Contexto

Habiendo establecido el entendimiento de que los cristianos son un pueblo especial (santos) y que forman el cuerpo de Cristo como la iglesia, Pablo explica en esta sección acerca de la gracia de Dios en la muerte de Cristo y la necesidad de la fe sola para asirse de esta salvación. El sacrificio expiatorio de Cristo, no solo nos da una nueva vida, también trae reconciliación entre judíos y gentiles.

Versículo clave

(2:8, 2:16)

¿Sabía usted que...?

  1. Incircuncisión / Circuncisión (2:11): La circuncisión era la señal del pacto de Dios con Abraham y sus descendientes (Gn 17:10-14). En consecuencia, los gentiles eran conocidos como “los incircuncisos”.
  2. Apóstoles y profetas (2:20): Aquí los profetas se refieren a los profetas del Nuevo Testamento (cf. 3:5; 4:11).
  3. Principal piedra del ángulo (2:20; cf. Job 38:6; Is 28:6): “La piedra en la esquina de dos muros que los une; específicamente la piedra edificada en una esquina de la base de un edificio, como el punto nominal para comenzar a construir”. [ref]

Esquema

  • Salvación
  • Nuestra condición previa
  • La salvación brota del amor y la misericordia de Dios
  • Salvación por gracia, por fe y no por obras
  • Reconciliación
  • La condición previa de los gentiles
  • Reconciliación de judíos y gentiles por Cristo Jesús
  • La familia única de Dios

Análisis del segmento

  • 2:1-3

    1.

    ¿Por qué Pablo enfatiza que estuvimos una vez muertos? (vea los versículos 1 y 5)

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    Para ayudarnos a entender que Dios nos salvó por gracia (versículo 5), dado que una persona muerta no puede ayudarse a sí misma.

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  • 2.

    Describa la muerte en la que estuvimos antes.

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    Por las transgresiones y los pecados en los que anduvimos antes. Siguiendo al diablo (príncipe de la potestad del aire) (2). Viviendo en las pasiones de nuestra carne (3). Siguiendo los deseos de la carne y de los pensamientos (3). Hijos de ira (3).

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  • 3.

    ¿Por qué se describe al diablo como “el príncipe de la potestad del aire” (2)?

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    Aquí se usa aire en el sentido de ambiente natural circundante (alrededores). Aquí se describe al diablo como envolviendo y controlando el mundo completamente.

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  • 4.

    Aunque las pasiones de la carne se han mencionado en otras escrituras (Gl 5:16,17; Ro 7:18), aquí en el versículo 3, Pablo elabora que este consiste en dos partes: los deseos de la carne (cuerpo) y los de la mente. Mientras que Juan categoriza al mundo en tres partes: los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida (1 Jn 2:16). Analice cómo estas categorías se complementan una a la otra. También discute sobre ejemplos específicos de los deseos de la carne y los deseos de la mente.

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    Pareciera que la concupiscencia de la carne y la concupiscencia de los ojos elaboran los deseos de la carne. También los términos ‘vanagloria de la vida’ y ‘deseos de la mente’ nos ayudan a entender el orgullo intelectual y la exaltación a uno mismo.

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  • 2:4-7

    5.

    ¿Qué transformación espiritual acontece en un creyente luego de su conversión?

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    Es vivificado juntamente con Cristo, resucitado juntamente con Él, y sentado en los lugares celestiales con Cristo Jesús (4-6).

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  • 2:8-10

    6.

    ¿Cuál es la naturaleza de la salvación de Dios que Pablo resalta aquí?

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    Nuestra salvación es por gracia, lo que implica que es un don gratuito de Dios. Esta salvación se recibe por fe en Jesucristo y su obra expiatoria. No se basa en nuestros propios méritos.

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  • 7.

