Contexto

Después de la migración de los jacobitas, la narración se centra ahora en José presentando a su familia al faraón y su gobierno en Egipto durante la severa hambruna. Por otro lado, a través del ejemplo del deseo de Jacob antes de morir, podemos aprender a aferrarnos fielmente a la promesa de la herencia eterna.

Versículo clave

(47:30)

¿Sabía usted que...?

  1. “Cinco de sus hermanos” (47:2): En hebreo, la frase puede traducirse literalmente como “de la extremidad” o “de la totalidad de sus hermanos tomó cinco varones”, lo que implica una selección al azar.
  2. Habiten (47:4): En la raíz hebrea, la palabra significa literalmente “residir temporalmente”, enfatizando que la intención de Jacob era quedarse temporalmente en Egipto.
  3. “En lo mejor de la tierra” (47:6): En griego-Septuaginta, la expresión se puede traducir literalmente como “en el alto nivel de valor de la tierra”.
  4. “Hombres capaces” (47:6): En hebreo, la frase se puede traducir literalmente como “hombres de competencia” o “hombres de habilidad”. Las Escrituras usan esta palabra para referirse a alguien que es veraz y “temeroso de Dios”, y que tiene una habilidad discreta para juzgar y gobernar a muchas personas (Ex 18:21, 25). Además, las Escrituras usan la misma palabra para “valientes” o combatientes (2 Sam 11:16).
  5. “Mayorales de mi ganado” (47:6): En hebreo, la frase se puede traducir literalmente como “oficiales de ganado” o “supervisores de ganado”. Esta ocupación aparece con frecuencia en las inscripciones egipcias ya que el rey poseía numerosos rebaños de ganado. [ref]
  6. “Jacob bendijo al faraón” (47:7, 10): En hebreo, el verbo “bendecir” se puede traducir literalmente como “saludar”. En hebreo, la expresión “bendecir a alguien” se puede traducir como salutación con una oración de bendición realizada al encontrarse con alguien (2 Re 4:29, 10:15 y 1 Sam 13:10) o al despedirse de alguien (Gn 24:60 y 1 Re 8:66).
  7. “En la tierra de Ramesés” (47:11): Ramesés era otro nombre para Gosén (Gn 45:10). Según documentos históricos, Ramesés II amplió la ciudad de Tanis y la convirtió en su capital en el siglo XIII a.C. Por lo tanto, este nombre real se adjuntó a esta tierra y a la región circundante. [ref]
  8. “Según el número de los hijos” (47:12): En griego-Septuaginta, la frase se puede traducir literalmente como “según la persona” o “el cuerpo”, y en hebreo, “según la boca de los hijos” o “según su alimentación” o “la cantidad que consumirá la familia”.
  9. “Desfallecían de hambre la tierra de Egipto y la tierra de Canaán” (47:13): En hebreo, la palabra “desfallecer” se puede traducir literalmente como “estar cansado” y en griego-Septuaginta, como “falló” o “se extinguió”.
  10. Caballos (47:17): En este pasaje, por primera vez en las Escrituras se menciona la palabra “caballos”. Este animal era muy apreciado y se había generalizado por todo el Oriente Cercano a mediados del siglo XVI a.C. [ref]
  11. “Danos semilla” (47:19): En griego-Septuaginta, la expresión se puede traducir literalmente como “danos la semilla, para que podamos sembrar semilla”. Los registros históricos egipcios mencionan la práctica de que el estado preste semillas de maíz a los agricultores para que las paguen en el momento de la cosecha. [ref]
  12. “La quinta parte” (47:24): Equivale a un impuesto del 20 por ciento de la cosecha a cambio de la providencia y de la semilla que se sembrará. Según una referencia histórica, una tasa de interés del 20 por ciento en los préstamos de dinero era bastante común, mientras que la tasa de los préstamos para productos agrícolas era generalmente del 33,3 por ciento. [ref]
  13. Siervos (47:25): La antigua esclavitud era la forma aceptada para escaparse de la pobreza, recibiendo un estatus cómodo bajo un amo generoso. En el mejor de los casos, la antigua esclavitud era como un empleo, mientras que el hombre libre era más como uno que trabajaba por cuenta propia. [ref]
  14. “La vida nos has dado” (47:25): En hebreo, la frase se puede traducir literalmente como “tú nos preservas”, enfatizando la acción que se realiza.
  15. “Hasta hoy” (47:26): La expresión hebrea “hasta hoy” se usaba en contextos legales para atestiguar que las leyes registradas en Gn 47:22 y Gn 47:24 se aplicaban aún en los días del narrador. 
  16. “Así habitó Israel… ; ellos…” (47:27): En hebreo, el primer verbo “habitar” está en forma singular, mientras que los tres verbos siguientes “tomaron posesión”, “se aumentaron” y “se multiplicaron” están en forma plural. El cambio repentino de la forma del verbo reflejó la unión de Jacob como individuo con Israel como nación.
  17. “Diecisiete años” (47:28): Jacob vivió con José en Egipto tanto tiempo como José vivió con Jacob en Canaán (Gn 37:2).
  18. “Que me trates con… lealtad” (47:29): En griego-Septuaginta, la palabra “lealtad” se puede traducir literalmente como “veracidad”.
  19. “Me sepultarás en el sepulcro de ellos” (47:30): La expresión se refiere a la cueva de Macpela, la que había comprado Abraham (Gn 23:9). En esa cueva fueron sepultados Abraham y Sara su mujer, Isaac y Rebeca su mujer, y Lea la mujer de Jacob (Gn 49:31). Más tarde, Jacob fue sepultado en la misma cueva (Gn 50:13).
  20. “Israel se inclinó sobre la cabecera de la cama” (47:31): En griego-Septuaginta, la frase se puede traducir literalmente como “Israel se postró sobre el extremo de su bastón”.

