Contexto

Tras la muerte de Jesús, José de Arimatea y Nicodemo pidieron su cuerpo y le dieron una majestuosa sepultura. Sin embargo, con la muerte de Jesús no termina el mensaje del evangelio. Lo que ocurriría tres días después de su muerte—su resurrección y ascensión— es lo que les daría una esperanza viva a todos sus seguidores. Si Jesús no hubiera resucitado, entonces las profecías de las Escrituras y las proclamaciones de Jesús hubieran sido en vano, y Jesús sólo habría sido un maestro carismático y poderoso. Pero al ser Jesús el Señor de la vida, no está confinado por la muerte. Él tomó su vida así como la entregó voluntariamente. En esta lección, leeremos los relatos que rodearon la aparición de Jesús a sus discípulos luego de haber resucitado. A través de su aparición, todos los discípulos creyeron que Jesús ciertamente era el Señor y Salvador.

Versículo clave

(20:17)

¿Sabía usted que...?

1. “Quitada la piedra del sepulcro” (20:1): la entrada de la tumba “a menudo se cerraba con una piedra circular que se la paraba sobre un costado y se la rodaba a la entrada de la tumba para sellarla” [ref]

2. “Raboni” (20:16): “mi Señor” en arameo.

Esquema

  • Visitas al sepulcro vacío
  • María encontró el sepulcro vacío y se lo comunicó a Pedro y otro discípulo
    (1–2)
  • Pedro y el otro discípulo corren al sepulcro y lo comprueban por sí mismos
    (3–10)
  • La aparición de Jesús a María
  • María vio y habló con dos ángeles
    (11–13)
  • Jesús se le apareció a María y le habló
    (14–18)
  • La aparición de Jesús a los discípulos
  • La aparición de Jesús a Tomás
  • Epílogo: el propósito de las señales registradas

Análisis general

  • 1.

    Observe y anote las acciones de María. ¿Qué le dicen de ella?

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    María fue al sepulcro temprano por la mañana (1), corrió y fue a Pedro y al otro discípulo (2), lloró fuera del sepulcro (11), se inclinó y miró dentro del sepulcro (11), se volteó hacia atrás (16), se aferró al Señor (17). Muchas de estas acciones expresan el profundo amor de María por el Señor Jesús.

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  • 2.

    ¿Por qué la resurrección de Jesús es tan importante?

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    La resurrección de Jesús valida su propia predicción (Mt 17:23, 28:6; Mc 8:31, 9:31, 10:34; Lc 18:33, 24:6–7; Jn 2:19, 22). Es la evidencia segura de que Él es el Señor y el Cristo predicho por las Escrituras y que tiene poder sobre la muerte (Hch 2:32–36; Jn 10:17–18; Ro 6:9; cf. Jn 11:25, 26). Mediante su resurrección podemos estar seguros de que su muerte realmente pagó por nuestros pecados y que realmente podemos ser justificados a través de Él (Hch 10:42, 43, 13:33–39; Ro 4:24, 25). Debido a que Dios levantó a Jesús de entre los muertos, tenemos la firme esperanza de que algún día nosotros también seremos resucitados a la vida eterna (1 Co 6:14, 15:1–58, 1 Ts 4:14–16).

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  • 3a.

    Observe el papel crucial de las siguientes dos palabras en el pasaje: “Ver”

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    Al comienzo de la narrativa, María, Simón Pedro y el discípulo a quien Jesús amaba vieron el sepulcro vacío (1, 5, 6). De estos tres, sólo el discípulo a quien Jesús amaba creyó luego de ver (8). Después, María también vio a dos ángeles sentados en donde había estado el cuerpo de Jesús (12). Cuando Jesús se le apareció a María, María vio a Jesús pero no lo reconoció (14). Jesús le dijo que le llevara un mensaje a los discípulos, así que María fue y les dijo a los discípulos que había visto al Señor (18).

    Esa tarde, Jesús vino, se paró en medio de los discípulos y les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se alegraron cuando vieron al Señor (20). Tomás, que estaba ausente, se negó a creer cuando los otros discípulos le dijeron que habían visto al Señor (25) e insistió en no creer a menos que viera la marca de los clavos en las manos de Jesús y pusiera sus dedos en el lugar de los clavos y en el costado de Jesús (25). Ocho días después, Jesús se les apareció a los discípulos y le dijo a Tomás que mirara sus manos y tocara las marcas (27). Cuando Tomás confesó que el que estaba delante suyo realmente era el Señor, Jesús le enseñó una importante lección acerca de ver y creer (29).

