Contexto

De la palabra "pues" en 5:1 sabemos que el pasaje actual es una conclusión basada en los pasajes anteriores. Tal como Pablo ha demostrado en los capítulos 3 y 4, somos justificados por la fe en nuestro Señor Jesucristo, a quien Dios ha presentado como propiciación. El presente capítulo ahora se enfoca en la obra redentora de Cristo y trata sobre su sobreabundante gracia en el creyente.

Versículo clave

(5:8)

¿Sabía usted que...?

Esquema

  • Paz con Dios a través de Jesucristo
  • Muerte en Adán, vida en Cristo

Análisis del segmento

  • 5:1–11

    1.

    Basado en los versículos 1-5, ¿cómo describiría las bendiciones de ser un creyente en Cristo?

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  • 2a.

    ¿Qué significa tener paz con Dios?

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    Una vez fuimos enemigos de Dios e hijos de ira (Ro 5:10; Ef 2:3). Pero ahora, en lugar de ser enemigos de Dios, nos hemos convertido en sus hijos y herederos. También hemos sido salvados de la ira de Dios (1 Tes 1:10; Ro 5:9).

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  • 2b.

    ¿Cómo se logró esta paz?

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    Somos reconciliados con Dios mediante la muerte de Jesucristo y su sangre (Ro 5:9-10; Col 1:22). Cristo llevó nuestros pecados en Su cuerpo, para que pudiéramos morir al pecado y vivir a la justicia (1 Pe 2:24).

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  • 3a.

    Explique las dos razones por las que los creyentes se regocijan (vv. 2, 3).

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    Como creyentes, nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios (Ro 5:2), porque tenemos una esperanza viva a través de la resurrección de Jesucristo, y estamos ansiosos por la revelación de Jesucristo y la salvación de nuestras almas (cf. 1 Pe 1:1-9). Además, nos regocijamos en nuestros sufrimientos, sabiendo que Dios tiene un buen propósito para nosotros incluso en las cosas que sufrimos (1 Pe 1:6-7; Ro 5:3-5, 8:28).

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  • 3b.

    En su vida, ¿se regocija por las mismas razones?

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  • 4.

    ¿Qué enseña este segmento sobre el amor de Dios?

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    El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones a través del Espíritu Santo (5:5). Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (5:8).

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  • 5.

    ¿Por qué se le llama a la morada del Espíritu Santo el derramamiento del amor de Dios en nuestros corazones?

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    Cuando el Señor Jesús prometió a los discípulos la venida del Espíritu Santo, les consoló y les dijo que no los dejaría huérfanos sino que volvería a ellos (Jn 14:18-20). Recibir el Espíritu Santo prometido es tener la morada personal de nuestro Señor Jesucristo y una comunión íntima con Él (Jn 14:20-21, 16:22). Por lo tanto, al darnos su Espíritu Santo, Dios derrama su amor en nuestros corazones. Tener el Espíritu Santo en nuestro corazón es tener la constante permanencia y la ayuda de nuestro Señor. Tal amor nos sostiene incluso en nuestras debilidades y sufrimientos (Ro 8:26-30).

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  • 6.

    ¿Cuál es el punto del contraste entre los versículos 7 y 8?

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    El contraste resalta el alcance del amor de Dios y la grandeza de la muerte de Cristo por nosotros. Si el hecho de morir por una persona justa o buena es algo posible pero poco común, ¡cuánto menos posible podría alguien morir por un pecador que no merece en absoluto tal altruismo! Pero esto es exactamente lo que nuestro Señor Jesucristo hizo por nosotros.

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  • 7.

    ¿En qué sentido fuimos alguna vez enemigos de Dios (v. 10)?

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    Ser enemigos de Dios significa ser hostil a Dios en nuestros pensamientos y nuestras obras, negar a Dios y hacer lo que es malo ante sus ojos (Col 1:21; Flp 3:18-19).

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  • 5:12–21

    8.

    ¿Qué indica acerca de la condición humana el hecho de que la muerte sea el fin de todos los hombres (v. 12)?

