Contexto

En el capítulo anterior, el autor expuso sobre el sacerdocio de Cristo del orden de Melquisedec. Demostró cómo Cristo es el perfecto Sumo sacerdote. Ahora, estudiaremos cómo el ministerio de Jesús es superior al de los sacerdotes terrenales y cómo es también mediador de un mejor pacto.

Versículo clave

(8:6)

¿Sabía usted que...?

  1. Tabernáculo (8:2): “En la Biblia hebrea, con frecuencia se hace referencia al santuario de la tienda israelita. También se le conoce como la tienda de reunión (Hebreo ’o-hel mô‘e-d), y en ocasiones como el tabernáculo (o tienda) del testimonio (miskan ha‘e-dût). Es el centro de adoración, el lugar que alberga el arca del pacto, y con frecuencia es el lugar de revelación. En la Biblia, se presenta como la señal física de la presencia de Yahweh en medio del pueblo de Israel. En el Pentateuco, se le dedican más versículos que a ningún otro objeto. Estaban contenidos en el tabernáculo el arca, el altar para el incienso, una mesa, un candelabro de siete luces, una luz perdurable, la vara de Aarón que floreció milagrosamente (Nm 17:23–26), los vasos que usan los sacerdotes, posiblemente un contenedor con maná (Ex 16: 33–34), y un rollo escrito por Moisés (se-per hattôrâ)”. [ref]
  2. Mediador (8:6) “es un término legal para alguien que arbitra entre dos partes”. [ref]
  3. Pacto (8:6) denota un acuerdo, que usualmente incluye términos y condiciones. También conlleva el significado de testamento (cf. 9:16), en el que el testador inicia el acuerdo y establece los términos.

Esquema

  • Tenemos tal Sumo sacerdote
  • Su ministerio superior
  • El antiguo pacto
  • El nuevo pacto

Análisis general

  • 1.

    ¿Cómo el primer párrafo (1-2) sirve de resumen y de transición? (Para responder esta pregunta, necesita ver el contexto más amplio).

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    Hasta este momento hemos estudiado la grandeza de tal Sumo sacerdote. Esto se resume en el versículo 1. El versículo 2 habla de la grandeza del ministerio del Sumo sacerdote. Este será el tema de los capítulos 8 al 10.

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Análisis del segmento

  • 8:1-2

    1.

    ¿Dónde está sentado nuestro Sumo sacerdote? ¿Qué significa esto?

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    Él está sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos (1). Está en el lugar de máximo honor (Flp 2:9-11) y recibió toda autoridad en el cielo y en la tierra (Mt 28:18). Está en los cielos, no en la tierra. Esto denota su perfección, exaltación y sacerdocio permanente, lo que le hace superior a todo sacerdote terrenal.

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  • 2.

    ¿En qué se diferencia el tabernáculo donde ministra nuestro Sumo sacerdote?

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    Es el verdadero tabernáculo, no una copia. El Señor lo estableció, no el hombre (2). Quiere decir que Dios realiza todas las cosas necesarias para que el hombre se acerque a Él. No se involucra ningún agente humano o mediador.

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  • 8:3-6

    3.

    ¿Qué distingue a Jesús de los sacerdotes terrenales respecto a lo que ofrecen?  (Vea 7:27; 9:14; 10:10)

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    Mientras que los sacerdotes terrenales presentaban ofrendas y sacrificios, Cristo ofreció su cuerpo. Mientras que los sacerdotes tenían que ofrecer muchas ofrendas y sacrificios, Cristo se ofreció a sí mismo una vez y para siempre.

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  • 4.

    ¿Qué contraste se hace en los versículos 4 y 5 entre el ministerio de Jesús y el de los sacerdotes terrenales?

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    Los sacerdotes terrenales ministraban en un tabernáculo que solo era figurativo, pero Cristo ministra en el cielo, en el verdadero tabernáculo.

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  • 5.

    ¿Qué implica el versículo 5 sobre la duración del tabernáculo terrenal?  