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  • 3b.

    “Creer”

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    En la primera parte de la historia, antes de que Jesús se le apareciera a María y a los discípulos, la fe del discípulo a quien Jesús amaba era bastante notable (8) y funcionó como el clímax de esta parte de la narración. El tema de creer se vuelve aún más prominente en la historia de Tomás. El Señor Jesús habló directamente de la incredulidad de Tomás y luego prometió su bendición a los que creen sin ver (24–29).

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  • 4.

    ¿En qué versículos registra la Biblia el saludo de Jesús: “Paz a vosotros”? ¿Por qué es importante esta forma de saludo en el contexto de esta historia?

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    En las dos apariciones a los discípulos, lo primero que el Señor dijo fue: “Paz a vosotros” (19, 26; en griego, estos dos saludos son idénticos). Cuando el Señor estaba por dar su comisión a los discípulos, dijo de nuevo: “Paz a vosotros” (21).

    Los discípulos habían cerrado las puertas por temor a los judíos, pero el Señor Jesús les trajo la paz interior que tanto necesitaban. Sus palabras, sin mencionar su presencia entre ellos, debieron haber sido un gran consuelo para los discípulos. Como el Señor había prometido antes de su partida, no dejaría huérfanos a los discípulos, sino que vendría a ellos (Jn 14:18). También les daría su paz, a pesar de las tribulaciones que sufrirían en el mundo (Jn 14:27, 16:33). La aparición de Jesús fue una evidencia concreta de que la fe de los discípulos no había sido en vano y que los discípulos podían confiar en la promesa de que tendrían paz en el Señor.

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Análisis del segmento

  • 20:1–10

    1.

    Identifique lo que María, el otro discípulo y Pedro vieron progresivamente.

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    María vio que la piedra había sido quitada del sepulcro (1). El otro discípulo, aquel a quien Jesús amaba, no entró en el sepulcro al principio, sino que se inclinó y miró adentro. Desde donde estaba parado, vio los lienzos (4, 5). Simón Pedro entró en el sepulcro y vio los lienzos puestos allí y el sudario que había estado en la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte (6, 7).

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  • 2.

    ¿Qué significa lo que vio Pedro?

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    Pedro vio los lienzos que habían envuelto el cuerpo de Jesús y el sudario que había estado sobre su cabeza. Claramente, el cuerpo de Jesús no estaba allí no porque alguien se lo había llevado, como lo supuso María. Cualquiera que hubiera querido llevarse un cadáver, no se habría tomado el tiempo de quitar primero el sudario y los lienzos que habían sido puestos en el cuerpo con una gran cantidad de especias. Lo que vio Pedro fue una prueba de que Jesús había resucitado.

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  • 3a.

    ¿Qué creyó el otro discípulo?

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    A primera vista, pareciera que la forma más directa de leer el versículo 8 es que el otro discípulo creyó lo que dijo María, que alguien se había llevado el cuerpo del Señor (cf. v. 2). El comentario del narrador en el versículo 9 también parece apoyar esta interpretación. Sin embargo, el verbo “creer”, una palabra clave en el Evangelio de Juan, siempre es usada en el contexto de fe en el Señor Jesús. Donde el verbo es usado sin un objeto explícito, como en el caso de este versículo, siempre es entendido como creer en Jesús (Jn 1:7, 50, 3:12, 4:41, 42, 48, 5:44, 6:36, 64, 9:38, 10:25, 26, 11:40, 16:31, 19:35). En el presente pasaje, la palabra “creer” también se refiere a creer en el Señor Jesús y en su resurrección (Jn 20:25, 27, 29, 31). Es poco probable, entonces, que el autor usara la palabra “creer” en el versículo 8 para decir que el otro discípulo creyó en el informe de que se habían llevado el cuerpo de Jesús, especialmente cuando esta palabra clave fue dicha con respecto al discípulo a quien Jesús amaba. Debemos interpretar la palabra como una expresión de fe del discípulo en el Señor Jesús, luego de ver las cosas que quedaron en el sepulcro vacío. El discípulo entendió el significado de lo que vio.

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  • 3b.

    ¿Cómo relaciona su respuesta con el versículo 9?