Esquema

  • José presentó su familia al faraón
  • José lidió con la hambruna
  • José juró a Jacob

Análisis del segmento

  • 47:1-12

    1a.

    ¿Cómo se dirigió el faraón a los hermanos? ¿Por qué?

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    Después de que José presentó a los cinco hermanos al faraón, el faraón les preguntó: “¿Cuál es vuestro oficio?” (Gn 47:3). La pregunta del faraón a los hermanos resumía su necesidad de conocer personalmente la identidad de ellos, incluyendo sus antecedentes familiares, la razón por la que trajeron con ellos sus ovejas, sus vacas y todo lo que tenían para habitar en la tierra de Gosén (Gn 47:1).

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  • 1b.

    ¿Cómo respondieron los hermanos al faraón?

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    Ante la pregunta del faraón, los hermanos respondieron: “Pastores de ovejas son tus siervos, así como nuestros padres… Para habitar en esta tierra hemos venido, porque no hay pasto para las ovejas de tus siervos, pues el hambre es grave en la tierra de Canaán; por tanto, te rogamos ahora que permitas que habiten tus siervos en la tierra de Gosén” (Gn 47:3-4).

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  • 1c.

    Compare la respuesta de los hermanos ante el faraón de Egipto con la decisión de Lot que fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. En cuanto a su fe ante la promesa de Dios, ¿qué diferencia encontramos y qué podemos aprender acerca de ella? Véase Gn 13:12-13 y Heb 11:9-10.

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    Mientras que Lot fue finalmente tentado a asentarse él y su familia en Sodoma (Gn 13:12-13), los hermanos de José enfatizaron al faraón en su respuesta que eran pastores como sus antepasados ​​y emigraron a Egipto solo para encontrar pastos para sus rebaños (Gn 47:3-4), no deseando una residencia permanente en Egipto.

    De la respuesta de los hermanos podemos aprender acerca de su fe en la promesa de Dios. Similar a la fe de Abraham, que esperaba y se aferraba a “la tierra prometida en una tierra ajena” (Heb 11:9-10), la respuesta de los hermanos mostró su determinación y reflejó su fe para aferrarse a la promesa de Dios, la Tierra Prometida de Canaán. Aunque los hermanos se quedaron “en lo mejor de la tierra” (Gn 47:6) de Egipto, estaban allí solo por el pasto (Gn 47:4). Entre las grandes oportunidades que había en Egipto, estaban decididos a mantener su ocupación como pastores, al igual que su padre y sus antepasados, sabiendo que algún día iban a regresar a Canaán, la Tierra Prometida de Dios.

