Contexto

Hemos estado estudiando la victoria de los creyentes sobre el pecado y la muerte. Esta victoria se vive en las elecciones diarias del cristiano. En esta lección, veremos un cambio notable en el discurso de Pablo hacia el futuro glorioso que Dios tiene reservado para los creyentes. Esta vista panorámica del gran plan redentor de Dios y su amor por nosotros nos ayuda a poner en perspectiva los sufrimientos que soportamos en el presente.

Versículo clave

(8:29-30)

¿Sabía usted que...?

Esquema

  • Los sufrimientos presentes y la gloria futura
  • Intercesión del Espíritu
  • El propósito de Dios para los que le aman
  • Más que vencedores

Análisis general

  • 1.

    ¿Qué tema destacado relacionado con el “tiempo” se encuentra en este pasaje?

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    A lo largo de este pasaje, Pablo habla del futuro que les espera a los creyentes y de cómo podemos fortalecernos en el presente en vista de lo que está en el futuro.

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Análisis del segmento

  • 8:18–25

    1.

    Según el contexto de este capítulo, ¿cuáles son: a. “Los sufrimientos del tiempo presente” b. “La gloria que ha de ser revelada en nosotros”?

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    a. “Los sufrimientos del tiempo presente”

    En este particular segmento, los sufrimientos actuales se relacionan con la “esclavitud de corrupción” a la que ha sido sometida toda la creación. Aunque Pablo no da más detalles sobre lo que es esta esclavitud, parece relacionarse con las limitaciones de nuestra carne antes de que nuestros cuerpos sean finalmente redimidos. Si ampliamos nuestra visión e incluimos el segmento anterior, sufrir con Cristo significa hacer morir las obras de la carne. Si miramos con más detalle este último segmento (8:31-39), entenderemos que los sufrimientos que Pablo tiene en mente también incluyen adversidades u opresiones que podamos enfrentar. Por lo tanto, “los sufrimientos del tiempo presente” son bastante amplios, y van desde vencer la propensión del cuerpo al pecado hasta cualquier dificultad que se nos presente.

    b. “La gloria que ha de ser revelada en nosotros”

    De los versículos 18 al 25, entendemos que la gloria futura que esperamos ansiosamente es la redención de nuestros cuerpos. Haciendo referencia cruzada a otros pasajes sobre la gloria que nos espera, podemos concluir que la redención de nuestros cuerpos se refiere a la resurrección corporal y la transformación de los creyentes en el futuro (cf. 1 Co 15:42-44; Flp 3:20-21).

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  • 2.

    Identifique el uso repetido de la palabra “esperar o aguardar (con anhelo, con paciencia)” en este segmento.

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    Vv. 19, 23, 25

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  • 3.

    ¿Qué implica la palabra “gemir” (vv. 23, 26)?

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    La palabra “gemir” implica sufrimiento y dolor, y por lo tanto está relacionada con el tema general del pasaje. La misma palabra se encuentra en un contexto similar en 2 Corintios 5:2, 4, donde la Biblia habla de la carga de estar en la carne mortal y el anhelo de la morada celestial.

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  • 4.

    Comparta una experiencia donde esperó con anhelo y paciencia algo que no había visto. ¿Qué similitud hay con nuestra espera por el futuro glorioso?

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  • 5.

    ¿Por qué se llama a los creyentes los que tienen las primicias del Espíritu? (cf. 2 Tes 2:13; Ro 16:5; Sant 1:18; Ap 14:4)

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    Otros pasajes del Nuevo Testamento aplican el término “primicias” a los creyentes en Cristo (2 Tes 2:13; Ro 16:5). Santiago 1:18 y Apocalipsis 14:4, respectivamente, llaman a los creyentes “primicias de las criaturas [de Dios]” y “primicias redimidas de entre los hombres”. Se usa esta palabra griega en las Escrituras del Antiguo Testamento para las primicias del campo o rebaños que son santificados y ofrecidos a Dios (Dt 18:4, 26:2, 10; Nm 18:8-12). [ref] Con este trasfondo, podemos interpretar que “teniendo las primicias del Espíritu” significa que los creyentes han sido santificados para Dios a través del Espíritu Santo (cf. 2 Tes 2:13) o que hemos sido bendecidos al participar del Espíritu Santo (cf. Heb 6:4).

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  • 8:26–27

    6.

    Según este segmento,¿cómo el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad?

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    Intercede por los creyentes con gemidos indecibles (v. 26).

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  • 7.

    ¿Qué se entiende por “gemidos indecibles”?

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    El pasaje no especifica exactamente qué son los gemidos, pero podemos notar que los cognados de la misma palabra se usan en los versículos 22 y 23, donde Pablo menciona los gemidos de toda la creación, así como de los creyentes. Podemos inferir que los gemidos del Espíritu son el medio por el cual el Espíritu Santo nos ayuda a expresar nuestras debilidades y sufrimientos presentes en el cuerpo. El mensaje aquí es similar a la enseñanza de Hebreos de que Cristo puede compadecerse de nuestras debilidades y que, por lo tanto, debemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Heb 4:14-16). Además, “gemidos indecibles” también se puede entender como hablar en una lengua, a través de la cual el creyente pronuncia misterios en el Espíritu aunque nadie lo entienda (1 Co 14:2). Cuando hablamos en lengua en oración, de hecho estamos hablando misterios en el Espíritu y somos edificados en el proceso (1 Co 14:4).

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  • 8.