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    Lo que dice el versículo 9 parece contradecir la interpretación de que el otro discípulo creía que Jesús había resucitado. Sin embargo, podemos entender el versículo 9 en una de las siguientes formas:

    • El versículo puede estar refiriendo a la falta de entendimiento de parte de Simón Pedro y María.
    • El versículo puede referirse al estado de todos los discípulos hasta el punto en que el discípulo a quien Jesús amaba vio y creyó.

    Una pregunta queda con respecto al versículo 10, que dice que los discípulos volvieron a los suyos. Uno se podría preguntar por qué el discípulo a quien Jesús amaba no fue a proclamar lo que había visto, si es que creía que Jesús había resucitado. Pero lo mismo se podría decir si él y Pedro se hubieran dado cuenta de que alguien se había llevado el cuerpo de Jesús, pero no hicieron nada al respecto. Para responder esta pregunta, podemos considerar el versículo 10 como un cierre a la historia de la visita al sepulcro, ya que la historia ya ha llegado a su punto culminante en el versículo 8. Si leemos el versículo 10 desde esta perspectiva, la inacción de los discípulos sería irrelevante.

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  • 20:11–18

    4a.

    ¿Cuál es el significado del mensaje que Jesús le dijo a María que comunicara a sus discípulos?

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    Jesús le dijo a María que les dijera a los discípulos que Él subiría a su Padre. Para los discípulos, esto significaba que Jesús de verdad había venido de Dios y ahora regresaba a Dios en gloria (cf. Jn 13:3). También significaba que todo lo que el Señor Jesús había prometido a los discípulos (que enviaría el Espíritu Santo, que respondería sus oraciones, que prepararía un lugar para ellos en la casa de su Padre, que vendría de nuevo para recibirlos, etc.) se haría realidad (cf. Jn 14:1–3, 19–21, 23–28, 16:7, 16, 22–28).

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  • 4b.

    ¿Por qué el Señor Jesús se refirió a sus discípulos como “mis hermanos”?

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    Jesucristo se hizo carne para darles a los creyentes el derecho para convertirse en hijos de Dios (Jn 1:12, 13). Se hizo carne y sangre como nosotros con el fin de destruir el poder de la muerte a través de la muerte y para liberarnos de la esclavitud. Los creyentes son los hermanos de Jesús porque Él se volvió como ellos para liberarlos del pecado y conducirlos a la gloria (Heb 2:10–18). Dios también los “predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Ro 8:29). La victoria de Jesús sobre la muerte y su glorificación lo calificó como el primogénito entre los hijos de Dios. Por lo tanto, es particularmente significativo que Jesús llamara a sus discípulos “hermanos” en este momento, cuando estaba a punto de ascender a su Padre.

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  • 4c.

    Explique el significado de las expresiones “mi Padre y vuestro Padre” y “mi Dios y vuestro Dios”.

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    Jesús, siendo el primogénito entre los hijos de Dios, hizo que los creyentes tuvieran una nueva relación con el Padre celestial. A través de la fe en el Señor Jesucristo, hemos recibido la nueva identidad de ser hijos de Dios (Jn 1:12; Gl 3:26). Dios también ha enviado el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, por quien clamamos “Abba, Padre” (Gl 4:6; Ro 8:15). Por la salvación de nuestro Señor Jesús, ahora podemos dirigirnos a Dios como “nuestro Padre” y “nuestro Dios”, así como Jesús llama a Dios “su Padre” y “su Dios”.

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  • 20:19–23

    5.

    ¿Qué cambios se produjo en los discípulos luego de ver al Señor?

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    Su temor se volvió en gozo (19, 20).

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  • 6a.

    ¿Qué mandó hacer Jesús a los discípulos?

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    El pasaje en sí no dice claramente qué mandó hacer Jesús a los discípulos, aunque sabemos que la comisión tenía que ver con el perdón y la retención de los pecados (21–23). Si comparamos este pasaje con los otros pasajes en los evangelios sinópticos que también hablan de la comisión (Mt 28:18–20; Mc 16:15–18; Lc 24:46–49; cf. Hch 26:17, 18), entendemos que el Señor Jesús estaba enviando a los discípulos a testificar por Él hasta los confines de la tierra, a predicar el arrepentimiento y el perdón de los pecados en el nombre de Jesús y a hacer discípulos a todas las naciones.

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  • 6b.

    ¿Cómo ejercerían los discípulos la autoridad para perdonar y retener los pecados?