    Los ejemplos de Lot en Sodoma y los hermanos de José en Egipto nos enseñan que para aferrarnos a la promesa de Dios se requiere determinación y fidelidad de nuestra parte. El mundo que nos rodea, que constantemente nos ofrece riqueza y cierto estilo de vida, tiende a alejarnos de nuestra fe en la promesa de Dios. Mientras que la fe de Lot se vio influenciada por la riqueza y el estilo de vida de Sodoma, los hermanos de José estaban decididos de que su estancia en la gran ciudad de Egipto era temporal. Por lo tanto, para que se cumpla la promesa de Dios requiere que seamos fieles a ella, recordándonos siempre que el mundo y su encanto son temporales y pasajeros.

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  • 2a.

    ¿Cuál fue la petición de los hermanos al faraón?

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    Cuando los hermanos le contaron al faraón sobre la ocupación de su familia y su intención de buscar pastos, los hermanos le pidieron al faraón que “[les] permitiera habitar en la tierra de Gosén” (Gn 47:4).

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  • 2b.

    ¿Cómo se relaciona la petición de los hermanos con la profecía de Gn 15:13?

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    La petición de los hermanos al faraón cumplió con la profecía de Dios sobre la nación de Israel registrada en el libro de Gn 15:13. La profecía decía que “[los descendientes de Abram, Israel] habitarían en tierra ajena y serían esclava allí”. Por lo tanto, este pedido de vivir en la tierra de Gosén, implicaba que se convertirían en extranjeros en una tierra que no era de ellos. Además, la orden del faraón de poner a los hermanos por “mayorales del ganado [del faraón]”, los haría también servir a los egipcios, tal como lo profetizó el Señor a Abraham.

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  • 3a.

    ¿Cómo se dirigió el faraón al padre de José, Jacob? ¿Por qué?

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    Después de que José introdujo a Jacob al faraón y después de que Jacob bendijo al faraón, el faraón le preguntó a Jacob: “¿Cuántos años tienes?” (Gn 47:7-8). La pregunta del faraón resumió su asombro por la edad y la vida de Jacob. El faraón no solo estaba asombrado de la fuerza de Jacob para viajar desde tan lejos hasta Egipto, sino también de conocer al padre fundador de la tribu de los jacobitas.

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  • 3b.

    ¿Cómo respondió Jacob al faraón?

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    Ante el intrigado faraón, Jacob le respondió: “Los días de mi peregrinación son ciento treinta. Pocos y malos han sido los años de mi vida, y no han llegado a los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación” (Gn 47:9).

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  • 3c.

    ¿Qué significaba la respuesta de Jacob al faraón? Peregrinación;

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    Ante la pregunta del faraón respecto a su edad, Jacob dijo que “los días de [su] peregrinación [fueron] ciento treinta” (Gn 47:9). Jacob le explicó al faraón que su vida consistía en años de peregrinaje. Al igual que la peregrinación de los padres de Jacob, la peregrinación de Jacob había sido de una estancia a otra, y así continuamente: desde Beerseba a Harán (Gn 28:10-29:1ss), de Harán a Canaán (Gn 29:1-37:1ss) y finalmente desde Canaán a Egipto (Gn 37:1-46:28ss).

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  • 3d.

    Pocos;

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    Además, en su respuesta, Jacob dijo: “Pocos… han sido los años de mi vida, y no han llegado a los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación” (Gn 47:9). Aunque a los ojos del faraón, los años de la vida de Jacob fueron muchos, Jacob le reveló al faraón que los años de su vida eran ciertamente pocos en comparación con los de sus antepasados. Según el libro de Génesis, el padre de Jacob, Isaac, vivió hasta los 180 años (Gn 35:28) y el abuelo de Jacob, Abraham, vivió hasta los 175 años (Gn 25:7). Así, Jacob, que en el momento de su llegada a Egipto tenía sólo 130 años (Gn 47:9), vivió hasta los 147 años (Gn 47:28), unos 30 años menos que sus antepasados.

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  • 3e.

