Contexto

Al ver que la gente lo buscaba sólo por el pan, el Señor Jesús comenzó a enseñarles a creer en Él como el pan de vida. Este estudio continúa con el discurso de Jesús en Capernaúm. Al mismo tiempo, una parte significativa del pasaje dirige nuestra atención a las respuestas divergentes de los incrédulos y los verdaderos discípulos.

Versículo clave

(6:51)

¿Sabía usted que...?

1. “Y todos serán enseñados por Dios” (6:45): esta cita es de Isaías 54:13 y, posiblemente, también hace alusión a Jeremías 31:34.

Esquema

  • Jesús, el pan vivo del cielo
  • Alimentarse de Jesús para vida eterna
  • Muchos discípulos rechazaron a Jesús
  • Las palabras de Jesús a los doce

Análisis general

  • 1.

    Anote las respuestas de los judíos y los discípulos incrédulos ante el discurso de Jesús.

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    • Se quejaron de Él y murmuraron entre ellos porque dijo: “Yo soy el pan que descendió del cielo” (6:41, 43).
    • Los judíos discutían entre sí, diciendo: “¿Cómo puede este darnos a comer su carne?” (6:52).
    • Luego de escuchar que Jesús enseñaba sobre comer su carne y beber su sangre, muchos de sus discípulos creían que esto era ofensivo y se quejaron (6:60, 61).
    • Al final, muchos de los discípulos de Jesús se volvieron atrás y ya no andaban con Él (6:66).
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  • 2.

    ¿Qué obstáculos les impidieron creer en el Señor?

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    • Ellos conocían a los padres terrenales de Jesús, por lo que no podían aceptar que Él viniera del cielo (6:42).
    • No podían entender la enseñanza acerca de comer su cuerpo y beber su sangre y les pareció difícil de aceptar (6:52, 60). La enseñanza del Señor iba en contra de su sentido común e incluso pudo haberles parecido repulsivo.
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  • 3.

    Note la repetida mención del maná en este pasaje. ¿Con qué propósito hizo Jesús referencia al maná?

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    La gente citó el milagro del maná (6:31), insinuando que esperaban que Jesús hiciera lo que pensaban que Moisés había hecho por sus antepasados (cf. 6:32). En respuesta, el Señor Jesús comparó el maná, que no pudo dar vida eterna a los israelitas, consigo mismo, el verdadero pan del cielo que dará su vida por el mundo (6:48–51, 58).

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  • 4.

    Anote las promesas que hace Jesús respecto del presente y del futuro.

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    • Aquellos que vienen a Él, Él los resucitará en el día final (6:44).
    • El que cree en Jesús tiene vida eterna (6:47).
    • El que come del pan que descendió del cielo no morirá, sino que vivirá para siempre (6:50, 51).
    • Todo el que come su carne y bebe su sangre tiene vida eterna, y el Señor lo resucitará en el día final (6:54).
    • Aquellos que comen su carne y beben su sangre permanecen en Él, y Él en ellos (6:56).
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Análisis del segmento

  • 6:41–51

    1.

    ¿Por qué lo que dijo Jesús en 44–46 responde la queja de los judíos?

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    Las palabras de Jesús se dirigían a los judíos que murmuraban respecto de su verdadero origen. No podían aceptar que Jesús venía del cielo porque pensaban que conocían su origen. En respuesta, Jesús habló de la brecha que existe entre los incrédulos y el cielo que subyace a su incredulidad. Jesús procede del Padre y ha visto al Padre (6:46). Él es uno con el Padre (cf. 10:30). En consecuencia, a menos que el Padre atraiga a una persona, ésta no podría venir a Jesús (6:44, 65). Por otro lado, todo el que ha escuchado y aprendido del Padre viene a Jesús (6:45). Los judíos no conocían el verdadero origen de Jesús y no podían aceptarlo porque no habían sido atraídos por el Padre ni enseñados por Él.

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  • 2.

    ¿Qué significa que Jesús es el pan “vivo” (51)?

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    Jesús es “vivo” en el sentido de que vive para siempre (14:19) y tiene vida en sí mismo (5:26). Su vida no tiene principio ni fin y su existencia no se deriva de nadie, ya que Él es el autor de la vida (1:4). Así, el pan de vida se caracteriza por ser eterno. Dado que Él es “vivo”, Él puede ser el dador de la vida.

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  • 6:52–59

    3.

    ¿Cómo podemos comer la carne del Hijo del hombre y beber su sangre?

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    En un sentido amplio y como el primer paso, comer la carne y beber la sangre del Hijo del hombre significa creer que Él es el Salvador que se sacrificó por el mundo. Esto es lo que quiso decir el Señor cuando dijo: “…el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo” (6:51). El Señor nos enseña a confiar en Él con todo nuestro ser y recibirlo como el Señor de nuestras vidas en vez de buscarlo sólo para obtener beneficios externos como lo hizo la multitud. En sentido figurado, Él quiere que nos “alimentemos” de Él en vez de “alimentarnos” de las cosas que Él nos da.

