Contexto

Geográficamente, este pasaje comienza en algún lugar del desierto de Judea (Jn 1:28). A medida que se desarrolla la historia, Jesús se dirige hacia Galilea (Jn 1:43). En este pasaje, Jesús se revela a sus primeros discípulos cuando los llama al discipulado. A través del testimonio de Juan y, principalmente, de las revelaciones de Jesús, los discípulos ven a Jesús por quién es, y Jesús promete que verán cosas aún más grandes.

Versículo clave

(1:49, 1:51)

¿Sabía usted que...?

1.La hora décima (1:39): 4 P.M. Dado que pronto oscurecería, la gente se abstenía de realizar actividades importantes al aire libre pasada esa hora y comenzaba a buscar alojamiento si era necesario. [ref]

2. Mesías (1:41): transliteración de la palabra aramea que significa “el ungido”.

3. Cristo (1:41): el equivalente griego de “Mesías”.

4. Betsaida (1:44): significa “lugar de pesca”. Es probable que se identifique con et-Tell, ubicado al este del Jordán, aproximadamente 2.5 kilómetros antes de ingresar a la costa norte del Mar de Galilea. [ref]

5. Nazaret (1:46): una ciudad que se ubica a unos 24 kilómetros al oeste del Mar de Galilea.

Esquema

  • Los discípulos de Juan siguieron y permanecieron con Jesús
  • Andrés llevó a Pedro ante Jesús
  • Jesús llamó a Felipe
  • Natanael conoció a Jesús

Análisis general

  • 1a.

    Identifique en este pasaje las diferentes formas en que los primeros discípulos de Jesús se convirtieron en sus seguidores.

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    1)  Juan dio testimonio de Jesús.

    2) Andrés trajo a su hermano Simón a Jesús.

    3) Jesús encontró a Felipe y le dijo que lo siguiera.

    4) Felipe le contó a Natanael sobre Jesús, y Natanael experimentó la visión milagrosa de Jesús.

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  • 1b.

    ¿Qué puede aprender de estos ejemplos sobre dar testimonio y la conversión?

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  • 2.

    ¿Qué títulos se le dieron a Jesús en este pasaje? ¿Qué nos dicen sobre la identidad de Jesús?

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    1) El Cordero de Dios (1:36): Jesús fue designado por Dios para cargar con el pecado del mundo (cf. Jn 1:29).

    2) Rabí (1:38, 49): Jesús era conocido en general como un maestro de la verdad de Dios (cf. Lc 20:21). Esta también era la manera en la que un discípulo se refería a su maestro, así como un apelativo respetuoso (cf. Jn 3:2, 26, 4:31, 6:25, 9:2, 11:8).

    3) Mesías o Cristo (1:41): Jesús era el Rey que el pueblo esperaba. El gobernante universal que traería salvación a su pueblo (cf. Sal 2:6–9, 110:1; Is 9:6, 7; Mt 22:42–45).

    4) Hijo de Dios (1:49): Jesús es la imagen del Dios invisible. La persona a quien Dios señaló como heredero de todas las cosas (Col 1:15; Heb 1:2, 3).

    5) Rey de Israel (1:49): como el Mesías, Jesús es el gobernante de la línea de David según lo profetizado en las Escrituras (Jn 18:37). Él gobierna sobre los creyentes con justicia y paz y los pastorea con amor (Ez 34:23, 24; Jn 10:11; Col 3:15, 1 P 5:4).

    6) Hijo del hombre (1:51): Jesús es el Redentor y el juez que bajó del cielo y ascendió allí de nuevo (Jn 3:13, 14, 5:27, 6:27, 53, 62, 8:28, 12:23, 34; Mc 13:26; Is 52:13).

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  • 3.

    ¿Qué podemos aprender del tema de la “identidad” en este pasaje?