    Malos;

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    Por último, Jacob respondió al faraón: “Malos… han sido los años de mi vida” (Gn 47:9). Aunque su antigüedad excedía la del faraón, Jacob explicó claramente que su vida había estado llena de sufrimiento. Comenzando con la huida de Jacob de la amenaza de asesinato de su propio hermano Esaú (Gn 27:42-45), el engaño de su tío Labán (Gn 29:25, 31:6), la violación de su hija Dina (Gn 34:1-5), la muerte de su amada esposa Raquel (Gn 35:18-20), el incesto entre Rubén y Bilha, la concubina de Jacob (Gn 35:22), hasta la presunta muerte de su amado hijo José (Gn 37:33-35). Jacob enfatizó que “los años de su vida” habían sido malos.

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  • 4a.

    Compare la respuesta de Jacob al faraón con las acciones de Ezequías ante los mensajeros del rey de Babilonia. Véase 2 Re 20:1-19.

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    Hubo una diferencia entre la respuesta de Jacob al faraón y las acciones de Ezequías ante los mensajeros del rey de Babilonia. Según el libro de Gn 47:9, ante el asombro del faraón respecto a la duración de su vida, Jacob simplemente compartió que “los años de [su] peregrinación [fueron] ciento treinta. Pocos y malos [habían] sido los años de [su] vida, y no [habían] llegado a los años de la vida de [sus] padres en los días de su peregrinación” (Gn 47:9).

    En cambio, el rey Ezequías, después de que el Señor le añadiera otros quince años (2 Re 20:5-6), orgullosamente “les mostró [a los mensajeros del rey de Babilonia] toda la casa de sus tesoros, la plata y el oro, las especias y ungüentos preciosos, su depósito de armas y todo lo que había en sus tesoros. El rey Ezequías, en su vida adicional, mostró toda la gloria de su dominio.

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  • 4b.

    A partir de la comparación entre los dos ejemplos recién mencionados, ¿qué aprendemos acerca de la humildad de Jacob?

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    De la comparación de los dos ejemplos anteriores, podemos aprender la lección de la humildad. Por un lado, en lugar de gloriarse de sus ciento treinta años de larga vida como padre fundador de la tribu de los jacobitas, Jacob le confesó humildemente al faraón que no solo fueron los años de su vida “pocos y malos”, sino que tampoco habían llegado a los años de la vida de sus antepasados ​​(Gn 47:9). Jacob no se jactó de su parentesco con los reyes de Edom (Gn 36:31-39) ni se jactó de su fama para infligir “el terror de Dios… sobre las ciudades de sus alrededores” (Gn 35:5).

    Por otro lado, en lugar de mostrar su agradecimiento al Señor por realizar buenas obras sobre su pueblo y sanarlo de su enfermedad, el rey Ezequías se jactó con orgullo de la gloria de su logro y dominio (2 Re 20:12-13). El rey no se dio cuenta de que la extensión de su vida que le había dado el Señor no debía usarse simplemente para jactancia mundana. Al fin y al cabo, el profeta Isaías tuvo que advertir al rey del castigo del Señor que vendría sobre él a causa de su jactancia (2 Re 20:16-18).

    Al comparar el ejemplo de Jacob con el del rey Ezequías, aprendemos la importancia de ser humildes en nuestra vida diaria. En esta sociedad de alta exigencia, somos tentados a mostrar nuestros logros con el fin de impresionar a los demás. Pero el profeta Isaías nos recuerda que al Señor le desagradan los soberbios (Is 13:11). Los ejemplos de las riquezas del rey Ezequías y el terror de Dios de Jacob nos recuerdan que nuestros logros también provienen de la misericordia del Señor, no de nuestro propio esfuerzo.

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  • 5a.

    Compare la relación entre Jacob y el faraón en Gn 47:7-10 con la de Abram y el faraón en Gn 12:17-20. ¿En qué se diferencian estas relaciones entre sí?

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    La relación entre Abram y el faraón en Gn 12:17-20 fue diferente de la relación entre Jacob y el faraón en Gn 47:7-10. Mientras que en Génesis 12, el faraón envió a Abram y su mujer fuera de Egipto por haberle mentido acerca del estado de Sarai y por haber causado la plaga del Señor sobre los egipcios (Gn 12:17-20), en Génesis 47, el faraón recibió a Jacob y a su casa para que habitaran en la tierra de Egipto debido a las bendiciones que habían recibido a través de José, el hijo de Jacob. Además, el faraón permitió que el anciano Jacob lo bendijera (Gn 47:7, 10).

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  • 5b.

