Contexto

Las secciones anteriores explicaron cómo la iglesia fue establecida. En esta sección y las siguientes, Pablo discute sobre cómo debe ser la vida cristiana en el cuerpo de Cristo. Este pasaje, en particular, enfatiza la necesidad de unidad y de llevar una nueva vida en Cristo.

Versículo clave

(4:4, 4:24)

¿Sabía usted que...?

Esquema

  • La unidad de la iglesia
  • Los dones para la iglesia
  • La meta de la iglesia
  • El estándar moral de la iglesia (el nuevo hombre)

Análisis del segmento

  • 4:1-6

    1.

    ¿Cuál es la “vocación con que fuisteis llamados” (1)?

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    Ser pueblo de Dios (1 Pe 2:9-10), ser miembros de su cuerpo, la iglesia.

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  • 2.

    ¿Cuáles son las virtudes esenciales mencionadas en los versículos 2 y 3 que contribuyen a la ‘unidad del Espíritu en el vínculo de la paz’?

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    Humildad, mansedumbre, paciencia, tolerancia unos a otros en amor, disposición a mantener la unidad. Las primeras cuatro virtudes son pasivas hacia otros, que amortiguan la discordia y la disensión pasándolas por alto. Lea sobre la mansa respuesta de Gedeón que preservó la unidad de Israel (Jue 8:1-3). La última virtud es activa, como en la enseñanza de Jesús en el Monte respecto a hacer la paz con el hermano antes de presentar la ofrenda a Dios (Mt 5:23, 24).

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  • 3.

    Explique los múltiples ‘un/una’ en los versículos 4 al 6. Por ejemplo, un cuerpo se refiere a una iglesia (vea Ef 1:22, 23). Cristo tiene solo una iglesia y es importante que los seguidores de Cristo estén en ella. Llamamos a esta, la única verdadera iglesia en contraste con las falsas iglesias. Vea también Mt 24:24 y Jn 10:14, 15. a. Un Espíritu b. Una esperanza c. Un Señor d. Una fe e. Un bautismo f. Un Dios y Padre de todos

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    a. Un Espíritu: Un solo Espíritu Santo. Advertencia contra los falsos espíritus (1 Jn 4:1-6). El Espíritu Santo es Dios (ver Hch 16:7-10).

    b. Una esperanza: La esperanza de ser el pueblo de Dios en el reino celestial. Por esto, no solo creemos en Cristo por las cosas que se esperan en la tierra (1 Co 15:19).

    c. Un Señor: Nuestro Señor Jesucristo. No podemos llamar a nadie más Señor, sino solo a Cristo (ver Mt 23:8-10)(1 Co 1:12, 13).

    d. Una fe:  Una colección de verdades medulares que creemos en fe (ver Tit 1:4) que fue entregada una vez para siempre a los santos a través de Jesús, los apóstoles y los profetas (Ef 2:20; Jud 1:3).

    e. Un bautismo: Una forma de bautizarse, se recibe una sola vez (Ro 6:3; Heb 10:26-29).

    f. Un Dios y Padre de todos: A ningún otro servirás. Las falsas alternativas: Mammón (Mt 6:24) y Satanás (Jn 8:44).

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  • 4.

    ¿Cómo es Dios nuestro Padre? a. “sobre todos” b. “por todos” c. “en todos”

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    a. Él es soberano sobre toda creación.

    b. Sus obras se difunden en toda la creación (cf. Ro 8:28).

    c. Él mora en el corazón de los creyentes a través del Espíritu Santo.

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  • 4:7-11

    5.

    La palabra “pero” en el versículo 7 sugiere una transición. ¿Cómo este párrafo contrasta con el anterior?

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    En tanto que del versículo 4 a 6 se enfatiza la unicidad, este párrafo trata de la diversidad dentro del cuerpo de Cristo.

    Una digresión: Es difícil decidir si el versículo 8 es una cita del Antiguo Testamento, dado que ningún pasaje concuerda con exactitud. Existen dos posibilidades. La primera, que el versículo, fuera aquí o en el Antiguo Testamento, ha sido traducido ligeramente diferente, haciendo que la cita más próxima fuera el Sal 68:18. La otra posibilidad es que la cita provenga de alguna otra escritura que no es del Antiguo Testamento (vea Jud 1:14, 15 que es una cita de un libro que no es del Antiguo Testamento, Testamento de Moisés). La explicación en paréntesis de los versículos 9 y 10 son comparables con Jn 3:13.

