Contexto

En el presente pasaje, Pablo escribe a los Corintios acerca de otros dos temas que se relacionan un poco con el tema que abordó en el capítulo anterior. En la lección anterior, aprendimos sobre el juicio que Pablo esperaba que la iglesia pronunciara sobre la persona sexualmente inmoral en la iglesia. En esta lección, Pablo reprende a la iglesia de Corinto por no juzgar los pleitos entre hermanos y advierte contra la inmoralidad sexual.

Versículo clave

(6:19-20)

¿Sabía usted que...?

  1. La palabra griega para “juez”, krinō, y sus afines predominan en el primer segmento de este pasaje (1 Co 6:1-8). Se traducen de diversas formas: “llevar el asunto” (v. 1); “juzgar” (vv. 2, 3, 4, 5); “asuntos” (vv. 2, 4); “pleitos” (vv. 4, 7); “pleitear” (v. 6).
  2. “Asuntos tan pequeños” (2) y “cosas de esta vida” (3) ambos traducen la misma palabra griega, biotikos, que se define como “perteneciente a la vida (diaria)”. [ref]
  3. Falta (7): La palabra también se traduce como “pérdida”. El versículo puede traducirse así: “Ciertamente, ya es una pérdida en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos”.
  4. Cuatro palabras griegas de la misma raíz se ven en el presente pasaje: “fornicarios” (v. 9); “fornicación” (vv. 13, 18); “ramera” (vv. 15, 16); “el que fornica” (v. 18). [ref]

Esquema

  • Resolución de pleitos entre hermanos
  • Advertencia contra los agravios
  • Huid de la fornicación

Análisis general

  • 1a.

    Haga una lista de las seis preguntas retóricas de “¿no sabéis?” que aparecen en este pasaje.

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    • ¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo? (v. 2)
    • ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? (v. 3)
    • ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? (v. 9)
    • ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? (v. 15)
    • ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? (v. 16)
    • ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que no sois vosotros? (v. 19)
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  • 1b.

    ¿Por qué Pablo usa repetidamente este recurso retórico en este pasaje?

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    Si bien en otros pasajes de 1 Corintios Pablo también usa preguntas retóricas de “¿no sabéis?” (1 Co 3:16, 5:6, 9:13, 24), la forma de encadenar una pregunta tras otra en el capítulo 6 es única y llamativa. La serie de preguntas retóricas revela la amonestación ferviente y sincera de Pablo a los Corintios por sus faltas. Parecen implicar también que a Pablo le resultó difícil creer en su embotamiento espiritual. ¡Qué irónico es que una iglesia que se envanecía de su sabiduría era en realidad tan ignorante en la verdad!

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Análisis del segmento

  • 6:1–8

    1.

    ¿Cómo entiende el tono detrás de la palabra “se atreve” (v. 1)?

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    Al igual que la serie de preguntas “¿no sabéis?” que siguen a esta primera pregunta, comenzar este capítulo con la pregunta “¿se atreve…?” expresa su total incredulidad de que tal cosa pueda suceder en la iglesia. La palabra “se atreve” también sugiere la falta de vergüenza por acciones impropias de los creyentes (cf. v. 5).

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  • 2.

    ¿Por qué está mal pleitear contra nuestros hermanos ante los incrédulos?

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    Para empezar, está mal tener pleitos con nuestros hermanos, pero llevar los asuntos ante los injustos es aún más inaceptable. Pablo elige el término “injustos” para los incrédulos (v. 1), en contraste con “los santos”. Los creyentes son santos que han sido lavados, santificados y justificados (v. 11). Tienen una identidad espiritual noble que los incrédulos no tienen. Por eso, Pablo llama a los incrédulos “los que son de menor estima en la iglesia” (v. 4). Los creyentes deben vivir en un plano moral más alto ante Dios que los incrédulos que no se suscriben a las leyes y a los mandamientos de Dios. Como tal, es una burla que los santos tengan pleitos entre ellos y los lleven ante los injustos.