    ¿Cómo fue la bendición de Jacob al faraón en Gn 47:7, 10 de acuerdo con las palabras del Señor a Jacob en Gn 46:3-4?

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    La bendición de Jacob al faraón en Génesis 47 estaba de acuerdo con las palabras del Señor a Jacob previamente en Génesis 46. Antes de que Jacob siguiera su viaje a Egipto, el Señor le habló a Jacob en Beerseba, en visiones de noche, diciendo que “[Él] descendería con [Jacob] a Egipto” (Gn 46:3). La profecía del Señor se comprobó cuando el faraón le dio una calurosa bienvenida a Jacob y a su familia para que habitaran en la tierra de Egipto, prefigurando así la preparación para hacer de Jacob una gran nación allí en Egipto.

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  • 47:13-26

    6a.

    ¿Qué tan severa fue la hambruna en esa época del año?

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    Las Escrituras registran que “el hambre era muy grave”, que “no había pan en toda la tierra” (Gn 47:13). Esta vez, no sólo desfallecía de hambre la tierra de Canaán, sino también la tierra de Egipto (Gn 47:13).

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  • 6b.

    ¿Cómo gobernó José a los egipcios durante el período de la severa hambruna?

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    Durante la severa hambruna, José hizo lo siguiente para los egipcios. Primero, José “recogió todo el dinero que la tierra de Egipto y la tierra de Canaán le habían pagado por los alimentos que de él compraban” (Gn 47:14). En segundo lugar, José hizo que trajeran sus ganados, incluyendo caballos, ovejas, vacas y asnos (Gn 47:17), y José les dio alimentos a cambio de todos sus ganados. Tercero, José compró toda la tierra de Egipto, es decir, la tierra de cada uno de los egipcios (Gn 47:20), y también compró al pueblo para que fueran siervos del faraón (Gn 47:19, 21) a cambio de pan y semilla para el pueblo.

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  • 6c.

    A partir de lo que hizo José en Gn 47:14, 20, ¿qué aprendemos acerca de su fidelidad hacia el faraón?

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    A partir de lo que hizo José en Gn 47:14, 20, podemos aprender acerca de su fidelidad hacia el faraón. Cuando el pueblo ofreció a José su dinero y sus pertenencias a cambio del pan, “José metió el dinero en casa del faraón” (Gn 47:14) y “compró José para el faraón toda la tierra de Egipto” (Gn 47:20). José, como gobernador de toda la tierra de Egipto, y con su alto estatus y poder, podría haber tomado parte del dinero, de los rebaños y de la tierra para sí mismo como bono de su servicio de administración. Sin embargo, las Escrituras registran claramente que José “metió el dinero en casa del faraón” y “compró para el faraón toda la tierra de Egipto” (Gn 47:14, 20).

    Tal como José fue fiel a Potifar en su trabajo cuando estaba en la casa de Potifar (Gn 39:1-6) y al carcelero cuando estaba en la cárcel (Gn 39:20-23), José fue fiel al faraón en su trabajo cuando ascendió al poder para ser gobernador “sobre toda la tierra de Egipto” (Gn 41:37-45). A diferencia del apóstol Judas, que se aprovechó de su cargo de tesorero para robar el dinero (Jn 12:6), José no se aprovechó de su alto estatus, sino que cumplió fielmente su trabajo para su empleador, el faraón. Una vez, el Señor Jesús nos exhortó, diciendo: “el que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel” (Lc 16:10). Las palabras del Señor Jesús y el ejemplo de las obras que hizo José al faraón nos enseñan que siempre debemos ser fieles en todo lo que hacemos, incluso en lo más pequeño. Por ejemplo, si somos fieles en hacer nuestro trabajo en la escuela o en el lugar de trabajo, entonces debemos ser aún más fieles en hacer el trabajo de la iglesia que se nos ha asignado. Además, las palabras del Señor Jesús nos enseñan que ser fieles en trabajos de menor responsabilidad sirve como fundamento y es una prueba sólida de nuestra fidelidad para hacer trabajos de mayor responsabilidad.

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  • 7.

    Compare y contraste la condición después de la hambruna de los egipcios en Gn 47:13-26 con la condición de los jacobitas en Gn 47:27. ¿Cómo se relaciona este contraste con la promesa de Dios a los jacobitas en Gn 46:3?