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  • 6.

    La gracia y los dones son repartidos conforme a la medida del don de Cristo. ¿Qué dones aparecen en el versículo 11? Analice estos oficios en relación a la obra de la iglesia.

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    Apóstol: Griego ‘apostolos’: un delegado; un embajador del evangelio; un comisionado de Cristo (con poderes milagrosos); un mensajero; el que es enviado. Todos los seguidores de Cristo son discípulos, pero no todos son apóstoles. Los 12 fueron llamados apóstoles (Mt 10:2; Ap 21:14). Pablo, Bernabé, Andrónico y Junias fueron considerados apóstoles (1 Co 15:7-9; Hch 14:14; Ro 16:7) indicando que el apostolado no está restringido a los 12. Pareciera que para calificar como apóstol, uno debió ser enviado personalmente por Jesucristo (1 Co 9:1, 2).

    Profeta: Tenían su función en la iglesia primitiva (Hch 11:27, 28, 21:10, 11). Pero debían conformarse con el perfecto estándar de Dios (Dt 18:20-22, 13:1-5). Profecía en hebreo es ‘naba’: hablar (o cantar) por inspiración (en una predicción o un simple discurso). Profeta en griego es ‘prophetes’: alguien que predice; por analogía, alguien que habla por Dios. La profecía es más que predecir el futuro, es hablar la palabra de Dios. Por ello, se alienta a la iglesia a buscar el don de profecía, por encima del don de hablar en lenguas (al predicar) (1 Co 14:1-5).

    Evangelista: Griego ‘euanggelistes’: un predicador del evangelio. Felipe era un evangelista (Hch 21:8). A Timoteo le fue encomendado la tarea de evangelista (2 Ti 4:5). Un apóstol es enviado personalmente por Jesús, y un profeta habla bajo la inspiración de Dios. En contraste, un evangelista predica las buenas nuevas que ha escuchado: que la verdadera fe en Jesús salva. En contraste con el pastor y el maestro, el alcance del evangelista es para aquellos que están fuera de la iglesia.

    Pastor: Hebreo ‘raah’ (verbo): cuidar un rebaño, pastorear. Griego ‘poimen’ (sustantivo): un pastor (literal o figurativamente). Es claro el vínculo con la comisión de Cristo en Jn 21:15-17 de apacentar sus corderos, pastorear sus ovejas y apacentar sus ovejas. El trabajo de un pastor, en contraste con el evangelista, es pastorear a los miembros de la iglesia.

    Maestro: Griego ‘didaskalos’: un instructor (doctor, maestro, profesor). Un maestro es diferente a un profeta o un evangelista en que su responsabilidad es que sus alumnos entiendan lo enseñado. El maestro debe asegurar la comprensión doctrinal (Heb 5:12). Se recuerda al maestro que será juzgado con mayor severidad (Sant 3:1). Entonces, ¿para qué ser maestro? Porque es nuestro deber y responsabilidad en caso de que nos haya sido otorgado el don (Lc 12:42-48).

    Nota: Compare estos dones con los de 1 Co 12:28. Las dos listas se superponen, pero en sí, ninguna es exhaustiva (o sea que abarque todo).

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  • 4:12-16

    7.

    ¿Cuál es el propósito de los diversos dones?

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    Están para equipar a los santos para la obra del ministerio y para la edificación del cuerpo de Cristo (12).

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  • 8.

    ¿Qué significa la palabra “ministerio”? (12) ¿Qué indica sobre nuestra actitud al usar los dones espirituales?

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    ‘Ministerio’ en griego es ‘diakonia’, que significa atender (como siervo). La palabra raíz es ‘diako’, que significa hacer mandados. Esto no degrada el trabajo involucrado que es la gloriosa tarea de salvar almas, pero muestra con claridad la gran diferencia de posición entre el Amo (Dios) y el ministro (el obrero humano). Por tanto, el ministro no debe verse a sí mismo como superior al miembro común, ni enseñorearse sobre ellos (Lc 12:45-47), sino que debe discernir su responsabilidad para con su superior, que es Dios mismo.