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  • 3.

    ¿Qué requisitos se requieren para aquellos que resuelven disputas entre creyentes?

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    Pablo toca el tema de la competencia en el versículo 2 y la necesidad de sabiduría para resolver disputas en el versículo 5. Por lo tanto, resolver disputas entre creyentes requiere ciertas calificaciones, una de las cuales es la sabiduría para discernir el bien del mal y para ayudar a las dos partes a llegar a una buena resolución.

    Cuando la iglesia en Jerusalén se dio cuenta de su negligencia hacia la minoría de la iglesia, los apóstoles pidieron a la congregación que escogiera a siete hombres de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría (Hch 6:3). Tales calificaciones son necesarias para administrar los asuntos de la iglesia y también pueden aplicarse para resolver disputas. Una persona con buena reputación sería respetada por ambas partes en disputa. Estar lleno del Espíritu Santo también le permite resolver la disputa y manejar el asunto como Cristo, centrándose en Dios.

    Del mismo modo, también podemos considerar las calificaciones de los jueces entre los israelitas: “hombres virtuosos, temerosos de Dios, hombres veraces, que aborrezcan la avaricia” (Ex 18:21). Estas cualidades son esenciales para el que ayude a resolver disputas, porque aseguran la justicia y la integridad espiritual ante Dios.

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  • 4.

    ¿Está Pablo enseñando que la iglesia debe manejar todos los asuntos legales entre los creyentes?

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    El alcance de las disputas a la vista en este pasaje tiene que ver con asuntos de la vida diaria (vea ¿Sabía usted que…? punto 2). La enseñanza de Pablo aquí no debe tomarse sin reservas para sugerir que la iglesia debe tomar el lugar de los tribunales o de la aplicación de la ley en todos los asuntos, incluso en los delitos o felonías.

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  • 5.

    ¿Cómo fue una “falta” para la iglesia de Corinto llevar asuntos ante los injustos?

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    Tal como Pablo ha señalado, que los creyentes presenten demandas judiciales unos contra otros ante los incrédulos es una burla de la propia identidad espiritual de los creyentes. Es un signo de incompetencia espiritual y falta de sabiduría, y es algo para avergonzarse. Un creyente puede ganar una disputa contra un hermano, pero el nombre de Cristo sufre y es de hecho una pérdida para él y para la iglesia.

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  • 6a.

    ¿Cómo revelan las palabras de Pablo en el versículo 7 un problema básico que subyace en los pleitos entre los miembros?

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    Una razón principal por la que tuvieron pleitos en la iglesia de Corinto fue que los creyentes no estaban dispuestos a dejar de lado las ofensas de los demás. No habían practicado las enseñanzas del Señor sobre el perdón y la concesión.

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  • 6b.

    ¿Qué otros problemas revela el versículo 8?

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    Pablo no estaba del lado de los ofensores, tampoco pedía únicamente a los que habían sido agraviados que perdonaran. En el versículo 8, Pablo vuelve a los ofensores y los reprende. Hacer mal y defraudar a otros es inaceptable, sin mencionar hacerlo con nuestros hermanos en Cristo.

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  • 6:9–11

    7.

    ¿Cómo se relaciona este segmento con el anterior?

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    Este segmento continúa el pensamiento del segmento anterior. En el versículo 7, Pablo expresa su desilusión por los que han sido agraviados por no estar dispuestos a sufrir el ser defraudados. Pero en el versículo 8, Pablo vuelve su atención a los malhechores. El presente segmento lleva el punto un paso más allá, advirtiendo severamente a los malhechores sobre los varios tipos de malas acciones.

    La conexión es especialmente clara en el idioma original. La palabra griega para “agravio” en el versículo 8, adikeō, es la forma verbal de “injusto” (adikoi) en el versículo 9.

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  • 8.

    ¿Cuál es el mensaje de Pablo en los versículos 9 y 10?

