Contexto

A la luz de la enfermedad de Jacob, José trajo a sus dos hijos a Jacob. El capítulo continúa con la decisión de Jacob de bendecir a los dos hijos de José y de poner al menor sobre el primogénito. La bendición de Jacob nos enseña a obedecer la voluntad de Dios sobre las costumbres y tradiciones existentes y a pasar la bendición prometida de Dios a la próxima generación.

Versículo clave

(48:15-16)

¿Sabía usted que...?

  1. Enfermo (48:1): En hebreo, puede traducirse literalmente como “débil” (Jue 16:7, 11, 17). En el libro de 1 Re 14:1, 5 y 2 Re 8:7, la palabra “enfermo” se refiere a una enfermedad terminal.
  2. “Haciendo un esfuerzo, Israel se sentó…” (48:2): En hebreo, la frase se puede traducir literalmente como “Israel se sentó con gran esfuerzo”. A lo largo de las Escrituras, la palabra “esforzarse” en hebreo puede referirse a varios significados, tales como: los hombres de Israel “se reanimaron” en la línea de batalla (Jue 20:22), David “halló fortaleza” en el Señor su Dios cuando se angustió mucho (1 Sam 30:6), el rey Roboam “se fortaleció” y reinó en Jerusalén  (2 Cr 12:13).
  3. Cama (48:2): En hebreo, se puede traducir literalmente como “sofá”.
  4. Luz (48:3) fue el lugar donde Dios le habló por primera vez a Jacob a través de un sueño. Posteriormente, Jacob le puso a aquel lugar por nombre Betel (Gn 28:10-19, 35:6).
  5. “Efraín y Manasés… al igual que Rubén y Simeón” (48:5): En hebreo, la frase se puede traducir literalmente como “Tanto Efraín y Manasés, como Rubén y Simeón, me pertenecerán”. Por lo tanto, el estado de los nietos de Jacob no solo era igual al de Rubén y Simeón, sino que también eran descendientes directos de Jacob.
  6. “Los ojos de Israel estaban tan debilitados por la vejez” (48:10): En hebreo, la oración se puede traducir literalmente como “los ojos de Israel estaban pesados ​​por la vejez”.
  7. “No pensaba yo ver más tu rostro” (48:11): En hebreo, la expresión de Jacob se puede traducir literalmente como “No esperaba ver tu rostro”.
  8. “A la derecha” (48:13): En las Escrituras, la expresión “diestra” puede referirse a varios significados simbólicos, tales como: ser hábil (Sal 137:5), ser instrumento para librar a Israel del enemigo (Ex 15:6). También puede ser usado en juramento divino (Is 62:8), para protección (Sal 16:8) o para personificación de la sabiduría (Pr 3:16).
  9. “Colocando así sus manos adrede” (48:14): En hebreo, la frase se puede traducir literalmente como “él cruzó las manos”.
  10. “El Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día” (48:15): En hebreo, la frase de Jacob se puede traducir literalmente como “el Dios que me pastorea desde que yo soy hasta este día” o en griego-Septuaginta, “el Dios que me cría desde la juventud hasta el día de hoy”.
  11. “Rescatado” (NVI) (48:16): En las Escrituras, la palabra “rescatado” en hebreo tiene un significado importante. Según el libro de Levítico, el “redentor”, el pariente cercano del pariente varón, era responsable de redimir al pariente que tenía deudas o estaba esclavizado (Lv 25:22-26, 48-49). Además, según el libro de Números, la palabra “redentor” puede traducirse literalmente como “vengador” de la muerte de su pariente asesinado (Nm 35:12).
  12. “Y crezcan” (48:16): El verbo “crecer” proviene de la raíz hebrea “pez”, que literalmente puede referirse como “proliferación” o “multiplicación” (Nm 11:22, Gn 1:22).
  13. “Multiplíquense” (48:16): La bendición de Jacob para Efraín y Manasés se hizo realidad durante la época de Moisés. Según el libro de Números, el número de Efraín más el número de Manasés aumentó de 72.700 adultos varones (Nm 1:32-35) a 85.200 adultos varones (Nm 26:28-37), excediendo la suma del número de Rubén que constaba de solo 43.730 varones (Nm 26:7) y el número de Simeón que consistía en solo 22.200 varones (Nm 26:14). Más tarde, en el libro de Deuteronomio, Moisés dirigió su despedida mencionando “los diez millares de Efraín” y “los millares de Manasés” (Dt 33:17). Además, la enorme población de Efraín y Manasés planteó un problema para Josué en el momento de asignación de territorios (Jos 17:14-18).
  14. “Se sintió disgustado” (48:17): La frase puede traducirse literalmente como “fue malo a sus ojos” en hebreo o “le pareció molesto” en griego-Septuaginta.
  15. “Tomó la mano de su padre” (48:17): El verbo “tomó” se puede traducir literalmente como “agarró” en hebreo o “quitó” en griego-Septuaginta.
  16. “Lo sé, hijo mío, lo sé” (48:19): En hebreo, la frase se puede traducir literalmente como “Yo era un conocedor, hijo mío, yo había conocido”. Mientras que la estructura del primer “lo sé” enfatiza al sujeto como el que entiende la situación actual, el segundo “lo sé” enfatiza el período de tiempo en que el sujeto ya sabía lo que estaba haciendo incluso antes de que José se lo recordara.
  17. “Pero” (48:19): La expresión puede traducirse literalmente como “sin embargo”.
  18. “Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés” (48:20): En las Escrituras, el nombre se usa a veces para pronunciar una bendición o una maldición. Por ejemplo, el autor del libro de Rut describe cómo los ancianos que estaban a la puerta bendijeron a Rut como a la casa de “Raquel y Lea” y a “la casa de Fares, el hijo de Tamar y Judá” (Rut 4:11-12). Por otro lado, el profeta Jeremías da advertencia a los deportados de Judá acerca de la maldición de Dios: “¡Póngate Jehová como a Sedequías y como a Acab, a quienes asó al fuego el rey de Babilonia!” (Jer 29:21-22).
  19. “Una parte” (48:22): De acuerdo con las referencias bíblicas, hay varias interpretaciones con respecto al significado intencionado de la expresión “una parte” que dijo Jacob a José: Primero, puede referirse a la ciudad de Siquem. La palabra “parte” en Gn 48:22 se pronuncia como “shekem” en hebreo, lo que coincide con la pronunciación de la ciudad de Siquem. Las Escrituras describieron la importancia de la ciudad de Siquem para los israelitas, desde la mención de Siquem dentro del futuro territorio de las tribus de Efraín y Manasés (Jos 17:7), la mención de Siquem como la ciudad más importante del reino del norte de Israel (1 Re 12:1, 25) [ref]  a la mención de Siquem como el lugar de sepultura de José (Jos 24:32). Segundo, la expresión puede referirse a la característica física de la tierra. La palabra “parte” en hebreo se puede traducir literalmente como “hombro” o “espalda”, lo cual es interpretado por la NVI como un hombro de tierra o una cresta, una franja de tierra. [ref]  Tercero, la expresión puede referirse a la bendición de una doble porción. Los comentaristas interpretan la porción adicional de Jacob a José como un acto de elevar el estatus de José a ser el primogénito (1 Cr 5:1-2), [ref]  que da derecho al poseedor del estatus de primogénito a tener una doble porción (Dt 21:15-17). [ref]  Cuarto, la expresión puede referirse a un significado figurativo. La tradición antigua interpretó figurativamente esta frase como “oración y petición de ayuda divina” o “una declaración profética que apunta hacia la conquista de Canaán”. [ref]

