Contexto

Las exhortaciones de Jesús que registra el presente pasaje son parte de los largos discursos que Jesús dio en sus momentos finales con los discípulos. Como vimos en el capítulo 14, Él primero consoló a sus discípulos y les aseguró que regresaría y estaría con ellos. Cuando terminó su primer discurso de despedida, llevó a sus discípulos a otro lugar (14:31). Las palabras de Jesús en las que se enfoca el presente pasaje se basan en el discurso de despedida anterior. Por un lado, los discípulos debían permanecer en el Señor y avanzar dando frutos como resultado de lo primero. Por otro lado, necesitaban estar preparados para enfrentar las hostilidades del mundo contra ellos.

Versículo clave

(15:16)

¿Sabía usted que...?

1. “…lo quitará… lo limpiará” (15:2): “El viñador hace dos cosas para asegurar la máxima producción de la fruta. En invierno, corta las ramas secas y marchitas. Esto puede implicar podar la vid hasta el punto de dejar sólo los tallos. Luego, cuando la vid ha echado hojas, quita los brotes pequeños para que las ramas más fructíferas reciban una nutrición adecuada” [ref] Según Levítico 25:3, la poda de la viña es parte del ciclo agrícola.

Esquema

  • Relación de los creyentes con Jesús
  • Relación de los creyentes entre sí
  • Relación de los creyentes con el mundo
    (15:18–16:4a)

Análisis del segmento

  • 15:1–11

    1.

    ¿Cómo la vid y los pámpanos son una analogía adecuada de nuestra relación con el Señor Jesús?

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    Así como la vid sustenta a sus pámpanos, el Señor Jesús es nuestra fuente de vida. Nuestra existencia espiritual y todas las buenas obras que hacemos dependen de Él. Estamos íntimamente conectados a Él. Separados de Él no podemos hacer nada (15:5). Si nos separamos de Él, nos volvemos completamente inservibles y seremos expulsados de la presencia del Padre como las ramas secas que se quitan de la vid (15:6).

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  • 2.

    ¿En qué sentido Jesús es la vid “verdadera”?

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    La palabra “verdadera” denota algo más que ser real o genuino (en oposición a ser imaginario), implica también un sentido de confiabilidad o certeza. También ha venido a representar aquello que es eterno (ej. el “verdadero tabernáculo” en Hebreos 8:2 y Hebreos 9:24 representa el cielo; “verdadera” en este contexto es lo opuesto a lo que es hecho por el hombre y lo que es temporal). Dios es “verdadero” (Jn 17:3, 1 Ts 1:9; 1 Jn 5:20) no simplemente en el sentido de que es diferente a los dioses falsos, sino también en contraste a lo que es humano y terrenal. Esta manera de usar la palabra nos ayuda a entender mejor las declaraciones “Jesús es la luz verdadera” (Jn 1:9) y “Jesús es el verdadero pan del cielo” (Jn 6:32). Sólo en Él podemos confiar y hallar vida eterna. En el presente pasaje, aprendemos además que Él es la “vid verdadera”. La palabra “verdadera” enfatiza la naturaleza divina y eterna de Jesús como la única fuente de vida espiritual de los creyentes.

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  • 3.

    ¿Qué espera el Padre de nosotros, los creyentes de Cristo?

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    Quiere que llevemos mucho fruto, porque por esto Él es glorificado (15:2, 8).

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  • 4.

    ¿De qué manera nuestro Padre nos “poda” (15:2 NVI)?

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    La palabra “podar” es literalmente “limpiar” y es la forma verbal de la palabra “limpios” en 15:3. Esto nos dice que el Padre nos poda a través de la palabra de nuestro Señor Jesús. Su palabra penetra nuestra alma y espíritu para exponer los pensamientos y las intenciones de nuestros corazones, lo que nos permite ver las impurezas que hay dentro de nosotros (Heb 4:12, 13). Además, cuando nos encontramos con obstáculos y pruebas a medida que ponemos en práctica la palabra del Señor, el sufrimiento que experimentamos en el proceso puede ser considerado una forma de limpieza. Aunque es dolorosa, la poda de Dios moldea nuestro carácter y nos entrena a producir el fruto de justicia (Heb 12:1–11).