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    Algo crucial para llevar a cabo la comisión de Jesús es bautizar a los creyentes para la remisión de los pecados. Es por eso que Jesús incluyó el bautismo en la comisión a sus discípulos (Mt 28:19; Mc 16:16). Aquellos que creen en el Señor Jesús y son bautizados serán salvos, pero aquellos que no creen serán condenados. Por lo tanto, cuando los apóstoles llevaron a cabo la comisión del Señor Jesús, administraban el bautismo a los conversos para la remisión de sus pecados (Hch 2:38, 22:16). Por otro lado, también testificaron contra aquellos que se negaron a aceptar el evangelio, declarándolos culpables (Hch 13:51, 18:6; cf. Mc 6:11).

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  • 6c.

    ¿Por qué es necesario recibir el Espíritu Santo para llevar a cabo la comisión?

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    Si bien son los discípulos del Señor Jesús quienes administran el bautismo para el perdón de los pecados, en el nivel espiritual es el Espíritu Santo quien bautiza a los creyentes y los trae al cuerpo de Cristo (1 Co 12:13). Durante el bautismo, el Espíritu, que es la verdad, da testimonio del hecho de que Jesucristo ha venido por agua y por sangre (1 Jn 5:6). Por lo tanto, el agua del bautismo lleva el poder limpiador de la sangre de Jesús a través de la presencia del Espíritu entre los discípulos. Es por eso que el Señor Jesús llamó al nacimiento espiritual que se requiere para entrar en el reino de Dios un nacimiento “de agua y del Espíritu” (Jn 3:5). El bautismo no es simplemente una inmersión en agua, sino un nacimiento espiritual, por lo que supone la obra del Espíritu de Dios. Es por eso que cuando envió a los discípulos a perdonar y retener pecados, el Señor Jesús primero sopló sobre ellos y les mandó diciendo: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn 20:22). En obediencia al mandato del Señor, los discípulos esperaron en Jerusalén el bautismo del Espíritu Santo (Lc 24:49; Hch 1:5). Recién cuando el Espíritu Santo cayó sobre ellos en el Día de Pentecostés, los discípulos comenzaron a bautizar para la remisión de los pecados (Hch 2:1–4, 38–41).

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  • 20:24–29

    7.

    Jesús respondió a la demanda de Tomás (v. 25, 27). ¿Qué nos dice esto de Jesús?

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    • Aunque Jesús no estaba presente cuando Tomás comunicó su incredulidad, el Señor Jesús, siendo el Dios omnisciente y omnipresente, sabía lo que Tomás había dicho.
    • A Jesús le importaba Tomás y tenía compasión por él. Cumplió con las demandas de Tomás, a pesar de que no tenía la obligación de hacerlo. Por amor a Tomás, Jesús apareció nuevamente ocho días después sólo por Tomás. Conocía las necesidades de Tomás y vino a él para restaurar su fe.
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  • 8.

    ¿Qué hizo que Tomás cambiara de actitud completamente?

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    Tomás vio con sus propios ojos al Señor resucitado. Esto eliminó su escepticismo e incredulidad. Además, Tomás debió haberse conmovido por el hecho de que el Señor le habló personalmente e incluso cumplió con gracias sus demandas, las cuales había dicho con arrogancia e incredulidad (27). Al verse cara a cara con el Señor que lo amaba tanto, Tomás confesó humildemente su fe en su Salvador personal: “¡Señor mío y Dios mío!” (28).

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  • 9.

    Piense en una ocasión en la que se encontró con el Señor y clamó: “¡Señor mío y Dios mío!”.

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    (La respuesta está vacía)
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  • 10a.

    ¿Está mal creer luego de ver la evidencia?

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    Lo que le dijo Jesús a Tomás: “Bienaventurados los que no vieron y creyeron” parece sugerir que creer en base a la evidencia no era aceptable para Él. Pero esto no es cierto. El discípulo a quien Jesús amaba “vio y creyó” (8). El hecho de que el Señor Jesús se apareció a María y a los discípulos nos indica que Él quería que ellos lo vieran por sí mismos. Él no esperaba que los discípulos creyeran en la resurrección sin ninguna evidencia en absoluto. Por el contrario, Él se presentó vivo a los apóstoles a través de muchas pruebas infalibles, y ellos lo vieron por cuarenta días (Hch 1:1–3; cf. Jn 20:30). Nuestro Señor Jesús vino a este mundo para manifestar al Dios que no podemos ver, para que todos los que vean al Hijo y crean en Él tengan vida eterna (Jn 1:18, 6:40). Por lo tanto, Dios no sólo no condena a los que creen luego de ver, sino que proporciona formas para que el hombre vea y crea.