Esquema

  • Jacob recordó su pasado
  • Jacob bendijo a Efraín y a Manasés
  • Jacob puso a Efraín antes de Manasés

Análisis del segmento

  • 48:1-7

    1.

    ¿En qué se diferenciaron Isaac y Jacob al transmitir su bendición final?

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    Al transmitir su bendición final, Isaac y Jacob usaron cada uno un método diferente. Mientras que, en Gn 27:1-4, Isaac llamó sólo a Esaú para darle su bendición final; en Gn 48:1-9, Jacob no sólo exaltó a Efraín y a Manasés como hijos suyos, sino que también bendijo a ambos uno al lado del otro.

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  • 2.

    ¿Cuáles fueron los tres mensajes de Jacob a José en su lecho de muerte?

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    Los tres mensajes que Jacob le dio a José en su lecho de muerte fueron: Primero, Jacob describió su primer encuentro con el Señor y cómo el Señor le dio su promesa de bendiciones en Luz (Gn 48:3-4). Segundo, Jacob adoptó a Manasés y a Efraín como sus hijos (Gn 48:5-6). Tercero, el recuerdo de la muerte y el entierro de Raquel, la madre de José (Gn 48:7).

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  • 3a.

    Compare la cita de Jacob en Gn 48:3-4 con las propias palabras de Dios en Gn 35:11-12 con respecto a las bendiciones.