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  • 5.

    ¿Qué nos habilita a dar fruto?

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    La única manera de dar fruto es permanecer en Jesús, la vid verdadera (15:4–6).

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  • 6.

    ¿Cómo podemos permanecer en Jesús y en su amor?

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    Debemos permanecer en el amor de Jesús y guardar sus mandamientos de la misma manera que Jesús guardó los mandamientos de su Padre y permaneció en su amor (15:9, 10; cf. 1 Jn 2:24, 3:6, 24). Jesús sabía que todo lo que el Padre le había encomendado hacer era porque el Padre lo amaba (Jn 3:35, 5:20). Como Jesús entendía esto, se comprometió voluntaria y completamente a hacer la voluntad del Padre. Nosotros debemos ver los mandamientos de Jesús con la misma actitud, reconociendo que sus palabras fueron dichas porque nos ama. Así, guardaremos con gusto sus palabras y las preservaremos como algo valioso.

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  • 15:12–17

    7.

    ¿Cómo elabora esta sección sobre el significado de llevar fruto?

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    Al estudiar los versículos 16 y 17, está claro que llevar fruto, en términos concretos, significa obedecer el mandamiento de Jesús de amarnos los unos a los otros.

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  • 8.

    ¿Qué hace que el gozo de Jesús esté en nosotros y que nuestro gozo sea completo (v.11)?

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    El Señor Jesús dijo: “Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea completo” (15:11). “Estas cosas” hacen referencia a lo que Jesús había dicho en el segmento anterior, es decir, que los discípulos debían permanecer en su amor a través de guardar sus mandamientos. En otras palabras, guardar los mandamientos de Jesús es la forma de permanecer en el amor de Jesús y el resultado es estar lleno del gozo de Jesús.

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  • 9.

    ¿En qué se basa el mandamiento de amarnos los unos a los otros?

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    Jesús amó a sus discípulos y dio su vida por ellos (15:12, 13). El inmejorable amor de Jesús por los suyos une a la comunidad de creyentes y, por lo tanto, sirve como motivación y fundamento del amor de esta comunidad.

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  • 10.

    ¿Qué nos enseña el contraste entre el siervo y el amigo sobre nuestra relación con el Señor?

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    Un siervo, en este contexto, es la persona que obedece por coerción debido a su estado subordinado (cf. Jn 8:35). Un amigo, por el contrario, cumple con gusto el deseo de su amigo por amor y confianza. A través de su muerte por nosotros, el Señor Jesús nos ha dado el amor de un amigo muy querido. A cambio de esto, nosotros debemos obedecerle, no por temor a ser castigados, sino porque lo honramos y lo amamos.

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  • 11.

    ¿Qué verdades yacen detrás de la declaración: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros”?

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    La declaración de Jesús a los discípulos de que ellos no lo eligieron a Él, sino Él a ellos expresa, ante todo, la soberanía de la elección del Señor por sobre la voluntad del hombre. Nosotros fuimos elegidos por la gracia de Dios, no por nuestros méritos (cf. Ro 9:11; Ef 1:5). Debido a que es el Señor el que nos escogió y nos asignó, Él nos empoderará para cumplir con el propósito para el cual nos eligió si permanecemos en Él (Jn 15:16).

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  • 12.

    ¿Qué relación hay entre llevar fruto y la promesa en 15:16?