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    Continuando con la reprensión por los agravios (la injusticia) cometidos contra los hermanos, Pablo les recuerda a los creyentes que los injustos no tendrán parte en el reino de Dios. Aunque podríamos haber llevado una vida injusta antes de nuestra conversión, ahora somos nuevas criaturas en Cristo. No hay lugar para actos injustos tanto en nuestra vida personal como en la iglesia.

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  • 9.

    ¿Cómo el mundo de hoy acepta algunos de los actos mencionados en los versículos 9 y 10?

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    Muchos de los actos injustos mencionados en los versículos 9 y 10, como la fornicación, la idolatría, el adulterio y la homosexualidad, son tolerados, practicados e incluso ampliamente promovidos. Si bien los actos como el robo, la codicia y la estafa son mal vistos públicamente, la deshonestidad y las ambiciones egoístas se encuentran muy extensamente en la actualidad.

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  • 10.

    ¿En qué momento un creyente es lavado, santificado y justificado en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios?

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    Un creyente es lavado, santificado y justificado en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios cuando sus pecados son lavados por la sangre de Jesucristo durante el bautismo. La palabra “lavado” aquí es la misma que Ananías usó cuando ordenó a Saulo que se levantara, se bautizara y lavara sus pecados (Hch 22:16). Además, somos santificados por la sangre expiatoria de Cristo (Heb 10:10, 14, 29, 13:12). Este acto santificador por la sangre de Cristo se da también en el bautismo, ya que el bautismo no solo implica agua, sino también la sangre de Cristo (cf. 1 Jn 5:6-8). Asimismo, somos justificados del pecado cuando morimos y somos sepultados con Cristo en el bautismo (Ro 6:3, 4, 7). [ref]

    Los dos agentes que Pablo menciona, “en el nombre del Señor Jesucristo” y “por el Espíritu de Dios”, también dan testimonio del bautismo. El bautismo para la remisión de los pecados se lleva a cabo en el nombre del Señor Jesucristo (Hch 2:38, 8:16, 10:48, 19:5). Es también por el Espíritu de nuestro Dios que somos bautizados en el único cuerpo de Cristo (1 Co 12:13).

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  • 6:12–20

    11.

    Explique el significado de los dichos en los versículos 12 y 13.

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    En el versículo 12, Pablo hace una distinción entre lo que está permitido y lo que es útil. Él hace una declaración similar en 1 Co 10:23. Pablo nos enseña que los creyentes al tomar decisiones deben basarse en principios superiores en lugar de simplemente ver si el acto es permisible. Por ejemplo, debemos considerar si la acción es beneficiosa para nosotros y para quienes nos rodean.

    Pablo no está diciendo que la inmoralidad sexual sea lícita. Es muy probable que esté tomando una regla de conducta general de su época para argumentar que los cristianos deben apuntar más alto para sus elecciones morales. En términos de inmoralidad sexual, si bien la sociedad puede aceptarla como norma, tales acciones o estilos de vida son dañinos para las personas involucradas. También es espiritualmente mortal, sometiendo a la persona bajo su poder. Tal como enseñó el Señor Jesús, todo el que practica el pecado es esclavo del pecado (Jn 8:34). Las consecuencias de quienes han sido liberados del pecado pero que vuelven a enredarse otra vez en las contaminaciones del mundo son terribles (2 Pe 2:19-22).

    El dicho “los alimentos son para el vientre, y el vientre para los alimentos” en el versículo 13 podría haber sido un dicho entre los incrédulos para minimizar el pecado de la inmoralidad sexual. Pablo argumenta lo contrario y afirma: “el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor”. Al tomar prestado el paralelo del dicho secular, Pablo afirma además que “el Señor es para el cuerpo”. En nuestra existencia física temporal, los alimentos y el vientre pueden ser inseparables. Pero nuestro cuerpo no es simplemente algo físico. Más bien, tiene un significado espiritual. Dado que hemos sido redimidos, nuestro cuerpo ahora pertenece al Señor (Ro 6:12-14). Esperamos el día en que el Señor transforme nuestro cuerpo mortal en un cuerpo glorioso semejante al suyo (v. 14; Flp 3:20-21). Por tanto, la redención del Señor incluye no sólo nuestro espíritu y nuestra alma, sino también nuestro cuerpo (cf. 1 Tes 5:23).