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    En Gn 35:11-12, Dios le dijo a Jacob: “Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y un conjunto de naciones saldrán de ti, y reyes saldrán de tus entrañas. La tierra que he dado a Abraham y a Isaac te la daré a ti, y a tu descendencia después de ti”. En Gn 48:3-4, Jacob volvió a contar las palabras de Dios de la siguiente manera: “El Dios omnipotente se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán, me bendijo y me dijo: ‘Yo te haré crecer, te multiplicaré y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua’”.

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  • 3b.

    ¿En qué se diferenciaron las dos citas anteriores y qué podemos aprender sobre la fe de Jacob con respecto a la diferencia?

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    La cita de las palabras de Dios en Gn 35:11-12 fue ligeramente diferente de la cita de Jacob en Gn 48:3-4. Las diferencias eran las siguientes: Primero, el mandato de Dios “crece y multiplícate” (Gn 35:11) se convirtió en una promesa continua de Dios “Yo te haré crecer, te multiplicaré” (Gn 48:4). En segundo lugar, la mención de la Tierra Prometida de Dios (Gn 35:12) se convirtió en “una heredad perpetua” (Gn 48:4).

    Las diferencias de estas citas reflejan la firme fe de Jacob en las promesas de Dios. Aunque el pacto “perpetuo” había sido establecido por Dios con Abraham, el abuelo de Jacob (Gn 17:2-7), y la promesa de Dios de una tierra a los descendientes de Jacob había sido dicha a Jacob previamente en Luz (Gn 35:6-12), Jacob seguía creyendo firmemente que las promesas de Dios aún estaban vigentes. Jacob creía que Dios llevaría a cabo y cumpliría sus promesas incluso hasta las generaciones de sus descendientes. Aunque Jacob había experimentado las bajas de la vida después del evento de Luz, especialmente con la muerte de su amada esposa Raquel (Gn 35:16-20), y con la noticia de la supuesta muerte de su amado hijo José (Gn 37:31-35), no hicieron que Jacob renunciara a su fe. Al final, en su lecho de muerte, Jacob siguió aferrándose firmemente a las promesas de Dios y se las transmitió a José. Asimismo, el ejemplo de Jacob nos enseña a mantener continuamente nuestra firme creencia en las promesas de Dios. Aunque los desafíos de la vida pueden disuadirnos de aferrarnos a las promesas de Dios que aún no se han cumplido, con el ejemplo de Jacob, sabemos que las cosas buenas vendrán para aquellos que esperan fielmente.

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  • 4.

    ¿Cuál fue el significado de que Jacob le enfatizara a José las bendiciones que Dios le había dicho en Luz en Gn 48:3-4?

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    En Gn 48:3-4, Jacob le enfatizó a José las bendiciones que Dios le había dicho en Luz por los siguientes significados: Primero, las bendiciones que Jacob mencionó a José eran las bendiciones de Dios que habían sido transmitidas desde Abraham (Gn 13:16-17), Isaac (Gn 26:3-4), el mismo Jacob (Gn 35:11-12) hasta José (Gn 48:3-4). Segundo, Jacob le mencionó de “una heredad perpetua” recordando a José que allí en Canaán estaba la Tierra Prometida dada por Dios a José y a sus descendientes. En otras palabras, lo que Jacob dijo en Gn 48:3-4 sirvió como recordatorio para José de que su alta posición y su vida cómoda en Egipto eran solo temporales, porque Dios había preparado para él y su descendencia una herencia prometida en Canaán como posesión eterna.

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  • 5.

    ¿Cuál fue el significado de que Jacob reclamara a Efraín y Manasés, los dos hijos de José, como suyos en Gn 48:5-6? Véase también Nm 26:28-37; Dt 33:13-17 y Jos 16:1-17:18.

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    En Gn 48:5-6, el reclamo de Jacob sobre Efraín y Manasés como sus hijos reveló varios significados. Primero, a través del reclamo, Jacob elevó el estatus de Efraín y Manasés y los hizo hijos suyos como Rubén y Simeón (Gn 48:5). Así, en lugar de ser nietos de Jacob, Efraín y Manasés fueron adoptados y se convirtieron en descendientes directos de Jacob. El autor del libro de Números menciona que los descendientes de Manasés y Efraín fueron incluidos en el censo de las doce tribus de Israel (Nm 26:28-37). Además, el autor del libro de Deuteronomio menciona que los dos hijos de José formaron parte de la bendición final de Moisés a las doce tribus, los hijos de Israel (Dt 33:13-17).