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    La promesa de Jesús de que todo lo que sus discípulos le pidan al Padre en su nombre, el Padre se los dará fue dicha en relación a su elección y asignación para llevar fruto. En otras palabras, cuando nos parece que no somos capaces de guardar los mandamientos de Jesús, podemos pedirle al Padre que nos ayude en nombre de Jesús. Todo lo que le pidamos al Padre nos será dado por causa de Jesús. Nada es insuperable para los creyentes cuya meta es amar a los demás.

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  • 15:18–16:4a

    13.

    ¿De qué manera esta sección es un contraste agudo de la anterior?

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    Mientras que el segmento anterior habla del amor entre los creyentes sobre la base del amor de Jesús, este segmento habla del odio del mundo contra ellos.

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  • 14.

    ¿Qué representa “el mundo”?

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    En el Evangelio de Juan, el término “mundo” se refiere al mundo que Dios creó y ama (Jn 1:10, 3:16, 17, 4:42, 6:33, 51, etc.). Sin embargo, debido a la actitud de incredulidad general de la gente, “el mundo” vino a representar también a los incrédulos (Jn 7:7, 8:23, 12:31, 14:17, 16:20, 17:14). Es en este último sentido que el Señor Jesús habló del odio del mundo.

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  • 15a.

    Según Jesús, ¿por qué el mundo odiaría a los discípulos?

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    El mundo odiará a los discípulos de Jesús porque no son de este mundo, sino que han sido elegidos por el Señor de entre el mundo (15:19).

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  • 15b.

    Dé ejemplos de cómo experimentó tal odio del mundo.

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  • 16.

    ¿Cómo la venida de Jesús reveló el pecado del mundo?

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    El Señor Jesús ha proclamado la verdad y ha mostrado sus obras al mundo, pero el mundo se negó a aceptarlo a pesar de lo que ha visto y oído. La incredulidad del mundo se ha convertido en su propia condena y ha revelado su propia pecaminosidad (cf. Jn 6:36–38, 8:43, 44, 10:37, 38).

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  • 17.

    ¿Cómo testifica el Espíritu Santo sobre Jesús?

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    El Espíritu Santo testifica sobre Jesús a través del testimonio de los discípulos (15:27). El Señor Jesús nos ha dado el Espíritu Santo para empoderarnos para ser sus testigos (Hch 1:8). El Espíritu Santo nos enseña todas las cosas y nos recuerda las palabras del Señor (Jn 14:26). El Espíritu Santo nos instruirá qué decir, especialmente ante la hostilidad del mundo (Mt 10:16–20; Mc 13:9–11; Hch 6:9–10).

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  • 18.

    ¿Cómo se relaciona el rol del Espíritu Santo con el contexto de este segmento?

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    En este segmento, el Señor Jesús predijo sobre el odio del mundo contra los discípulos. Cuando los discípulos se enfrenten a la oposición de los incrédulos, el Espíritu Santo, su abogado y Consolador, hablaría a través de ellos (Mt 10:16–20; Mc 13:9–11). Así, el Espíritu Santo dará testimonio de Jesús a un mundo incrédulo a través de las palabras de los discípulos.

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  • 19.

    ¿Qué conduciría a alguien a tener un celo tan equivocado como se describe en 16:2?

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    Una persona que es devota a una religión, pero no conoce al Padre ni a Jesús, su Hijo, tiene el potencial de perseguir a los que creen en Jesús (16:2). Pablo estuvo anteriormente en este terreno cuando persiguió a los cristianos (Hch 26:9–11; 1 Ti 1:13).

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  • 20.

    ¿Por qué el Señor enfatizó el hecho de que les había dicho a los discípulos lo que había de acontecer?

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    Al recordar que el Señor Jesús ya había predicho las persecuciones que habrían de sufrir, los discípulos no tropezarían, sino que estarían seguros de que Jesús era en verdad el Señor soberano (16:1, 4; cf. Jn 13:19). Aunque ellos pueden sufrir persecuciones en este momento por causa de Cristo, pueden tener la confianza de que Él ha vencido al mundo (Jn 16:33).

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