    Los versículos 8 y 9 con frecuencia se malinterpretan en el sentido de que confesar a Jesucristo es todo lo que se necesita para la salvación. Por lo tanto, argumentan que no es necesario guardar todos los demás mandamientos, incluyendo el de ser bautizado o de recibir el lavado de pies. ¿Cómo explicaría estos versículos sabiendo plenamente las implicaciones de otros versículos como los de Hch 2:38 y Sant 2:10?

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    Debido a que este es un tema muy importante, por favor lea el artículo completo en el apéndice. Algunos puntos claves son:

    Mientras la gracia es la salvación brindada por parte de Dios, la fe es la aceptación de la salvación de Dios por nuestra parte. 

    “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Heb 11:1). En esta definición escritural, la fe, siendo una ‘certeza’ y una ‘convicción’, se podría ver como algo abstracto, una cosa de la mente. Santiago vio la posible interpretación errónea que podría surgir de tal definición y enfatizó la necesidad absoluta de la proyección de la entidad abstracta en acción (lo que él llamó obras). Él rechazó el concepto de la fe como algo simplemente de la mente o del corazón, independiente de las acciones que proceden de dicha certeza y convicción. “Así también la fe, si no tiene obras, está completamente muerta” (Sant 2:17).

    Un simple ejemplo de la fe en su verdadero sentido: Imagínese que usted queda atrapado en un edificio en llamas. En medio del humo y caos, ve a un bombero abriéndose paso entre las llamas. ¡Salvación! Tiene fe en él, en su habilidad para salvarle de quemarse. Él le hace señas y le llama. Usted se dirige hacia él. “Agáchese y gatee para que el humo no lo asfixie”. De rodillas avanza gateando. “Suba las gradas”. Y usted sube las gradas. “Gire a la izquierda, luego a la derecha”. Usted gira primero a la izquierda y luego a la derecha. “Ahora, ¡salte!” ¿Salte? “¡Que salte le digo!” Y usted salta. Así fue rescatado y está a salvo.

    Esta ilustración subraya la íntima relación entre la obediencia y la fe, la acción y la fe. ¿Sería posible salvarse del incendio si tuviera fe en el bombero pero no siguiera sus órdenes? ¿Se puede separar la fe de las obras? “¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras?” (Sant 2:22). La fe que es verdadera y que salva es la fe con obras, no cualquier clase de obras, sino obras que tienen su fuente en la convicción de que Cristo es el Salvador.

    La doctrina que profesa que la salvación acontece en el momento de confesar a Jesucristo enfrenta una seria contrariedad a la luz de Marcos 16:16 y Mateo 24:13. En Marcos se ordena al creyente el bautizarse para la salvación. Si la salvación acontece en el momento de la confesión, ¿por qué existe este versículo? En Mateo profundiza aún más. Propugna por una vida de fe, no solo un instante de emoción en que sintió fe. La salvación es para el que es fiel hasta el fin.

    La salvación es un camino. “Pero angosta es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mt 7:14). La salvación comienza (no termina) con la fe en Jesús como Salvador. Lo siguiente es: “Hermanos, ¿qué haremos?” (Hch. 2:37), y Pedro respondió: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hch. 2:38). Este siguiente paso es la reconciliación con Dios a través de la remoción de la barrera del pecado por la sangre de Cristo en el agua del bautismo (ver Hch 22:16)(1 Pe 3:21). Al llegar el tiempo, seremos sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es la garantía de nuestra herencia (Ef 1:13, 14). Ahora nuestros pies están plantados con firmeza en el camino de la salvación. Pero este camino se prolonga durante toda la vida hasta que muramos, y se espera que vivamos por el Espíritu para ser salvos, “porque si vivís conforme a la carne, moriréis; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” (Ro 8:13). Este es un proceso de renovación y crecimiento en el Señor, no es la acumulación de ‘obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho’ (ver Tit 3:5), sino vivir por fe, a través del Espíritu.

    Tito 3:5 es un importante pasaje paralelo de Ef 2:9. “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”. Comparado con Ef 2:8, 9 tenemos:

    1.   Obras de justicia que hubiéramos hecho – obras;
    2.   Su misericordia – gracia;
    3.   Lavamiento de regeneración y renovación en el Espíritu Santo – fe.