    Segundo, a través del reclamo, Efraín y Manasés iban a ser parte de las tribus de Israel y recibir la herencia perpetua de la promesa de Dios. Además, el reclamo de Jacob sirve como recordatorio de que los derechos de nacimiento y la ciudadanía en Egipto de Efraín y Manasés son superficiales. El reclamo de adopción de Jacob les recordó a los dos que también eran herederos de la tierra prometida de Canaán. El autor del libro de Josué describió cómo Josué dividió la tierra de herencia entre las doce tribus de Israel. Según el libro de Josué, Efraín y Manasés no sólo recibieron su parte (Jos 16:1-17:13), sino que también recibieron la región montañosa como herencia adicional (Jos 17:14-18).

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  • 6.

    ¿Cuál fue el significado de que Jacob le recordara a José la muerte de Raquel?

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    En Gn 48:7, el recuerdo de Jacob sobre la muerte de Raquel, su mujer y madre de José, tiene cierto significado. Después de que Jacob había pasado las bendiciones de Dios a José y sus descendientes, Jacob cambió su enfoque al tiempo restante de su vida enfatizando las palabras “Cuando yo…”. Así como Raquel había muerto “en la tierra de Canaán” (Gn 48:7), Jacob sabía que se estaba “muriendo” (Gn 48:21) y ordenó a sus hijos que lo enterraran “en la tierra de Canaán” (Gn 49:30). Además, la reminiscencia de la muerte sirve como conclusión del camino de fe de Jacob. A lo largo de su vida, Jacob luchó con los altibajos de su vida y logró mantener su fe en la promesa de Dios. Así, Gn 48:7 funciona también como una transición del final de la vida de fe de Jacob al comienzo de un nuevo capítulo: la vida de fe de José y sus descendientes.

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  • 48:8-16

    7a.

    Compare la similitud y la diferencia entre la bendición final de Isaac en su ceguera en Gn 27:1-29 con la de Jacob en Gn 48:1-20. La similitud;

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    En la bendición final, tanto los ojos de Isaac como los de Jacob “se oscurecieron” con la edad (Gn 27:1, 48:10) y no podían ver claramente quiénes estaban delante de ellos. En el caso de Isaac, vemos que cuando su hijo menor Jacob le respondió, Isaac tuvo que confirmar su identidad, preguntándole: “¿Quién eres tú, hijo mío?” (Gn 27:18). De manera similar, en el caso de Jacob, vemos que cuando José le presentó a Jacob a Efraín y Manasés, Jacob tuvo que preguntarle a José “¿Quiénes son estos?” para conocer la identidad de los que estaban delante de él (Gn 48:8).

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  • 7b.

    La diferencia;

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    En la bendición final, mientras que Isaac en su ceguera tenía la intención de bendecir a Esaú el primogénito (Gn 27:1-4), fue engañado por Jacob y sin saberlo le dio la bendición del primogénito a Jacob (Gn 27:18-29). Por otro lado, Jacob en su ceguera, tenía en claro a quién bendecir. Aunque Manasés, el primogénito, fue presentado a la derecha, Jacob “colocó sus manos adrede” (Gn 48:13-14) para bendecir a Efraín con su mano derecha y a Manasés con su izquierda (Gn 48:14). Así, Jacob bendijo intencionalmente a Efraín con su mano derecha y a Manasés con su mano izquierda.

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  • 7c.

    A partir de la diferente reacción entre Isaac y Jacob respecto a la bendición final en su ceguera, ¿qué aprendemos acerca de la obediencia a la promesa de Dios hasta la vejez? Véase Gn 25:23, 27:1-4, 18-29, 28:10-22 y Sal 92:14.

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    De la diferente reacción entre Isaac y Jacob respecto a la bendición en su ceguera, podemos aprender la lección de la obediencia a la promesa de Dios hasta la vejez. En el ejemplo de Isaac, el Señor Dios le había dicho a Rebeca, la esposa de Isaac, durante su embarazo que “el mayor serviría al menor” (Gn 25:23). Pero Isaac, en su vejez, sólo llamó a su primogénito Esaú para la bendición final porque su intención era bendecir al mayor en lugar del menor (Gn 27:1-4), contradiciendo así con la voluntad de Dios.

    En el ejemplo de Jacob, el libro de Génesis describe cómo Jacob comenzó su propio camino engañando a su padre Isaac (Gn 27:18-29), y también describe el comienzo de su fe en Dios (Gn 28:10-22). Aunque Jacob experimentó los altibajos de la vida, al final, en su vejez, pudo cumplir fielmente la promesa de Dios, de que “el mayor serviría al menor”, y transmitió la promesa a los hijos de José (Gn 48:14-19).