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    Pablo escribe que la muerte pasó a todos los hombres porque todos pecaron (Ro 5:12). En otras palabras, la universalidad de la muerte es una evidencia concreta de que todos hemos pecado. Toda la raza humana ha estado bajo el reino del pecado y la muerte.

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  • 9.

    ¿Cómo fue Adán “figura del que había de venir” (v. 14)?

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    La Biblia explica en los versículos subsiguientes cómo Adán es figura de Cristo al comparar a los dos en forma repetitiva usando términos como “si … mucho más” (vv. 15, 17) y “como … así también …” (18, 19). En otras palabras, Adán es figura de Cristo porque comparten algunas similitudes claves.

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  • 10.

    ¿Cuál es el punto de este pasaje al comparar a Adán y Jesucristo?

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    De estas comparaciones vemos que Adán es figura de Cristo en el sentido de que así como Adán representó a toda la raza humana, Cristo también representa a todos los creyentes. Además, así como la desobediencia de Adán impactó a todos los que nacieron después de Adán, la obediencia de Cristo también impactó a todos los que iban a creer en Él.

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  • 11.

    ¿Qué significa que muchos murieron por la transgresión de un hombre (v. 15)?

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    El versículo 12 explica que el pecado entró en el mundo por un hombre y la muerte por el pecado, así la muerte pasó a todos los hombres. El versículo 14 nos dice además que aun aquellos que no pecaron de la misma manera que Adán están bajo el reinado de la muerte. Esto significa que en el momento en que Adán desobedeció a Dios, la advertencia de Dios, “el día que de él comas, ciertamente morirás”, se hizo realidad (Gn 2:17). Adán no murió de inmediato físicamente, pero espiritualmente fue apartado de la vida de Dios, como resultado del pecado. Todos los que nacieron después de Adán están ajenos de la vida de Dios (cf. Ef 4:18) y muertos en pecados (Ef 2:5; Col 2:13), sin importar si han cometido o no el mismo pecado que Adán. Desde la perspectiva de Dios, aquellos que no han renacido espiritualmente están muertos (Jn 5:21-25; Mt 8:22; Lc 9:60).

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  • 12.

    Observe el uso de la palabra “reinar” en este segmento. Explique los dos contrastantes reinados.

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    La palabra “reinar” sugiere el ejercicio de poder sobre sus súbditos. Por un lado, el pecado y la muerte reinaron en el sentido de que el mundo entero está bajo el pecado y su influencia y debe sufrir la muerte como consecuencia. Por otro lado, la gracia reina a través de la justicia en el sentido de que aquellos que creen en Cristo son justificados gratuitamente a causa de la abundancia del don de Dios. Los creyentes que son justificados también reinan en vida (v. 17) porque por la gracia de Dios triunfan sobre el pecado y se presentan a Dios como instrumentos de justicia (cf. Ro 6:12-14).

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  • 13a.

    ¿Cómo es la gracia más grande que el pecado?

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    La gracia es más grande que el pecado porque trae vida en lugar de muerte y revierte las consecuencias mortales del pecado. La gracia también es mayor porque mientras que el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación (5:16). La gracia de Dios siempre excede la grandeza del pecado (cf. 5:20).

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  • 13b.

    ¿Cómo se relaciona la gravedad de nuestro pecado con la inmensidad de la gracia de Dios?

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    “Donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (5:20). No importa cuánto haya pecado una persona, la gracia de Dios siempre puede cubrir sus pecados. Cuanto más abunda el pecado, más abunda la gracia de Dios.

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  • 13c.

    ¿Qué nos enseña esta verdad sobre nuestra actitud como creyentes?

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    Cuanto más nos damos cuenta de que hemos pecado contra Dios, más apreciamos la grandeza de la gracia y el amor de Dios hacia nosotros. Por ejemplo, la mujer pecadora que lloró a los pies de Jesús, mostró mayor amor y honor a Jesús porque sus pecados habían sido muchos (Lc 7:36-50). De manera similar, cuanto más contritos estemos por nuestros pecados, más agradecidos estaremos por la gracia de Dios para con nosotros y nos veremos obligados a amarlo (cf. 1 Ti 1:12-16; Tit 3:3-7).

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