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    Debido a que el tabernáculo terrenal era una prefiguración, se lo reemplaza cuando viene el Sumo sacerdote del tabernáculo celestial.

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  • 6.

    ¿En qué se basa el mejor pacto (6)? ¿Qué significa esto?

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    Mejores promesas. El nuevo pacto de Dios con su pueblo ofrece mucho más de lo que el antiguo podía. Las mejores promesas son posibles a través de Cristo, el mediador.

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  • 7.

    ¿Cómo es Cristo el mediador de un mejor pacto?

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    Es por su sacrificio personal que las promesas de Dios en el nuevo pacto se cumplen (9:13-15).

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  • 8:7-13

    8.

    ¿Qué faltaba en el pacto anterior?

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    En el antiguo pacto, Dios tomó de la mano a los israelitas sacándolos de Egipto. Pese a su guía y liberación, ellos fracasaron en continuar en la Ley del Señor. Por consiguiente, Dios los abandonó. Lo que carecía en el antiguo pacto era que la relación del pueblo con Dios era pasiva y temporal. Ellos seguían las regulaciones externas, sin el deseo sincero de honrar a Dios en sus corazones. Eran tomados de la mano, pero no seguían a Dios activamente.

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  • 9a.

    ¿Qué promesas hizo Dios en el nuevo pacto?

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    1. Dios pondrá sus leyes en su mente y las escribirá en su corazón. Ellos tendrán un nuevo corazón (cf. Ez 36:26-27). Adorarán a Dios en espíritu y en verdad. 
    2. Dios será su Dios y ellos serán su pueblo. Dios no volverá a abandonar a su pueblo, sino que estará cercano a ellos. Morará entre ellos y los pastoreará (Ap 21:3-4).
    3. No necesitarán que se les enseñe a conocer al Señor, sino que todos conocerán a Dios, desde el más pequeño hasta el mayor. Cada uno construirá una relación personal con Dios. 
    4. Dios tendrá misericordia frente a sus iniquidades, y no se recordará más de sus pecados y transgresiones.
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  • 9b.

    ¿Cómo se cumplieron estas promesas en Cristo?

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    Por la muerte expiatoria de Cristo, Dios perdona todos nuestros pecados. Él no los recuerda y nos muestra misericordia. A través de la fe y el bautismo en el nombre de Jesucristo, son lavados nuestros pecados (Hch 2:38, 22:16).

    Habiendo creído y bautizado en el nombre del Señor Jesús, somos hijos de Dios (Gl 3:26-29), y el Espíritu Santo da testimonio de esto (Ro 8:18).

    Por la renovación y la morada del Espíritu Santo, la palabra de Dios es escrita en nuestros corazones, liberándonos de la mera observancia externa, y nos transforma a la semejanza del Señor (2 Co 3:3-18).

    En Jesucristo, podemos tener un conocimiento íntimo y personal de Dios. Por la manifestación de Él a través de Jesucristo (Jn. 1:18; Col. 1:19), los que hemos creído en Jesucristo podemos acercarnos a Dios (Jn 14:6). Con su palabra y su Espíritu en nosotros, podemos conocer y experimentar personalmente a Dios (Ef 1:17; cf. 1 Jn 2:27).

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  • 10.

    ¿Su relación con Dios aún refleja algunas de las características del antiguo pacto?

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  • 11.

    ¿Cómo podemos participar del mejor pacto?

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    Para participar del nuevo pacto, debemos poner nuestra fe en Cristo, el mediador y Sumo sacerdote del nuevo pacto. Necesitamos entrar en relación con Cristo, a través de los sacramentos que Él instituyó: el bautismo (Gl 3:27; Col 2:11-12; Ro 6:3-4), el lavado de pies (Jn 13:8) y la santa comunión (1 Co 10:16-17; Mt 26:26-28). Debemos estar firmes en nuestra fe en Él (Heb 3:14) y permanecer en Él obedeciendo sus mandamientos (1 Jn 2:6).

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