    El ejemplo de Jacob nos enseña a obedecer la promesa de Dios hasta el final. El autor del libro de los Salmos describió cómo el pueblo de Dios “daría fruto en la vejez” (Sal 92:14). Tal como Jacob se aferró a la promesa de Dios  y “fructificó en su vejez” transmitiendo las bendiciones y la fe en Dios a la próxima generación (Gn 48:19), nosotros también debemos mantener fervientemente nuestra fe y transmitirla a nuestros hijos para que ellos puedan imitar y experimentar personalmente la relación con el Señor Dios.

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  • 8a.

    ¿Cómo presentó José a sus hijos a Jacob? ¿En qué se parecía el método de presentación de José al de sus padres? Véase Gn 30:2-6, 33:5.

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    José presentó a sus hijos como “los que Dios le ha dado” (Gn 48:9). Su presentación fue similar a la de sus padres. Raquel, la madre de José, le había exigido una vez a Jacob, el padre de José, que le diera un hijo. Pero Jacob enojado dijo que “él no estaba en el lugar de Dios, que había retenido a Raquel el fruto de su vientre” (Gn 30:2). Jacob le dijo a Raquel, su mujer, que era Dios quien tenía el poder de dar un hijo, el fruto del vientre. Más tarde, después del nacimiento de Dan, Raquel admitió que Dios “había oído su voz y le había dado un hijo” (Gn 30:6). Además, frente a Esaú, Jacob presentó a sus hijos como “los niños que Dios le había dado” (Gn 33:5), la misma frase que más tarde pronunció José en Gn 48:9 para presentar a sus hijos a Jacob.

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  • 8b.

    ¿Qué lección podemos aprender de la presentación de José de sus hijos? Véase Sal 127:3.

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    De la presentación de José de sus hijos, aprendemos la lección de apreciar a nuestros hijos como regalos del Señor. El autor del libro de los Salmos dice que “herencia del Señor son los hijos” (Sal 127:3). Por lo tanto, en lugar de tratar a nuestros hijos como cargas del matrimonio o molestias de nuestra vida diaria, debemos cuidarlos como una herencia del Señor, una herencia dada por Dios que debemos nutrirla con responsabilidad.

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  • 9.

    Contraste la iniciativa de Jacob de bendecir a los dos hijos de José en Gn 48:9 con su ambición pasada de engañar a su padre Isaac para obtener las bendiciones en Gn 27:18-29.

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    Hubo un marcado contraste entre la ambición pasada de Jacob de obtener las bendiciones a través del engaño en Gn 27:18-29 con su iniciativa de bendecir a los dos hijos de José en Gn 48:9. En su juventud, Jacob fue firme y egoísta en obtener las bendiciones del primogénito al hacer que su hermano Esaú le vendiera su primogenitura (Gn 25:29-34) y al engañar a su anciano padre, aprovechando de su ceguera, para que lo bendijera a él en lugar de a Esaú (Gn 27:1, 18-29). Pero ahora, en su vejez y sin interés propio, Jacob estaba más que dispuesto a pasar todas las bendiciones que había recibido de Dios a José y a sus dos hijos y a las generaciones posteriores (Gn 48:15-19).

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  • 10.

    Del agradecimiento de Jacob por encontrarse con José y su descendencia en Gn 48:11, ¿qué aprendemos acerca de la paciencia en medio del sufrimiento? Véase Sal 126:5 y Sal 56:8.

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    Del agradecimiento de Jacob por encontrarse con José y su descendencia en Gn 48:11, podemos aprender la lección de la paciencia en medio del sufrimiento. Desde que Jacob escuchó la noticia de la muerte de José en Gn 37:31-35 hasta su encuentro en persona con José en Gn 46:28-30, Jacob había estado “enlutado” (Gn 37:35) durante esos veinte años (Gn 37:2, 41:46, 53) por la pérdida de su amado hijo José. Pero al final, el Señor le enjugó las lágrimas a Jacob e hizo que se reuniera con su hijo amado.

    El ejemplo de Jacob nos enseña sobre la paciencia durante nuestro sufrimiento. El autor del libro de los Salmos menciona que el Señor “cuenta sus huidas y pone sus lágrimas en su redoma” (Sal 56:8). En otras palabras, el Señor no solo comprende las dificultades de nuestra vida, sino que también valora cada lágrima de nuestro sufrimiento. Además, el autor del libro de los Salmos continúa diciendo que “irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla, pero al volver vendrá con regocijo trayendo sus gavillas” (Sal 126:5). Tal como el Señor había enjugado las lágrimas de Jacob cuando se reencontró con su amado hijo José, el Señor también valora y escucha nuestras oraciones en lágrimas de súplica y nos responderá en su tiempo perfecto.

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  • 11.

    Describa las bendiciones que Jacob dio a José y a sus dos hijos.

