaron a Jesús como a un malhechor, pero no pudieron explicar qué crimen había cometido. Cuando Pilato se negó a tomar el caso, sus verdaderas intenciones homicidas se hicieron evidentes (Jn 18:31). La declaración de Jesús de que Él era de la verdad implicaba que sus enemigos no eran de la verdad, por lo que no escucharían su voz (18:37). Estaban resueltos a matar a Jesús hasta el punto de demandar la liberación de un ladrón en vez de soltar a Jesús (18:40). La repetida declaración de Pilato acerca de la inocencia de Jesús sólo hizo que sus acusadores se vieran aún más culpables. Por sus propios labios, ellos mismos se traicionaron como asesinos del Hijo de Dios (19:7). Finalmente, Jesús habló y juzgó a quienes lo entregaron a Pilato (así como a Pilato), diciendo que tenían mayor pecado que Pilato (19:11).

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  • 3c.

    El dilema de Pilato

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    A medida que Pilato se daba cuenta de que Jesús no sólo era inocente, sino que tenía, de hecho, poder de arriba, hizo lo posible para liberarlo. Sin embargo, la presión por parte de los judíos creció, pasando de acusaciones a gritos y finalmente a amenazas contra Pilato. Pilato se vio atrapado entre las fuerzas del bien y el mal.

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  • 4.

    ¿Cómo las diferentes partes de la narración apoyan el tema de la realeza de Jesús?

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    Toda la narrativa retrata a Jesús como el Rey mediante el uso de distintos recursos literarios. La primera interrogación de Pilato giró en torno a la cuestión de la realeza de Jesús. Jesús dejó en claro que Él realmente era un rey y habló de la naturaleza de su reinado y su reino (Jn 18:33–37). Aunque Pilato no creía personalmente en el reinado de Jesús, se refirió a Jesús como el Rey de los judíos en más de una ocasión (18:39; 19:14, 15; cf. 19:19). Incluso cuando los soldados se burlaron de Jesús con la corona de espinas y el manto de púrpura, la realeza de Jesús permanece como el centro de la historia (19:3). Las palabras finales de los principales sacerdotes: “¡No tenemos más rey que César!”, expresaron su último rechazo a Jesús como su Rey (19:15). Por lo tanto, mientras Jesús era rechazado por los suyos y sufría la más grande humillación, vemos, a través de lo que el Evangelio cuenta sobre el juicio ante Pilato, que Jesús fue exaltado como Rey de una categoría distinta—el Rey del cielo.

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Análisis del segmento

  • 18:28–32

    1.

    ¿Qué es lo irónico de que los judíos trataron cuidadosamente de no contaminarse?

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    Ellos fueron escrupulosos en no contaminarse externamente, pero lo que le estaban haciendo a Jesús muestra que internamente estaban contaminados con incredulidad, celos y pensamientos homicidas (cf. Mt 15:17–20).

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  • 2.

    En su opinión, ¿qué estaba mal acerca de la respuesta de los judíos a la pregunta de Pilato (30, 31)?

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    No podían precisar qué crimen había cometido Jesús. Evadieron la pregunta de Pilato con una respuesta vaga.

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  • 3.

    ¿Cómo el complot de los judíos cumplió la palabra de Jesús (cf. Jn 12:32, 33)?

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    En Juan 12:32, el Señor Jesús predijo que sería “levantado de la tierra” y el siguiente versículo explica que Jesús dijo esto para dar a entender de qué muerte iba a morir. Si los judíos hubieran logrado lapidar a Jesús (cf. Jn 8:59), las palabras de Jesús no se habrían cumplido. Sin embargo, por la voluntad de Dios y según el conocimiento soberano de Jesús, los judíos entregaron a Jesús a los romanos para que fuera ejecutado. Estos eventos condujeron a la muerte de Jesús por crucifixión. Así se cumplieron exactamente las palabras de Jesús.

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  • 18:33–38a

    4a.

    ¿Qué sorprende de la pregunta que hizo Pilato a Jesús en el versículo 33?

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    Los judíos que habían entregado a Jesús a Pilato no mencionaron nada acerca de la realeza de Jesús.

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  • 4b.

    ¿Cómo se relaciona esto a la pregunta que Jesús le hizo a Pilato en el versículo 34?

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    Pilato probablemente había oído hablar de Jesús por boca de los judíos en Jerusalén, por lo que le preguntó a Jesús sobre el título “Rey de los judíos” (el nombre y las obras de Jesús eran bastante conocidos en Jerusalén) (cf. Jn 12:19). Cuando Jesús entró en Jerusalén apenas unos días antes de su arresto, la multitud lo había recibido aclamándolo como “el Rey de Israel” (Jn 12:13). Como tal, habría sido natural que los romanos hubieran oído hablar de un tal “rey” entre los judíos. La pregunta de Jesús a Pilato: “¿Dices tú esto por ti mismo o te lo han dicho otros de mí?” ha de entenderse en este contexto.