    Confiar en el Señor resucitado también implica participar de su carne y su sangre a través de la santa comunión que Él ha establecido. En la misma noche en que fue traicionado, el Señor Jesús dio el pan y la copa a sus discípulos para que lo comieran y la bebieran, y dijo que estos eran su carne y su sangre (Mt 26:26–29; Mc 14:22–25; Lc 22:19, 20; 1 Co 11:24, 25). Este mandamiento usa el mismo lenguaje que en Juan 6:53–58. El significado de la santa comunión yace en el hecho de que Jesús es nuestra pascua (1 Co 5:7). Él ha dado su vida por nosotros y ha resucitado. Hoy, cuando participamos del pan y la copa de la santa comunión, en realidad estamos teniendo comunión con el cuerpo y la sangre del Señor viviente (1 Co 10:16, 17). Si creemos que el Señor ha resucitado y lo aceptamos como nuestro Redentor, creeríamos en el sacramento que Él ha establecido y lo recibiríamos con el reconocimiento de que estamos comiendo y tomando al Señor mismo.

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  • 4.

    Reflexione sobre cómo podemos alimentarnos del Señor Jesús (57) en nuestra vida cotidiana.

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    En vez de venir al Señor sólo con nuestras demandas, deseos y dilemas, debemos obedecer continuamente todo lo que Él nos manda hacer con la convicción de que nuestra vida eterna depende de Él, nuestro Redentor y Salvador.

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  • 6:60–66

    5.

    ¿Alguna vez ha pensado que las palabras de Jesús son “ofensivas”? Dé algunos ejemplos.

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  • 6.

    ¿Por qué el Señor hizo la pregunta del versículo 62?

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    La frase “el Hijo del hombre sube a donde estaba primero” se refiere al hecho de que el Señor Jesús proviene del cielo. Jesús quería que los discípulos que no podían aceptar su enseñanza supieran que su carne es en verdad comida y su sangre en verdad bebida porque Él es de Dios y volvería a Dios (cf. Jn 3:13, 8:42, 13:3, 16:28). Debido a que Él mismo es el Verbo hecho carne, Él es capaz de dar vida a aquellos que se alimentan de Él.

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  • 7.

    Explique el contraste entre el Espíritu y la carne (63).

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    Siguiendo con la reflexión sobre su origen celestial, el Señor explicó que sólo el Espíritu de Dios puede dar vida. El Señor Jesús mismo es el Espíritu que da vida (2 Co 3:17; 1 Co 15:45) y sus palabras son Espíritu (Jn 6:63). Él no es de carne y sangre mortales como nosotros, que estamos sujetos a corrupción (cf. 1 Co 15:50).

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  • 8.

    Si la carne para nada aprovecha (63), ¿por qué el Señor nos enseña a comer su carne?

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    La “carne” en el versículo 63 se refiere a la carne de un ser humano, no a la carne de nuestro Señor Jesús, que es el Espíritu que da vida (1 Co 15:45). Por lo tanto, el Señor Jesús no está enseñando a los discípulos a comer la carne y beber la sangre de un ser humano ordinario.

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  • 9.

    ¿Por qué las palabras de Jesús son espíritu y vida?

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    Las palabras de Jesús son las palabras de Dios, ya que Jesús habla sólo lo que ha escuchado del Padre (Jn 8:26, 28). Sus palabras no provienen de la voluntad humana sino del Espíritu de Dios. Así como las palabras de Dios llevan vida (Dt 32:47; Sal 119:50), las palabras de Jesús también vivifican a todos los que creen en Él (Jn 5:24, 8:51, 52).

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  • 10.

    ¿Cuál era la opinión de Jesús acerca de la incredulidad de la gente?

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    Jesús no estaba sorprendido ni desanimado. Sabía desde el principio quién no creería y quién lo traicionaría (6:64). También sabía que sólo aquellos que habían sido concedidos por el Padre vendrían a Él (6:65). Si bien un incrédulo es condenado por su incredulidad (Jn 3:18), ésta está bajo el control y la soberanía de la voluntad de Dios.

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  • 6:67–71

    11.

    ¿Qué hace que se quede cuando ve que otros se alejan del Señor?

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  • 12.

    ¿Cómo encaja la mención del traidor en el contexto de este pasaje?

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    De esta historia, vemos que muchas personas no creían en las palabras de vida de Jesús. Como consecuencia, se quejaron, murmuraron, se pelearon y dejaron de seguir a Jesús. Estos incrédulos eran discípulos, aunque no formaban parte de los doce que Jesús había escogido. A partir del versículo 67, Jesús se dirige a los doce, cuya fe se expresa en la confesión de Pedro (6:68, 69). Sin embargo, incluso en medio de los doce había un incrédulo, de hecho, un traidor. La traición es la peor forma de incredulidad. Que esto haya provenido de uno de los seguidores más cercanos de Jesús fue sorprendente. No obstante, ni siquiera esto escapó al conocimiento y la elección divinos de Jesús (6:70, 71).

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