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    Las bendiciones de Jacob a José se pueden dividir de la siguiente manera: Primero, la bendición de la presencia de Dios: el Dios “en cuya presencia anduvieron [sus] padres Abraham e Isaac” y el Dios “que [lo] mantiene desde que [él es] hasta este día” y “que [lo] liberta de todo mal” (Gn 48:15-16). Segundo, la bendición del nombre de Jacob, Israel, y de los antepasados, el nombre de Abraham e Isaac, para estar perpetuo en ellos. Tercero, la bendición de los descendientes para “multiplicarse y crecer en medio de la tierra” (Gn 48:15-16).

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  • 12a.

    ¿Cuáles fueron los significados de que Jacob mencionara al Dios “en cuya presencia anduvieron [sus] padres Abraham e Isaac” a José y sus dos hijos en sus bendiciones? Véase Gn 17:1-4, 26:1-6, 17-22.

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    Hubo varios significados de que Jacob mencionara al Dios “en cuya presencia anduvieron [sus] padres Abraham e Isaac” a José y sus dos hijos en las bendiciones. Primero, la frase requiere que los recipientes de las bendiciones lleven un estilo de vida fiel ante Dios. En Gn 17:1, el autor del libro del Génesis describió cómo el Dios Todopoderoso exigió a Abraham que “anduviera delante de [Él] y fuera perfecto” (Gn 17:1). La demanda de Dios no solo era que Abraham, como recipiente del pacto de Dios (Gn 17:4), anduviera fielmente siguiendo al Señor y sus mandamientos, sino también que fuera irreprensible, no cediendo a su deseo carnal en todos los aspectos de su vida. Segundo, la frase requiere que los recipientes de las bendiciones obedezcan fielmente y esperen pacientemente la promesa de guía y liberación de Dios. En Génesis 26, el autor del libro de Génesis narra cómo Isaac obedeció la advertencia del Señor Dios de no “descender a Egipto” (Gn 26:1-6) y cómo Isaac evitó la pelea con los filisteos y esperó con paciencia a la guía del Señor (Gn 26:17-22). Por lo tanto, similar a lo que habían hecho Abraham, Isaac y Jacob, ahora Jacob quería que José y su descendencia caminaran delante del Señor obedeciendo sus mandamientos y llevando una vida intachable delante de Él.

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  • 12b.

    Describa una experiencia de cómo ha caminado delante del Señor Jesús.

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  • 13a.

    ¿Cuál fue el significado de que Jacob mencionara al Dios “que [lo] mantiene desde que [él es] hasta este día” a José y a sus dos hijos en sus bendiciones? Véase Gn 30:31-43, 31:38-40, 33:13, 28:15, 35:3.

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    La frase de Jacob, “el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día”, tenía cierto significado para José y sus dos hijos. Tal como Jacob pastoreaba las ovejas en su profesión (Gn 31:38-41), el Señor Dios había sido su pastor que lo mantuvo toda su vida hasta el día de hoy. Como pastor, Jacob no sólo cuidó, alimentó y mantuvo al rebaño, sino que también estuvo dispuesto a ser consumido por el calor del día y la helada de la noche cuidando del rebaño (Gn 30:31, 31:38-40, 33:13). De la misma manera, el Señor había estado pastoreando a Jacob “dondequiera que [fuera]” (Gn 28:15) y había estado “con [él] en el camino que [había] andado” y le había “respondido en el día de [su] angustia” (Gn 35:3). Así, la mención de Jacob del Dios que había pastoreado a Jacob durante toda su vida reveló que José y sus dos hijos, los receptores de las bendiciones, serían pastoreados y alimentados durante toda su vida por el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.

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  • 13b.

    Describa una experiencia de cómo el Señor le ha alimentado y guardado a lo largo de su vida.

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  • 14a.

    ¿Cuál fue el significado de que Jacob mencionara al Ángel “que [había] libertado [a Jacob] de todo mal” a José y sus dos hijos en sus bendiciones? Véase Gn 31:24-29, 27:41, 32:6.

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    Jacob compartió con José y sus dos hijos un mensaje importante al mencionar al Ángel que lo había liberado de todo mal. A lo largo de su vida, Jacob había experimentado cómo Dios lo liberaba de todo mal. Primero, Dios rescató a Jacob de su tío Labán, quien tenía el “poder de hacerle daño [a Jacob]” (Gn 31:29), advirtiendo a Labán a través de un “sueño nocturno” (Gn 31:24). Segundo, Dios había protegido a Jacob de su hermano Esaú, quien previamente había tenido la intención de matar a Jacob (Gn 27:41) por haber tomado la bendición del primogénito y había venido a encontrarse con Jacob con sus “cuatrocientos hombres” (Gn 32:6). Tal como el Señor Dios había estado protegiendo y liberando a Jacob de todo mal, ahora el Señor iba a redimir a José y a sus dos hijos, los receptores de las bendiciones de Dios, de todo mal en sus vidas.