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  • 12.

    ¿Por qué es importante para nosotros mantener nuestro cuerpo santo?

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    En este segmento se dan varias razones por las que debemos santificar nuestro cuerpo:

    1. El cuerpo es para el Señor, y el Señor para el cuerpo (v. 13)
    2. Dios, que levantó al Señor, también nos levantará con su poder (v. 14).
    3. Nuestros cuerpos son miembros de Cristo (v. 15).
    4. La fornicación es un pecado contra el propio cuerpo (v. 18).
    5. Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo (v. 19)
    6. No somos nuestros, sino que hemos sido comprados por precio. Debemos glorificar a Dios en nuestro cuerpo (v. 20).
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  • 13.

    ¿Cuál es el punto de la distinción entre los pecados fuera del cuerpo y el pecado contra el cuerpo?

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    Aunque las palabras de Pablo aquí no significan necesariamente que la inmoralidad sexual es el más grave de todos los pecados, la distinción que Pablo hace aquí sirve para subrayar la relativa gravedad de la inmoralidad sexual en comparación con otros pecados. En lo que se refiere al cuerpo, la inmoralidad sexual es un pecado contra el propio cuerpo, mientras que otros pecados no lo son. En otras palabras, la inmoralidad sexual es perjudicial para el cuerpo porque es la unión de dos individuos (vea los versículos 15-16). Cometer inmoralidad sexual es tomar el cuerpo santificado que pertenece al Señor y unirlo con otra persona sexualmente inmoral. Es una profanación del templo del Espíritu Santo.

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  • 14a.

    ¿Por qué es cada vez más difícil para los cristianos de hoy huir de la inmoralidad sexual?

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    En este mundo de relativismo moral, la inmoralidad sexual ya no es considerada pecaminosa. Los medios también presentan a menudo los actos de inmoralidad sexual como inocuos e incluso admirables. La accesibilidad de la tecnología moderna hace que sea mucho más fácil conocer gente en el mundo virtual. Una persona puede fácilmente intimar con otra persona desde la distancia, incluso antes de que tenga lugar cualquier acto físico.

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  • 14b.

    ¿Cuáles son algunas formas en las que podemos protegernos de las tentaciones sexuales?

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    Debido a la prevalencia y la aceptación generalizada de la inmoralidad sexual, se vuelve aún más necesario que los creyentes guarden sus corazones y sus mentes (cf. Mt 5:28, 15:18-20; Job 31:1). En lugar de conformarnos a este mundo, necesitamos transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento, para comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro 12:2). Debemos incluso desechar los indicios de inmoralidad sexual, como las conversaciones obscenas y sucias (Ef 5:3-5; Col 3:5-8). Más bien, seamos llenos del Espíritu y dejemos que la palabra de Cristo habite en abundancia en nosotros a través de enseñanzas, exhortaciones y cánticos de acción de gracias (Ef 5:18-20; Col 3:16).

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  • 15.

    ¿Cómo el hecho de que hemos sido comprados por precio debería dictar las elecciones que hacemos?

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    Dios nos ha comprado por un precio muy alto que es su propia sangre (1 Pe 1:18-19; Hch 20:28; Ap 5:9). La redención de Cristo ha hecho de nuestro cuerpo un vaso honorable. Ya no somos nuestros, sino del Señor. Por lo tanto, nos corresponde ofrecer nuestros cuerpos como instrumentos de justicia para vivir una vida nueva para Dios (2 Co 5:14-15; Ro 6:11-14, 12:1).

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