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  • 4c.

    ¿Cuál fue la intención detrás de la pregunta de Jesús?

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    Era importante que Jesús respondiera a Pilato en el marco adecuado. Si la pregunta hubiera venido del propio Pilato, quizás Jesús habría respondido que Él no era un insurgente político de la forma que un romano entendería el epíteto “el Rey de los judíos”. Pero Pilato no se mostró interesado por la pregunta, sino que hizo a los judíos responsables por tal epíteto. Viniendo de los judíos, “el Rey de los judíos” tenía un tono mesiánico. Por lo tanto, Jesús no podía negar que Él era su Rey, pero al mismo tiempo necesitaba aclarar que su reino era de una naturaleza diferente a los reinos terrenales.

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  • 5a.

    El reino de Jesús no es de este mundo. ¿Cómo determinó esto el desarrollo de los eventos?

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    Jesús fue entregado a los deseos de los malvados y sometido a la autoridad de Pilato porque su reino no era de este mundo. Si hubiera tenido poderes políticos con los que el mundo normalmente asocia un reinado, Jesús habría aplastado a sus enemigos sin esfuerzo. Pero Jesús había venido para reinar como el Rey de paz, para reconciliar al mundo con Dios a través de su muerte. Así que no se resistiría a aquellos que habían planeado quitar su vida o a aquellos que habían venido a arrestarlo. Era necesario que Él soportara todas estas aflicciones y muriera en la cruz para cumplir su propósito como el Rey que vino de los cielos.

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  • 5b.

    ¿Cómo ayuda a definir su relación con Jesús al entender esto?

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    Nuestro Señor Jesús no es un rey al que venimos a rogar que quite todas las dificultades en nuestras vidas. Él es nuestro Rey celestial que nos ha reservado una herencia gloriosa y eterna en el cielo. Así como Él mismo ha soportado el dolor más grande para cumplir el propósito de Dios, nosotros también debemos seguir sus pasos cuando pasamos por distintas pruebas y tribulaciones en esta vida (1 P 1:3–9). En nuestro sufrimiento y en nuestras luchas, podemos venir al trono de gracia para hallar misericordia y gracia de nuestro Rey que ha sufrido en carne propia (Heb 4:16).

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  • 6.

    ¿Qué significa para usted que Jesús es el Rey?

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  • 7.

    ¿Cómo dio Jesús testimonio de la verdad?

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    Jesús es el Verbo que se hizo carne (lleno de gracia y verdad) para dar a conocer al Padre (Jn 1:14, 18). Jesús dio testimonio de la verdad en el sentido de que en Él vemos al Padre por quien realmente es. Además, declaró todo lo que había recibido de Aquel que es verdadero (Jn 8:26, 40). Jesús también dio a sus creyentes la palabra del Padre, que es la verdad (Jn 17:14, 17). De hecho, Jesús mismo es la verdad porque sólo en Él podemos encontrar el camino de regreso al Padre (Jn 14:6). Por el contrario, todo el que no acepte la verdad dicha por el Señor Jesús no es de la verdad sino que pertenece al diablo, el padre de las mentiras (Jn 8:43–47).

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  • 8.

    ¿Qué significa “oír su voz”?

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  • 9.

    ¿Qué cosas en nuestras vidas podrían mostrar que somos “de la verdad”?

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  • 18:38b-40

    10.

    ¿Qué dice la pregunta de Pilato, “¿Qué es la verdad?”, sobre él?

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    Si bien Pilato estaba intrigado por lo que Jesús había dicho sobre la verdad, no tenía interés en aprender sobre la verdad. Hizo la pregunta con indeferencia y salió de nuevo al pretorio. Por lo tanto, perdió la oportunidad de conocer al Salvador.

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  • 11.

    ¿Qué reveló la demanda de los judíos sobre ellos?

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    Los judíos estaban tan decididos a matar a Jesús que estaban dispuestos a liberar a un criminal. Ciertamente no anhelaban la verdad en sus corazones. De este ejemplo podemos ver hasta dónde una persona que vive en las tinieblas está dispuesta a llegar para gratificar sus deseos egoístas.

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  • 19:1–7

    12.

    ¿Por qué Pilato azotó a Jesús y lo presentó a los judíos?

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    Después de que Pilato azotara a Jesús y los soldados le pusieran una corana de espinas y un manto de púrpura, Pilato lo presentó a los judíos. Imaginemos esta horrorosa escena en la que Jesús estaba cubierto de sangre debido a los azotes y a la corona de espinas, y estaba vestido burlonamente como rey. La intención de Pilato era mostrarles a los judíos que ya había castigado a Jesús (aunque Jesús no había cometido ningún crimen), con las esperanzas de liberarlo. Tal vez había esperado que ante la vista del rey humillado, los judíos desistieran de querer ponerlo a muerte.