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  • 14b.

    Describa una experiencia de cómo el Señor lo ha liberado del mal.

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  • 15a.

    ¿Cuál fue el significado de que Jacob permitiera que “[su] nombre fuera perpetuado en [los dos hijos de José]” en las bendiciones? Véase Gn 32:28.

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    En las bendiciones, Jacob permitió que su nombre fuera perpetuado en los dos hijos de José por una razón importante. El autor del libro de Génesis explica cómo Dios le había dado el nombre de Israel (Gn 32:28). Al adoptar a Efraín y Manasés como sus propios hijos (Gn 48:5), Jacob quería que supieran que a pesar de sus orígenes egipcios, eran hijos de Israel y también herederos de la promesa y las bendiciones de Dios.

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  • 15b.

    ¿Cómo se relaciona con nosotros hoy la bendición del “nombre de Abraham e Isaac sobre los muchachos”? Véase Gl 3:26-29.

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    La bendición que Jacob dio a José y a sus dos hijos se aplica a nosotros hoy. El apóstol Pablo en su carta a los Gálatas escribió: “Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús… Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos según la promesa” (Gl 3:26-29). Aunque físicamente no seamos descendientes directos de los israelitas, nuestra fe en Cristo Jesús nos hace hijos de Dios y herederos de la promesa de Dios. Así, espiritualmente somos descendientes de Abraham y el nombre de Abraham e Isaac está sobre nosotros.

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  • 16a.

    ¿Cuál fue el significado de que Jacob dejase que los muchachos “se multiplicaran y crecieran en medio de la tierra” para José y sus dos hijos? Véase Gn 28:3, 26:4, 35:11, 17:2, 22:17, 1:22.

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    La frase de Jacob de dejar que los muchachos “se multiplicaran y crecieran en medio de la tierra” tiene su significado para José y sus dos hijos. La bendición que Jacob le dio a José y a sus dos hijos fue originalmente un mandato de Dios a Jacob de “crecer y multiplicarse” (Gn 35:11). El mismo mandato también había sido dado por Dios a Isaac (Gn 28:3, 26:4) y a Abraham (Gn 17:2, 22:17). Este mandato se registró por primera vez en el libro de Génesis durante la creación, donde el Señor bendijo y ordenó a las criaturas marinas y a toda ave alada que “se fructificaran y se multiplicaran” (Gn 1:22). Por lo tanto, la frase de Jacob a José y a sus dos hijos no solo fue una bendición del Señor, sino también un mandato del Señor de “fructificar y multiplicarse” y convertirse en una multitud que lleve el legado del nombre del Señor.

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  • 16b.

    ¿Cómo se relaciona con nosotros hoy la bendición de dejar que los muchachos “se multiplicaran y crecieran en medio de la tierra”? Véase Ap 7:6-14.

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    La bendición de Jacob, dejando que Efraín y Manasés se multiplicaran y crecieran en medio de la tierra, es aplicable para nosotros hoy. El autor del libro de Apocalipsis describió que después de que cierto número de las tribus de los hijos de Israel fueron sellados, incluidas las tribus de Manasés (Ap 7:6) y las tribus de José (Ap 7:8), el autor vio “una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas… vestidos de ropas blancas” (Ap 7:9). Esta gran multitud, explicó el autor del libro de Apocalipsis, “son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero” (Ap 7:14). En otras palabras, ellos son los que son salvos en Cristo Jesús. Hoy, ser salvos a través de la sangre del Cordero de Dios significa estar dentro y formar parte de la gran multitud “vestida de ropas blancas” que están ante el trono de Dios en el reino de Cristo.

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  • 48:17-22

    17a.

    ¿Por qué se disgustó José cuando vio que Jacob ponía su mano derecha sobre Efraín, el hijo menor? ¿Estaba justificada su expresión de ira? Véase Gn 25:29-34, 27:1-4, 49:3; Ro 9:11-12 y Heb 11:21.

