Contexto

Aunque este capítulo comienza diciendo que Jesús no quería andar en Judea porque los judíos querían matarlo, el contexto general de este capítulo es en Jerusalén durante la fiesta de los Tabernáculos. Luego de que los hermanos de Jesús fueron a la fiesta, Jesús también fue. Jesús enseñó en el templo durante la fiesta y las opiniones sobre Él eran divididas.

Versículo clave

(7:17)

¿Sabía usted que...?

  1. La fiesta de los Tabernáculos (7:2): una de las tres fiestas anuales que a todo varón israelita se le exigía participar (Dt 16:16, 17). La fiesta se asociaba con la cosecha del fin de año (Ex 34:22). Duraba una semana, comenzando el quince del séptimo mes (a mediados de Octubre). Era una fiesta alegre y la gente debía vivir en tabernáculos por una semana (Lv 23:40–42; Dt 16:14). El propósito de la fiesta era enseñar a las futuras generaciones que el Señor hizo que el pueblo de Israel viviera en tabernáculos cuando lo sacó de la tierra de Egipto (Lv 23:43).

Esquema

  • Las palabras de incredulidad de los hermanos de Jesús
  • Los judíos buscan a Jesús y la gente murmura contra Él
  • Jesús enseña en el templo

Análisis del segmento

  • 7:1–9

    1.

    ¿Por qué los judíos buscaban matar a Jesús?

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  • 2a.

    ¿Qué querían los hermanos de Jesús que hiciera?

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    Le dijeron a Jesús que vaya a Judea para que sus discípulos vieran las obras que hacía (7:3).

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  • 2b.

    ¿Por qué lo que dijeron puso de manifiesto su incredulidad?

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    Su tono era sarcástico. Pensaron erróneamente que Jesús hizo todo lo que hizo para ser conocido por la gente. Al ver que Jesús prefirió quedarse en Galilea, sus hermanos lo desafiaron a darse a conocer a un público potencialmente mayor en Jerusalén.

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  • 3.

    Explique lo que dijo Jesús sobre “su tiempo”.

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    Jesús no tomaría ninguna decisión por sí solo sin someterse al tiempo y el arreglo de su Padre. No iría a Jerusalén sólo para aceptar el desafío de sus hermanos incrédulos. El tiempo de Dios no había llegado para que Jesús se entregara a aquellos que confabulaban contra su vida.

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  • 4.

    ¿Qué dijo Jesús sobre los diferentes principios por los que operan los creyentes y los incrédulos?

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    El tiempo de los incrédulos “siempre está preparado” en el sentido de que ellos hacen lo que quieren sin respetar la voluntad o la guía de Dios. El mundo no los odia porque están en total conformidad con el mundo pecador. Por el contrario, los creyentes no conducen sus vidas como desean, sino que buscan siempre la voluntad del Señor (Ef 5:17) y se esfuerzan por hacer su voluntad (2 Co 5:9; cf. 1 Co 6:19, 20).

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  • 5.

    Hoy en día, ¿de qué manera los cristianos también son odiados por el mundo?

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    Cuando dé ejemplos de esto, consulte también Juan 15:18–25.

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  • 7:10–13

    6.

    ¿Por qué Jesús fue a la fiesta si acababa de decirles a sus hermanos que aún no había llegado su tiempo?

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    Según el versículo 10, Jesús fue a la fiesta no abiertamente, sino en secreto. Con esto en mente, podríamos interpretar lo que dijo Jesús en el versículo 8 como diciendo que Él no iría a la fiesta abiertamente, es decir, para demostrar sus méritos al mundo, tal como se lo desafiaron sus hermanos. El tiempo llegaría cuando habría completado todas sus obras ante la gente, lo que lo conduciría a su muerte. Pero mientras este tiempo provisto por Dios aún no había llegado, Él no se revelaría en Jerusalén de tal manera en este momento. Fue en este sentido que Jesús dijo que no iría a la fiesta (la palabra “todavía” en el versículo 8, que no se encuentra en algunos de los manuscritos más confiables, probablemente fue añadida por el copista en un intento de resolver la aparente inconsistencia con el versículo 10).