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  • 13.

    Cuando usted es injustamente lastimado, ¿qué lo ayuda a soportarlo?

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  • 14.

    ¿Por qué la acusación de los judíos los incriminó aún más?

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    A través de sus palabras acusadoras, los judíos involuntariamente reconocieron a Jesús por quien realmente es—el Hijo de Dios. Sus intenciones asesinas derivaron de su obstinación de no creer en el Hijo de Dios. Ellos habían delatado su propio crimen, que estaban demandando la muerte del Hijo de Dios.

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  • 19:8–12

    15a.

    ¿Qué cambio de roles se produjo en este segmento? Entre Pilato y Jesús.

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    Al principio, Pilato trató de usar su autoridad como gobernador para que Jesús hablara. Pero al final, Jesús reveló su autoridad aún mayor.

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  • 15b.

    Entre los judíos y Jesús

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    Aunque Jesús fue acusado por los judíos, Él ahora pronuncia su juicio contra sus acusadores.

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  • 15c.

    Entre Pilato y los judíos

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    Al principio, los judíos parecían estar a la merced de Pilato y en ciertas ocasiones podemos percibir un aire de superioridad en las palabras de Pilato (ej. Jn 18:31, 19:6). Sin embargo, al final, Pilato se halló a sí mismo en medio de un apuro y eventualmente cedió a la presión y las amenazas de los judíos.

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  • 16.

    ¿Cómo respondió Jeús indirectamente a la pregunta de Pilato: “¿De dónde eres tú?”

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    Jesús permaneció en silencio cuando Pilato le preguntó: “¿De dónde eres tú?”. Pero cuando Pilato trató de presionar a Jesús usando su autoridad, Jesús respondió: “Ninguna autoridad tendrías contra mí si no te fuera dada de arriba” (Jn 19:11). Esto respondió indirectamente la pregunta sobre el origen de Jesús. Teniendo en cuenta lo que Jesús dijo anteriormente de que su reino no era de este mundo, la respuesta de Jesús a Pilato dejó en claro de que Él afirmaba venir de arriba.

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  • 17.

    Explique la razón del “mayor pecado” de los judíos.

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    Pilato creía que tenía poder absoluto para crucificar o liberar a Jesús, pero Jesús lo corrigió y le dijo que la autoridad que tenía sobre Jesús se lo había concedido Dios. En cierta medida, Pilato aún sería responsable por la muerte de Jesús (“mayor pecado” implica “menor pecado”), dado que al final, Pilato igual necesitaba tomar una decisión. Sin embargo, dado que Pilato no tenía ningún interés personal en crucificar a Jesús, sino que en su mayor parte actuó como un agente en el mayor propósito de Dios, no sería tan culpable ante Dios como los que habían planeado la muerte de Jesús por incredulidad y celos.

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  • 18.

    ¿Cómo influye nuestra conducta el saber quién es nuestra fuente de poder?

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  • 19.

    ¿Qué amenazas hacían los judíos?

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    Amenazaban a Pilato sugiriendo que liberar a Jesús era serle desleal a César.

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  • 19:13–16a

    20.

    ¿Qué consideraciones finalmente hicieron que Pilato fuera en contra de su propio juicio acerca de Jesús?

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    La amenaza de los judíos tuvo un efecto decisivo en Pilato (Jn 19:13). Pilato no se podía arriesgar a perder el favor de César, aunque había llegado a considerar a Jesús como alguien digno de reverencia. Su temor a la autoridad de César prevaleció sobre su temor de quién podría ser Jesús.

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  • 21.

    ¿En qué situaciones nosotros también podríamos cerrar nuestros ojos a la verdad y actuar en contra de nuestra consciencia?

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  • 22.

    Los principales sacerdotes le respondieron a Pilato: “¡No tenemos más rey que César!”. ¿Qué revela esta aclamación de lealtad sobre el corazón de los principales sacerdotes?

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    En las apariencias, los principales sacerdotes actuaron y hablaron como si quisieran condenar a muerte a Jesús por lealtad a Dios. Parecían guardar la ley de Dios y honrar a nadie más que a Dios (Jn 19:7). Sin embargo, cuando los principales sacerdotes declararon que no tenían más rey que César, revelaron sus verdaderas intenciones. Estuvieron dispuestos a sacrificar su supuesta lealtad hacia Dios sólo para llevar a cabo el complot de matar a Jesús. Sus corazones eran siervos de sus propios deseos pecaminosos, no de Dios.

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