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    Siguiendo el tema de “conocer” / “identificar” de Juan 1:1–34, este pasaje revela a Jesús como el Cordero de Dios, Cristo, Hijo de Dios, Rey de Israel e Hijo del hombre. Es importante el enfoque en la identidad de Jesús, pues esto prepara al lector para que desarrolle fe en la salvación de Jesús. Pero Jesús no es el único que se identifica en este pasaje. Jesús también identifica a Simón Pedro y a Natanael. De toda esta identificación, aprendemos la importancia de nuestra identidad en Cristo, así como nuestra identificación de Jesús. Piense en esto: si Jesús se fijara en usted hoy, ¿cómo cree que lo identificaría? ¿Cómo identificaría usted a Jesús? ¿Consideraría a Jesús como un maestro o como un amigo? Usted podría aprender mucho sobre su relación con Jesucristo reflexionando sobre cómo identifica a Jesús y viceversa.

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Análisis del segmento

  • 1:35–39

    1.

    ¿Qué le hizo seguir a Jesús? ¿Qué hizo que los dos discípulos de Juan siguieran a Jesús? ¿Por qué esta razón es también importante para nosotros?

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    Los dos discípulos de Juan siguieron a Jesús porque Juan proclamó que Jesús era el Cordero de Dios (1:35–37). De la misma manera, hoy hemos elegido seguir al Señor Jesús porque Él es nuestro único Salvador y Redentor que puede librarnos del pecado y del juicio final. La única manera de impedir que nada ni nadie nos haga abandonar nuestro compromiso de seguir a Jesús es si lo seguimos por las razones correctas y nos mantenemos en su camino.

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  • 2a.

    Jesús, conociendo el corazón de los dos discípulos, les preguntó: “¿Qué buscáis?”. Si Jesús le preguntara lo mismo a usted, ¿qué respondería?

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  • 2b.

    Los dos discípulos quisieron saber dónde vivía Jesús. En su opinión, ¿por qué hicieron esta pregunta? ¿Cómo podemos tener el mismo deseo hoy?

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    Con esta pregunta, los discípulos mostraron su deseo de conocer más al Señor. Era una forma respetuosa de pedir pasar más tiempo con el Señor para conocerlo mejor. Si la hora décima equivale a las 4 p.m., esto significa que los discípulos querían quedarse con el Señor a partir de esa misma tarde. Al quedarse con el Señor, ellos expresaron su deseo de ser sus discípulos hasta el final, profundizar su conocimiento del Señor estando con Él continuamente y finalmente ser uno con Él. De lo que dijo Andrés sobre Jesús en el versículo 41, que Jesús era el Mesías, podemos inferir que estos dos discípulos habían adquirido cierto conocimiento importante sobre el Señor luego de haberse quedado con Él.

    La mejor manera de conocer el corazón de una persona es vivir con ella, pasar tiempo con ella, hablar con ella e interactuar con ella. Esto también se aplica a nuestra relación con el Señor. En vez de buscar los placeres y gratificaciones que este mundo ofrece y hacer de eso nuestra meta de la vida, hemos de tener un constante deseo de estar con el Señor. Si dedicamos tiempo para aprender su palabra, meditar en su ejemplo, obedecer su voluntad y buscar la guía de su Espíritu, podremos crecer diariamente en nuestro conocimiento de Él. Esto es lo que la Biblia nos quiere comunicar cuando nos enseña a permanecer en el Señor.

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  • 2c.

    En nuestro discipulado, ¿por qué es vital establecer la meta correcta?

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    El Señor Jesús les hizo una pregunta importante a los dos discípulos: “¿Qué buscáis?”. Esta pregunta sirve como un recordatorio para nosotros en nuestro caminar con el Señor. A menudo es muy fácil olvidar cuáles son nuestras prioridades. Al igual que la multitud que parecía seguir al Señor pero que en realidad lo hacía por la comida que perece (Jn 6:26, 27), nosotros también podríamos seguir al Señor por las razones equivocadas, como las riquezas materiales o una vida libre de problemas. La consecuencia de tener motivos incorrectos es que podríamos abandonar al Señor si es que no recibimos lo que esperamos o queremos, tal como sucedió con muchos de los discípulos de Jesús (Jn 6:66). Pero si desde el principio tenemos en claro que nuestro deseo es permanecer con el Señor y recibir de Él palabras de vida eterna (cf. Jn 6:68–69), seguiremos estando con el Señor independientemente de los cambios en las circunstancias que enfrentemos.