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    El libro de Génesis menciona la condición de los egipcios y los jacobitas durante la severa hambruna. Los egipcios dieron todo su dinero, sus ovejas, sus vacas, su tierra, e incluso ellos mismos como siervos, a cambio del pan y la semilla (Gn 47:14-21). Para los egipcios, la severa hambruna no solo hizo que perdieran sus pertenencias y sus tierras, también hizo que tuvieran un contrato de trabajo con el faraón, entregando la quinta parte de su cosecha al faraón (Gn 47:23-26). Por otro lado, los jacobitas, que empezaron como inmigrantes en Egipto, terminaron tomando posesiones de la tierra de Gosén y “se multiplicaron en gran manera” (Gn 47:27). De este contraste, aprendemos que Dios proveyó fielmente a los jacobitas durante la hambruna y cumplió su promesa de multiplicación y fecundidad de sus descendientes (Gn 13:16, 17:6, 22:17, 28:14, 46:3).

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  • 8.

    Contraste lo que José hizo a los egipcios en Gn 47:13-26 con lo que hizo el profeta Jonás a los marineros en Jon 1:4-9 y Jon 4:1-11. ¿A qué se debe el gran contraste entre estos dos ejemplos?

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    Hay una gran diferencia entre lo que hizo José a los egipcios durante la severa hambruna y lo que el profeta Jonás hizo a los marineros. Mientras José cuidó amablemente y proporcionó a los egipcios durante esos tiempos difíciles (Gn 47:13-26), Jonás hizo lo contrario. El autor del libro de Jonás menciona que “los marineros tuvieron miedo” y cada uno clamaba a su dios. Luego, durante la “gran tempestad en el mar”, echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos (Jon 1:4-5). Los marineros juntos hicieron todo lo posible no solo para salvar la nave, sino también para salvar a todos los pasajeros que en ella llevaba. Sin embargo, el autor del libro de Jonás hizo hincapié en que “Jonás había bajado al interior de la nave y se había echado a dormir” en medio de la gran tempestad en el mar, haciendo caso omiso de la seguridad de la nave y sus pasajeros. Incluso el patrón de la nave tuvo que despertar a Jonás y ordenarle que clamara a su Dios, sabiendo que Jonás no había contribuido para ayudar a los marineros del peligro de la tempestad (Jon 1:6).

    Por otra parte, José se dio cuenta de que la provisión para el pueblo era el propósito de Dios para él. El libro del Génesis menciona que José había sido enviado por Dios a Egipto “para salvar vidas” (Gn 45:5) y “para mantener con vida a mucha gente” (Gn 50:20). A diferencia de José, el profeta Jonás hizo lo contrario. Cuando el Señor mandó a Jonás “clamar contra [Nínive, la gran ciudad] porque su maldad había subido hasta [Él],” el profeta Jonás, ignorado deliberadamente la orden de Dios, fue a Tarsis, lejos “de la presencia de Jehová” (Jon 1:1-3). Incluso después de que el profeta Jonás se arrepintió desde el vientre del gran pez (Jon 1:17-2:10), se fue a Nínive a predicar el inminente juicio de Dios contra la gran ciudad (Jon 3:1-4) con la esperanza de que ésta fuera destruida. Además, el profeta Jonás hizo una enramada fuera de la ciudad “para ver qué sucedería en [ella]” (Jon 4:5), después de que él se enojó por la compasión de Dios al no destruir la ciudad de Nínive (Jon 3:10). En otras palabras, el profeta Jonás aún estaba esperando la destrucción de las ciento veinte mil personas y no tenía compasión por ellos (Jon 4:9-11), incluso después de que el Señor vio que se convirtieron los ninivitas de su mal camino, y “se arrepintió y no hizo el mal que había anunciado hacerles” (Jon 3:10).

    En el libro de Génesis, el autor describe cómo José cuidó al pueblo de forma activa. Durante la gran hambruna, José no solo ofrecía activamente soluciones y escuchaba voluntariamente las desesperadas peticiones de los egipcios (Gn 47:13-21), sino también era activo en el cumplimiento del propósito de Dios en su vida para el beneficio de otros (Gn 45:5, 50:20). Por otro lado, el profeta Jonás no solo era pasivo ante la seguridad de la nave y la de sus pasajeros (Jon 1:4-9), sino también era indiferente ante la seguridad de la vida de ciento veinte mil habitantes de Nínive (Jon 4:9-11).