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  • 10b.

    ¿En qué erró Tomás cuando pidió por evidencia?

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    El error de Tomás fue que se negó a creer a menos que se cumplieran los términos que había establecido. “No creeré” expresaba la forma más fuerte de negación en griego y puede traducirse como “no creeré de ninguna manera”. En otras palabras, incluso si se presentaran pruebas ante él, si estas evidencias no concordaban con las condiciones que había establecido, él igual no creería. Como seres humanos, no estamos en condiciones de exigirle a Dios que se pruebe a sí mismo de acuerdo a nuestras condiciones. Sin embargo, Dios en su gran misericordia, se revela a nosotros y nos habla de muchas formas (cf. Heb 1:1, 2:1–4). Cuando el Señor Jesús estaba en este mundo, también realizó muchas señales para guiar a las personas a creer en Él. Debemos abrir nuestros corazones a la revelación de Dios y no insistir en nuestras propias demandas.

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  • 10c.

    Explique el mensaje del Señor a Tomás (v. 27, 29).

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    El Señor le dijo a Tomás: “No seas incrédulo, sino creyente”. “incrédulo” y “creyente” indican el estado de una persona en vez de acciones particulares en un momento dado. Jesús le estaba diciendo a Tomás que no permaneciera en el estado de incredulidad, sino que continuara caminando con fe. Si bien al principio nuestra fe puede ser el resultado de ver ciertas evidencias, no siempre debemos esperar que Dios nos muestre evidencias para confiar en Él y obedecer sus palabras. Debemos progresar de ver a creer, y vivir una vida de fe que no depende de lo que vemos. Es por eso que Pablo nos recuerda a los creyentes: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven” (2 Co 4:18) y “por fe andamos, no por vista” (2 Co 5:7). El Señor Jesús también dijo: “Bienaventurados los que no vieron y creyeron” (Jn 20:29). Estos son los que han llegado a vivir por fe y no le exigen a Dios constantemente que se pruebe a sí mismo con evidencias.

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  • 11.

    En la actualidad, ¿cómo se relaciona con nosotros la historia de Tomás?

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    La aparición de Jesús a Tomás sirve como una valiosa lección para los creyentes de todas las edades. Quizás una parte de nosotros aún tengamos dudas como Tomás y tengamos ciertas expectativas con respecto a Dios. En estos momentos, Dios igual nos ayuda en nuestras debilidades y nos responde según nuestras necesidades para fortalecer nuestra fe. Sin embargo, Él no quiere que permanezcamos en el estado en el que sólo creemos en Él cuando somos bendecidos con riquezas materiales, buena salud y éxito, o cuando quita las dificultades de nuestras vidas. Al contrario, Él quiere que sigamos caminando por fe aún ante tribulaciones y dificultades, o cuando parece que no hay ninguna recompensa tangible por confiar en Dios. Esta es una fe madura que es muy valiosa en los ojos de Dios.

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  • 20:30–31

    12.

    ¿Qué nos dicen estos dos versículos sobre la naturaleza y el propósito de las señales de Jesús?

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    Las señales que hizo Jesús revelaron que Él es el Cristo, el Hijo de Dios. El propósito de estas señales es que creamos en Jesús y tengamos vida eterna.

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  • 13.

    ¿Qué significa para usted creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios?

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    El título “el Cristo” significa literalmente “el ungido”. Los orígenes de este término se encuentran en el Antiguo Testamento, en donde se lo usaba para referirse al rey ungido por Dios (1 S 2:10; 2 S 22:51; Sal 2:2, 18:50). Además, también se lo usaba para designar al futuro rey que sería un descendiente de David y que gobernaría en el trono de David sobre Israel (cf. Mt 22:41–44; Mc 15:32). El título “el Hijo de Dios” también está asociado con esta figura real (2 S 7:14; Sal 2:7; Lc 1:32, 33; Jn 1:49). No sólo así, ser el Hijo de Dios implica se igual a Dios (Jn 5:18). En resumen, creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, significa creer que Jesús vino de Dios al mundo para salvar a su pueblo de los pecados y llevarlos a su reino eterno.

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