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  • 3.

    Jesús respondió la pregunta de los discípulos diciendo: “Venid y ved”. ¿Por qué es esto significativo?

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    1) La frase “venid y ved” implica que Jesús aceptó y reconoció el deseo de los discípulos. El Señor conoce nuestros corazones y nos ayudará a conocerlo y experimentarlo si lo buscamos de corazón.

    2) La respuesta de Jesús también expresa, de manera profética, que los discípulos verían algo que no podrían comprender (Jn 1:51). Jesús dijo una vez a sus discípulos: “Bienaventurados vuestros ojos, porque ven…” (Mt 13:16). Al aceptar la invitación del Señor, podremos ver, por medio de la fe, la gloria del Señor.

    3) La habilidad de ver es por gracia y revelación divina. Pero nosotros también hemos de estar dispuestos a venir y buscar conocer al Señor. Esto es como los dos requisitos que se necesitan para llenar una jarra. Primero, la jarra debe estar vacía. Esto representa nuestro deseo de buscar (ser lleno por el) al Señor. Segundo, alguien debe llenar la jarra. Esto representa la gracia de Dios y su revelación divina. Necesitamos los dos requisitos. De la misma manera, “venid” es el mandato que Jesús nos da para que estemos con Él; “ved” representa la gracia y la revelación de Dios.

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  • 1:40–42

    4.

    Andrés encontró a su hermano Simón y le contó sobre Jesús. ¿Qué podemos aprender de Andrés acerca de dar testimonio?

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    Tan pronto como Andrés se dio cuenta de que había encontrado al Mesías, fue y compartió esta gran noticia con su hermano. El mejor regalo que podemos dar a nuestros seres queridos son las buenas nuevas acerca del Señor Jesús. Al igual que Andrés, nosotros también deberíamos estar ansiosos por compartir esta buena nueva con nuestra familia.

    Andrés simplemente trajo a su hermano a Jesús. Con frecuencia, pensamos en estrategias complejas sobre cómo traer a otros a Cristo, cuando en realidad todo lo que necesitamos hacer es contarles lo que hemos encontrado y traerlos a la iglesia para escuchar la palabra del Señor y presenciar las obras del Espíritu Santo. Sólo tenemos que hacer nuestra parte y dejar que el Señor toque los corazones de las personas que le traemos.

    El hecho de que Andrés había sido discípulo de Juan el Bautista quiere decir que siempre había sido serio con respecto a los asuntos de Dios. Es por eso que estaba tan ansioso por contarle a su hermano sobre su encuentro con el Mesías. Esto nos enseña que la efectividad de nuestro testimonio a menudo refleja nuestra conducta diaria. Las acciones tienden a hablar más fuerte que las palabras. Por lo tanto, son nuestras vidas, no sólo nuestras palabras, las que verdaderamente hablan a los miembros de nuestra familia (cf. 1 P 3:1, 2). La gente confiará en lo que le decimos sólo si demostramos ser confiables.

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  • 5.

    Jesús miró a Simón y le dijo que se llamaría Cefas. ¿Qué significa este acto de dar un nombre nuevo?

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    Cuando Jesús miró a Simón, no se estaba fijando simplemente en su apariencia, sino que vio el corazón de Simón así como su futuro. Por lo tanto, el nombre nuevo que le dio, que significa “piedra”, es de naturaleza profética. También significaba que Jesús lo había aceptado como discípulo y le prometía transformarlo en un utensilio útil para Dios. Así como Jesús había prometido en Mateo 4:19 que haría de Simón y Andrés pescadores de hombres, aquí Él también prometió que Simón se convertiría en Pedro. Este nombre nuevo indica que el Señor lo establecería como un siervo fiel para la gloria de Dios (cf. Lc 22:31, 32; Jn 21:18, 19). El Señor también llamó el nombre de Pedro cuando prometió que edificaría su iglesia sobre la roca (Mt 16:17–19). En resumen, el nombre nuevo que le dio Jesús a Pedro aquí en Juan 1 revela su poder y conocimiento divinos.