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  • 9.

    Según los versículos 13-16, ¿cuáles son las dos metas principales del crecimiento de la iglesia?

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    Sabiduría y estatura espiritual. Estos dos aspectos coinciden con la “verdad” y el “amor” mencionados en los versículos 15-16. Una iglesia madura es aquella en la que los creyentes están llenos del conocimiento de Dios y pueden discernir lo que es justo. Pero el conocimiento espiritual debe ir acompañado con amor (1 Co 8:1). En otras palabras, los creyentes deben desarrollar y manifestar el carácter de Cristo apoyándose y edificándose unos a otros en amor.

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  • 10.

    Según el versículo 16, cada parte del cuerpo debe estar unida con las otras partes al realizar su labor. ¿Cómo esta analogía se aplica a nuestro servicio en la iglesia?

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    Ningún creyente de la iglesia debe estar inactivo, sino que cada uno tiene su parte de trabajo en el cuerpo de Cristo. Al cumplir su rol, no puede funcionar aisladamente. Debe trabajar junto a otros miembros en acuerdo mutuo.

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  • 4:17-32

    11.

    A menudo se ha enfatizado que Jesús se rodeaba de pecadores (ver Mt 9:10, 11, 11:19). Y por esto debe recibirse a los pecadores en la iglesia. Pero algunos llegan al extremo de decir que la iglesia no debe predicar contra el pecado, sino usar enseñanzas ‘positivas’ para guiar a los miembros. Lea Ef 4:17-32 que le ayudará a entender lo que Dios quiere en verdad en su iglesia. Para comenzar, describa la vieja naturaleza, la de un gentil (no creyente).

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    Andan en la vanidad de su mente. Tienen el entendimiento entenebrecido. Ajenos de la vida de Dios por la ignorancia. Por la dureza de sus corazones, se han vuelto insensibles y se han entregado al libertinaje para cometer con avidez toda clase de impureza.

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  • 12.

    ¿Qué se espera de un creyente?

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    Los versículos 20-24 claramente ordenan quitar la vieja naturaleza y revestirse de la nueva. Jesús nos acepta aun estando en la vieja naturaleza, PERO Él requiere que cambiemos luego de que ‘aprendamos a Cristo’. Él dijo a la mujer sorprendida en adulterio: “Vete y no peques más”. (Jn 8:3-11).

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  • 13.

    Anote la diferencia entre la mente de un incrédulo (17-18) con la de un creyente (23).

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    La mente inconversa anda en la vanidad, está oscurecida, es ignorante y ciega. Por el contrario, la mente del nuevo hombre ha sido renovada. Por la iluminación del Espíritu Santo, hemos llegado a conocer la inigualable  grandeza de Cristo y la gloria de nuestra herencia (Ef 1:17-19; Flp 3:7-8). Por eso, nuestros valores, prioridades y perspectivas de vida se deben enfocar en las cosas de arriba en vez de en los deseos de nuestra carne (Ro 12:2, 13:14; Col 3:1-4).

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  • 14.

    Anote las características de la nueva naturaleza. ¿En dónde se halla usted respecto a estas virtudes? Anime a otros al respecto.

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    Hablar la verdad (25).
    Airar, pero sin pecar, porque se le da un tiempo para apaciguar (26-27). 
    Dejar de pecar: el que robaba, no robe más (28).
    Hacer lo que es bueno: el que robaba antes debe encontrar un trabajo honesto para poder ayudar a los demás (28).
    No decir palabra corrompida, sino palabras edificantes (29).
    No contristar al Espíritu Santo (30). El Espíritu Santo vive en el creyente (Jn 14:17) y le enseña la verdad (Jn 14:26). Lo contristamos cuando nos rehusamos a obedecer sus enseñanzas y preferimos andar según nuestra propia voluntad. Lea también Sal 78:40, 41.
    Quitarse de toda amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia y toda malicia (31). 
    Ser bondadoso, misericordioso y perdonarnos unos a otros (32).

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