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    José se disgustó cuando vio a su padre Jacob bendiciendo a Efraín con su mano derecha. Después de todo, Manasés era su hijo primogénito y según el libro de Génesis, los primogénitos tenían privilegios especiales. Jacob, el padre de José, había considerado a su primogénito como “[su] fortaleza y el principio de [su] vigor; el primero en dignidad y el primero en poder” (Gn 49:3). Anteriormente, Isaac, el abuelo de José, había declarado su intención de dar su bendición final a Esaú, el primogénito (Gn 27:1-4), el que tenía el derecho de primogenitura (Gn 25:29-34). Al considerar al primogénito como el que tenía el derecho de primogenitura y el principio de la fortaleza, dignidad y poder de su padre, era de gran importancia para José que su padre pusiera su mano derecha sobre la cabeza del primogénito. Con ese fin, José intentó hacer la corrección y “tomó la mano de su padre para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés” (Gn 48:17-18).

    Pero Jacob se mantuvo firme. Le dijo a José: “Lo sé, hijo mío, lo sé”. Le aseguró a José que Manasés se haría grande también. Sin embargo, enfatizó que “[Efraín] su hermano menor sería más grande que [Manasés], y su descendencia [se convertiría] en una multitud de naciones” (Gn 48:19). En otras palabras, Jacob le explicó a José que la elección de Dios no se basaba en costumbres o tradiciones, sino en su llamado. La respuesta de Jacob a José fue repetida más tarde por el apóstol Pablo en su carta a los romanos. El apóstol Pablo escribió que “el propósito de Dios” al poner “a los mayores” para “servir a los menores” no fue “por las obras, sino por el que llama” (Ro 9:11-12). Además, el autor del libro de Hebreos elogió la fe de Jacob en bendecir a los hijos de José antes de su muerte (Heb 11:21). Así como Isaac, el padre de Jacob, había bendecido a Jacob y a Esaú “respecto a cosas venideras” (Heb 11:20), Jacob bendijo a Efraín y a Manasés al transmitirles la fe acerca de la promesa futura de la elección de Dios.

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  • 17b.

    Compare la reacción de Efraín y Manasés ante la bendición invertida con la de Jacob y Esaú.

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    Ante la bendición invertida, la reacción de Efraín y Manasés fue diferente a la de Jacob y Esaú. La bendición invertida provocó una larga disputa entre los dos hermanos, Jacob y Esaú. Aunque el voto de Esaú de matar a Jacob (Gn 27:41) se calmó después de su encuentro en Gn 32-33, la lucha entre las dos tribus, Edom e Israel, continuó a lo largo de las Escrituras (Nm 20:14-21; Jue 11:17)(2 Sam 8:14 y 2 Re 8:20-22).

    Por otro lado, tal como José había aceptado voluntariamente la profecía de Jacob con respecto a Efraín y Manasés (Gn 48:19-20), Efraín y Manasés obedecieron la bendición invertida de su abuelo criando a cada uno de sus hijos “sobre las rodillas de José” (Gn 50:23). Además, la unidad y la armonía entre la tribu de Efraín y la tribu de Manasés quedaron registradas a lo largo de las Escrituras (Nm 1:32-35; Dt 33:17; Jos 14:4).

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  • 18a.

    Haga una lista de los ejemplos en las Escrituras donde mencionan que “el mayor servirá al menor”.

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    En las Escrituras encontramos varios ejemplos donde mencionan que “el mayor servirá al menor”, como el ejemplo de Isaac e Ismael (Gn 16:10-18:15, 25:5), el ejemplo de Jacob y Esaú (Gn 25:19-28:5), el ejemplo de José y Rubén (Gn 48:15-16, 49:1-28), y el ejemplo de Efraín y Manasés (Gn 48:13-20).

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  • 18b.

    A partir de los ejemplos en las Escrituras donde mencionan que “el mayor servirá al menor”, ¿qué aprendemos acerca de la elección de Dios?

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    A partir de los ejemplos en las Escrituras donde mencionan que “el mayor servirá al menor”, podemos aprender acerca de la elección de Dios. El Señor no elige a sus siervos en base a la apariencia o la estatura física, tal como lo vemos a través del ejemplo de Dios eligiendo a David en lugar de a sus siete hermanos (1 Sam 16:1-13); ni se basa en la edad de uno, tal como lo muestra el ejemplo de Dios eligiendo a Samuel en vez de a los dos hijos de Elí (1 Sam 2:18-21) y el ejemplo de Dios eligiendo a Timoteo sobre los ancianos y las ancianas (1 Ti 4:12, 5:1-2). La elección de Dios tampoco depende de las obras de uno (Ro 9:11-12; Tit 3:5), sino que el Señor elige a sus siervos en base a su corazón (1 Sam 16:7), acorde a su voluntad (Ro 9:18) y su misericordia. Y es a través de ellos que los hombres nos consideran “como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios”(1 Co 4:1-6).

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