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  • 9.

    ¿Qué significados tuvo el establecimiento de la ley por parte de José, de que “la quinta parte” de las cosechas se diera al faraón (Gn 47:26)?

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    En Gn 47:26, el establecimiento de la ley por parte de José, de que la quinta parte de las cosechas se diera al faraón, tuvo varios significados. Primero, la ley establecida por José les recordaría a los egipcios que estaban bajo la providencia del faraón durante la severa hambruna, y el pan estaba disponible bajo el gobierno del faraón (Gn 47:13-22). Segundo, la ley establecida por José les recordaría a los egipcios que tenían que devolver a su país la quinta parte de sus cosechas que habían adeudado previamente por el suministro de alimentos durante la severa hambruna (Gn 47:23-26).

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  • 47:27-31

    10a.

    ¿Cuál fue el último pedido de Jacob a José?

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    “Cuando los días de [Jacob] tocaban a su fin”, hizo su petición de muerte a José, diciendo: “ Si he hallado ahora gracia a tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo y que me trates con misericordia y lealtad. Te ruego que no me entierres en Egipto. Cuando duerma con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos” (Gn 47:29-30).

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  • 10b.

    A partir del moribundo Jacob y su petición antes de morir, ¿qué podemos aprender acerca de: Contar nuestros días: Véase Sal 90:9-10.

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    A partir del moribundo Jacob, podemos aprender sobre cómo contar nuestros días. Jacob sabía que sus años habían sido “pocos y malos” (Gn 47:9), consistente en peregrinación, trabajo, dolor y sufrimiento (Gn 27:42-45, 29:25, 31:6, 34:1-5, 35:18-20, 22, 37:33-35). En lugar de estar orgulloso de su vejez y sumergirse en la abundancia de Egipto, Jacob sabía que iba a morir muy pronto. Así, Jacob hizo jurar a su hijo José que no lo enterrara en Egipto, sino que lo enterrara con sus padres en la Tierra Prometida (Gn 47:29-30).

    El ejemplo de Jacob nos enseña la importancia de contar nuestros días. El autor del libro de los Salmos nos recuerda acerca de nuestros días contados, “Ciertamente todos nuestros días declinan a causa de tu ira; acabamos nuestros años como un pensamiento. Los días de nuestra edad son setenta años. Si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan y volamos” (Sal 90:9-10). Las palabras del salmista nos recuerdan que debemos usar sabiamente nuestro tiempo de vida. Aunque podemos disfrutar del trabajo de nuestra juventud y de la salud, no debemos ser negligentes en nuestro crecimiento espiritual. Dado que los días de nuestros años “pronto pasarán” y “se irán volando”, debemos recordarnos siempre de aprovechar nuestro tiempo para la gloria de Dios.

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  • 10c.

    Nuestro descanso eterno: Véase Heb 4:1-11.

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    De la petición de Jacob antes de morir, podemos aprender acerca de la esperanza en nuestro descanso eterno. Aunque Jacob, en la tierra de Gosén, había recibido y experimentado la abundancia de Egipto durante diecisiete años (Gn 47:28), Jacob se negó a ser sepultado en Egipto. Aún se aferraba a la certeza de la Tierra Prometida de Dios y quería ser enterrado junto con sus antepasados ​​(Gn 47:29-30). La esperanza eterna de Jacob de la Tierra Prometida de Dios prefigura la esperanza futura de nuestro descanso eterno, como se menciona en la Carta a los Hebreos. El libro de Hebreos menciona que “queda un reposo para el pueblo de Dios, porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas” (Heb 4:9-10). En otras palabras, mientras “volemos” y “cesemos” de la obra de este mundo, Dios promete que su pueblo entrará en su descanso eterno. Además, el autor del libro de Hebreos agrega que debemos “procurar entrar en aquel reposo” (Heb 4:11). Así como Jacob había sido diligente en aferrarse a la promesa de la tierra de herencia durante su estadía en Egipto, también debemos ser diligentes en nuestra obediencia a la palabra de Dios. De esta forma, seremos considerados dignos para entrar en el descanso eterno del Señor.

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