    Si notamos que las obras mencionadas en Santiago 2 son diferentes de las obras en Ef 2:9, estamos libres de confusión. La diferencia en las dos clases de obras está en la fuente de cada una. Las obras en Santiago se originan en la fe. Es intrínseco a la fe y sin estas no hay fe. Las obras en Efesios se originan en el esfuerzo moral humano, hechos que hacemos en justicia. Es ajeno a la fe en Jesús, típico del esfuerzo moral del humanismo, la caridad y otras religiones. Pablo enfatiza que esta clase de obras no pueden salvar, debido a que no tienen fe en Jesús. Es entonces fácil de entender por qué el bautismo o la adherencia a otros mandamientos de Dios son necesarios para la salvación. Éstas NO son obras hechas por nosotros en justicia, sino que son obras de fe.

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  • 8.

    Compare y contraste las dos clases de “obras” en los versículos 9 y 10.

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    El versículo 9 habla del esfuerzo humano para hallar justificación en las buenas obras aparte de la gracia de Dios. Esta clase de obras no nos puede salvar. Por otro lado, el versículo 10 habla de las buenas obras luego de la conversión, y estas buenas obras son el resultado de ser “hechura de Dios”. Significa que esta clase de obras es posible gracias a la regeneración y la renovación espiritual en Jesucristo. Somos las obras de las manos de Dios. Por lo tanto, debemos dar a Dios la gloria por las buenas obras que hacemos como cristianos.

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  • 9.

    Según el versículo 10, ¿cuál es el propósito del llamado de Dios?

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    Dios nos ha elegido para que estando en Cristo seamos transformados y andemos en nueva vida realizando buenas obras.

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  • 10.

    A la luz de la discusión sobre los versículos 8 y 9, ahora quedaría claro que las buenas obras en las que nos ha sido ordenado andar son las obras de fe. Comenzando con su grupo de estudio bíblico, discuta sobre las clases de buenas obras que deben prevalecer en la iglesia y si han efectivamente descartado la vieja manera y han andado en la nueva.

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    Estas son algunas de las buenas obras mencionadas en Efesios:

    1. Abstenerse del mal – ver Ef 5:3-7 en contraste con 1 Co 5:1, 2.
    2. Servir al Señor – ver Ef 4:1, 2, 11 y compare con Lc 9:59-62.
    3. Andar en amor – ver Ef 5:2 y compare con Ap 2:2-5.
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  • 2:11-12

    11.

    Éfeso era una ciudad en Asia cuya mayoría de sus habitantes no eran judíos sino gentiles. Este pasaje explica cómo Dios reconcilia a los gentiles consigo mismo. ¿Por qué en el pasado los gentiles sin Cristo son descritos como ‘sin esperanza y sin Dios en el mundo’ (12)?

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    Porque no participan en los pactos de la promesa que Dios hizo con Abraham. Este pacto, cuya señal es la circuncisión, permanece para los descendientes de Abraham a través de Isaac, Jacob (Israel) y finalmente la nación de Israel.

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  • 2:13-18

    12.

    ¿Qué ha hecho que los gentiles se acerquen a Dios?

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    La sangre de Cristo (13) y el cuerpo quebrantado de Cristo (14-16). Este hecho se relaciona muy bien con la doctrina de la Santa Comunión, que nos dice que “nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo, pues todos participamos de aquel mismo pan” (1 Co 10:16, 17).

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  • 13.

    Con referencia a los versículos 14 y 15, ¿cuál es el muro de división que separó por siglos a los gentiles de los judíos?

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    El muro de división de hostilidad es la ley de los mandamientos y las ordenanzas.

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  • 14.

    ¿Por qué es tan importante que los judíos y los gentiles sean reconciliados?