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  • 1:43–44

    6.

    Jesús encontró a Felipe por sí mismo y lo llamó para que lo siguiera. ¿Alguna vez tuvo la experiencia de ser encontrado o llamado por el Señor? Anote o comparta brevemente su experiencia.

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  • 1:45–51

    7.

    ¿Cómo reaccionó Natanael inicialmente cuando Felipe le habló de Jesús? ¿Qué tendencia humana refleja esto?

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    El hombre se fija en las apariencias (1 S 16:7), y así es como generalmente juzgamos a los demás (cf. Stg 2:1–4). La gente también aplica estos estereotipos a las cuestiones de fe (ej. “¿Cómo puede una iglesia tan pequeña que viene de China ser la verdadera iglesia?”). Dios escogió lo necio del mundo para avergonzar a los sabios y lo débil del mundo para avergonzar a lo fuerte (1 Co 1:27). Si no medimos las cosas según sus valores reales o si no nos humillamos para ver las cosas desde la perspectiva de Dios, nuestro prejuicio puede impedirnos ver lo que es verdaderamente importante.

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  • 8.

    Compare la manera en que Natanael evaluó a Jesús y la manera en que Jesús evaluó a Natanael.

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    Natanael juzgó a Jesús por lo externo, basándose en el lugar de donde provenía Jesús. Pero Jesús se fijó en el corazón de Natanael y lo elogió diciendo que era “un verdadero israelita en quien no hay engaño”.

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  • 9.

    ¿Qué podemos aprender por lo que Jesús considera un “verdadero israelita”?

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    Debemos ser pueblo de Dios desde el corazón (cf. Ro 2:28, 29, 9:6). Si bien otros nos medirán con criterios externos, el Señor sopesa cuidadosamente el corazón de cada persona y hace una marca en aquellos que verdaderamente le pertenecen (cf. 2 Ti 2:19). Nuestra devoción interna no pasará por desapercibida por Dios.

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  • 10.

    ¿Qué dijo Jesús que provocó un cambio tan drástico en la opinión de Natanael sobre Jesús?

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    Para el asombro de Natanael, Jesús reveló lo que estaba en su corazón y lo elogió por ello. Cuando Natanael le preguntó a Jesús de dónde lo conocía, Jesús reveló además su omnisciencia, diciendo que lo había visto debajo de la higuera aun antes de que Felipe lo llamara. Estar debajo de la higuera podría ser una alusión a la esperanza de paz y seguridad bajo el gobierno mesiánico (cf. Miq 4:4; Zac 3:10). Teniendo en cuenta la aclamación final de Natanael, es posible que estuviera debajo de la higuera meditando sobre la venida del Mesías.

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  • 11.

    Jesús le prometió a Natanael que vería cosas aún más grandes. Explique la solemne declaración de Jesús en el versículo 51.

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    Aquí, Jesús usa la segunda persona del plural, dirigiéndose a todos sus discípulos. La apertura de los cielos en la Biblia connota la revelación personal de Dios o el otorgamiento del favor divino (cf. Dt 28:12; Sal 78:23–25; Is 64:1; Ez 1:1; Mal 3:10; Hch 7:56, 10:11; Ap 4:1, 19:11). Jesús es el Hijo del hombre que bajó del cielo y permanece en el cielo (Jn 3:13). Nada se interpone entre Él y el cielo. De hecho, Él mismo es el camino al cielo (Jn 14:6; Heb 10:19–22). Los ángeles ascienden y descienden sobre el Hijo del hombre para llevar a cabo su voluntad. En un lenguaje que nos recuerda al sueño que tuvo Jacob sobre la escalera celestial (Gn 28:12), las palabras del Señor nos enseñan que Jesús trajo la presencia de Dios a la tierra. Todo aquel que cree en Él contemplará la gloria de Dios y hallará el camino al cielo.

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