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  • 7:14–24

    7.

    ¿Qué dice la pregunta que hicieron los judíos en el versículo 15 sobre ellos?

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    En vez de prestar atención a las enseñanzas de Jesús, a ellos sólo les interesaban sus credenciales. El hecho de que se maravillaran de las habilidades de Jesús indica que el desempeño externo era algo importante para ellos. Si los “judíos” aquí se refieren a los líderes religiosos, es probable que se sintieran amenazados ante el peligro de que alguien sin entrenamiento rabínico fuera capaz de enseñar con tal autoridad.

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  • 8.

    ¿Qué dijo Jesús aquí sobre sí mismo y sobre el que lo envió?

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    Como alguien que fue enviado en una misión, Jesús fue fiel a Aquel que lo envió. Sólo enseñaba lo que su Padre quería que enseñase y buscaba sólo la gloria de su Padre, no la suya propia. Debido a su completa sumisión y dependencia de su Padre tanto en el contenido de sus enseñanzas como en la motivación de su trabajo, las enseñanzas de Jesús eran dignas de confianza.

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  • 9.

    ¿Cómo podemos poner en práctica lo que dijo Jesús sobre discernir entre las palabras de Dios y las palabras de los hombres?

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    En el versículo 17, el Señor nos da un principio importante para discernir si una enseñanza proviene de Dios o no. La condición para saber si una enseñanza proviene de Dios o no es que tenemos que hacer la voluntad del Padre celestial. Este puro y sincero deseo de obedecer a Dios nos hará conocer la voz de Dios cuando la escuchemos (cf. Jn 10:1–5). Por lo tanto, tener el deseo de obedecer a Dios es la forma más segura para entender la voluntad de Dios.

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  • 10a.

    ¿Qué enseñó Jesús sobre guardar la ley?

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    1) En el versículo 19, el Señor Jesús pone de manifiesto la ironía de aquellos que afirman ser herederos de la ley pero que no la practican. Aquellos que acusaron y persiguieron a Jesús aparentaban tener celo por Dios, pero sus intenciones homicidas muestran que la ley de Dios no estaba realmente en ellos. A Dios le importa mucho más cómo ponemos en práctica sus mandamientos que cuánto decimos conocer sus leyes.

    2) De los versículos 22 y 23, aprendemos que si una persona ignora la intención de Dios detrás de sus leyes, puede aplicar mal las leyes de Dios. Por ejemplo, Dios ordenó guardar el sábado por el bien del hombre. Así que al sanar completamente a un hombre enfermo en sábado, Jesús no estaba contradiciendo el espíritu de la ley del sábado (cf. Mt 12:11, 12). Los judíos, que consideraban aceptable circuncidar a un niño en sábado para no quebrantar la ley de la circuncisión, desatendieron la ley de amor de Dios y condenaron a Jesús por sanar en sábado. Por lo tanto, si bien es importante que observemos cada detalle de la ley de Dios, también es importante conocer el propósito y el espíritu de la ley para que no actuemos por ignorancia y contradigamos la intención original de Dios.

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  • 10b.

    ¿Qué enseñó Jesús sobre juzgar a los demás?

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    Jesús nos enseña a no juzgar según las apariencias sino con justo juicio. Esto refuerza la necesidad de conocer el corazón de Dios y vivir según la voluntad de Dios. Sólo si nos proponemos a cumplir siempre con la justicia de Dios, podremos hacer un juicio justo. Esto quiere decir que nuestro discernimiento se basa en la perspectiva de Dios, no en la de los hombres. El hombre se fija en las apariencias y juzga según las apariencias, pero Dios se fija en el corazón (1 S 16:7). Juzgar según las apariencias puede traernos respeto y popularidad, pero sólo si juzgamos según el corazón de Dios podremos agradar a Dios. Los judíos condenaron a Jesús por haber sanado a un hombre en sábado. Su fervor ayudó a que se convirtieran en líderes religiosos, pero ellos no tenían el sentir de Dios y no mostraron ni la más mínima compasión por el hombre enfermo. El juicio que emitieron contra Jesús, por lo tanto, fue basado en las apariencias, no en el justo juico de Dios.

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