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    Porque Dios no quiere dos caminos separados para sí mismo. Desde el comienzo, su camino de salvación es uno y el pueblo que eligió es uno (ver Ef 4:3-6). Mientras las promesas y los pactos con los judíos no pueden ser revocados, Dios halla una forma unificada de salvar a ambos, y esto es lo que realizó a través de la sangre de Cristo y la muerte de su carne.

    El cuerpo quebrantado del Señor también reconcilió a todos los hombres con Dios, incluyendo judíos y gentiles. Técnicamente hablando, este hecho como se declara en los versículos 16 y 18, ha de ser visto como diferente del derrumbe del muro de separación (reconciliando así a judíos y gentiles) registrado en el versículo 14. Vea el rasgado simbólico del velo que separaba al hombre de Dios (Ex 26:33) en la muerte de Cristo (Mt 27:51). Lea también Col 1:20-22.

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  • 2:19-22

    15.

    Describa la familia de Dios.

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    Edificada sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas. Jesucristo mismo es la principal piedra del ángulo. En Jesús, toda la estructura está unida. Crece y se convierte en un templo santo para el Señor. También en Jesús somos edificados en el templo (ver 1 Pe 2:5) para morada de Dios en el Espíritu.

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  • 16.

    ¿Qué enseñanzas prácticas aprendemos de cada uno de los siguientes términos? A. Familia de Dios b. Fundamento de los apóstoles y profetas c. Jesucristo, la principal piedra del ángulo d. Convertirse en un templo santo e. Morada de Dios en el Espíritu

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    a. Como miembros de la familia de Dios, los creyentes son hijos de Dios y hermanos de la misma familia espiritual. No debe haber división por motivos de raza, género, riqueza, estatus social o intereses personales (Gl 3:26-28). Dado que todos somos parte de esta familia, todos tenemos una función a realizar en la obra de la iglesia. Ningún creyente es un huésped esperando a ser servido, sino todos debemos servirnos unos a otros.

    b. La iglesia se debe alinear con las enseñanzas de los apóstoles y profetas, quienes recibieron la revelación de Dios (Ef 3:5; cf. Hch 2:42). Dado que la iglesia está fundada en la verdad (1 Ti 3:15), debe predicar el mismo evangelio que predicaron los apóstoles (Gl 1:8-9). Toda congregación que se desvíe de la doctrina apostólica no puede ser iglesia de Dios.

    c. Nuestro Señor Jesucristo es el centro de nuestra fe (1 Co 3:10-11). Nuestra fe no debe edificarse sobre hombres, sino sobre Cristo, la roca sólida. La gente erra y puede desviarse, pero el Señor es confiable. Además, es el Señor Jesucristo lo que nos une como un solo cuerpo, y no nuestros intereses comunes u otros factores. La única forma de alcanzar la unidad pese a nuestra diversidad es que todos los creyentes sean unidos al Señor y compartan la misma fe en Jesucristo.

    d. Del versículo 21, vemos que la iglesia es un proyecto en construcción continua. Estamos vinculados por la mano de Dios hasta que todo el edificio se convierta en un templo santo. Por esto, la iglesia debe trabajar hacia la madurez espiritual y la unidad en la fe (Ef 3:13-15). Nuestro objetivo final es convertirnos en un templo espiritual dedicado a Dios para su uso, para que nuestra asamblea se convierta en una santa convocatoria, en la que se ofrecen oraciones y acciones de gracias a Dios en forma continua, y los creyentes se ofrecen como sacrificio vivo (o sea, que obedecen la voluntad de Dios). Entonces el nombre de Dios será exaltado por este templo.

    e. La iglesia de Dios tiene la presencia del Espíritu Santo. Esto significa que los creyentes reciben el Espíritu Santo de la promesa, al igual que los apóstoles en el Día de Pentecostés. También, como morada del Espíritu Santo, debemos vivir en santidad (1 Co 6:19-20) y someternos a la guía del Espíritu Santo en todas las áreas del ministerio de la iglesia (cf. Hch 13:1-3; Ef 4:3).

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