    ¿Qué hace que la intercesión del Espíritu sea eficaz?

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    La intercesión del Espíritu es eficaz porque intercede por los santos según la voluntad de Dios (v. 27). Siendo dominados por la debilidad de la carne, no sabemos qué pedir y cómo debemos orar (v. 26). En otras palabras, nuestras oraciones a menudo no se alinean con los deseos y el propósito de Dios para nosotros. Pero el Espíritu Santo que intercede por nosotros puede elevar nuestra espiritualidad al estar en comunión con Dios y en perfecta armonía con su voluntad. Por eso nos edifica la oración en lenguas y la expresión de los misterios en el Espíritu (cf. 1 Co 14:2, 4).

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  • 8:28–30

    9.

    ¿Quiénes se benefician del hecho de que “todas las cosas ayudan a bien”?

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    Aquellos que aman a Dios y son llamados conforme a su propósito (v. 28).

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  • 10.

    ¿Cómo deben los creyentes conformarse a la imagen del Hijo de Dios (v. 29)?

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    La imagen del Hijo de Dios denota las cualidades divinas de Cristo, la justicia y santidad de la verdad (cf. Ef 4:24). Fuimos sepultados con Cristo en la muerte por el bautismo, a fin de que podamos también andar en vida nueva, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre (Ro 6:4). Nosotros, los que hemos renacido por medio del bautismo, debemos vivir una vida nueva que se ajuste a Cristo, que ha vencido el pecado y la muerte. Por un lado, el Espíritu de Cristo que vive en nosotros nos transforma a la imagen de Cristo (2 Co 3:17-18). Por otro lado, también necesitamos llevar activamente una vida como la de Cristo en nuestra palabra y conducta (cf. 1 Jn 3:2-3). Este proceso de transformación es gradual y de por vida, a través del cual podemos alcanzar finalmente la imagen de Cristo (cf. 1 Co 11:1; Col 3:8-10; Gl 4:19).

    La imagen de Cristo también alude a la forma gloriosa del Cristo resucitado que los creyentes llevarán un día en su resurrección (1 Co 15:49)(1 Jn 3:2). Esta es la meta final de la obra redentora de Dios, y es la esperanza de todos los que se han unido a Cristo en la semejanza de su muerte (Ro 6:5).

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  • 11a.

    ¿Cuál es el mensaje de este segmento?

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    El mensaje subyacente de este segmento es que cualquier cosa que suceda en la vida solo puede beneficiar a los elegidos de Dios. Desde la perspectiva de Dios, sus obras redentoras sobre los creyentes, incluyendo la predestinación, el llamamiento, la justificación e incluso la glorificación, ya son hechos consumados. Dios tiene el control y completará lo que ha comenzado a obrar en los creyentes.

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  • 11b.

    ¿Cómo ayuda este mensaje a nosotros los creyentes?

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    Los peligros de la vida pueden hacernos cuestionar si Dios es todopoderoso o amoroso. Pero debemos creer que Dios puede obrar todas las cosas, incluso las mayores dificultades, para nuestro beneficio. Solo necesitamos amar a Dios confiando en Él y obedeciendo a Él sin importar lo que nuestras circunstancias puedan traer.

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  • 8:31–39

    12a.

    Identifique todas las preguntas retóricas en este segmento.

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    Vea vv. 31, 32, 33, 34, 35.

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  • 12b.

    ¿Qué efecto tienen estas preguntas?

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    Las preguntas retóricas que preguntan “qué” y “quién” y esperan respuestas de “nada” y “nadie” ayudan al lector a ver la absoluta certeza de nuestro inseparable vínculo con el amor de Dios. Estas preguntas también lo abarcan todo y culminan en la nota final de “ni ninguna otra cosa creada” (v. 39).

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  • 13.

    ¿Qué nos recuerda el versículo 32 sobre el amor de Dios por nosotros?

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    La ofrenda de Dios de su propio Hijo al mundo es la mayor expresión de su amor. Por lo tanto, nunca deberíamos dudar del amor completo de Dios hacia nosotros, sin importar lo que pase en nuestras vidas.

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  • 14.

    ¿Por qué crees que Pablo usa términos legales como “acusar” o “condenar” aquí?

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    En primer lugar, Pablo ha usado términos legales en Romanos al exponer la naturaleza condenatoria de la Ley y la justicia de Dios mediante la fe en Cristo. Por lo tanto, el lenguaje legal nos lleva nuevamente al tema de que los creyentes son justificados por medio de Cristo. También se conecta perfectamente con el comienzo del capítulo 8: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. Relacionada con esta idea clave está la verdad de que nuestra justificación y libertad del pecado y la condenación constituyen el regalo más precioso que hemos recibido en Cristo. Es reconfortante saber que nadie podría quitarnos ese regalo debido a la redención de Dios y la intercesión continua de Cristo por nosotros.

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  • 15.

    ¿Qué significa que Jesucristo está intercediendo por nosotros?

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    La Biblia exhorta a los creyentes a no pecar, pero si alguno peca, “abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo” (1 Jn 2:1). El siguiente versículo continúa recordándonos que Cristo es la propiciación por nuestros pecados (1 Jn 2:2). El punto aquí es que nuestro Padre celestial perdonará nuestros pecados a causa de la perfecta justicia de Cristo y su sacrificio. Podemos ver el mismo mensaje en 1 Juan capítulo 1, donde enseña que la sangre de Jesús nos limpia de todo pecado si andamos en la luz. Dios también perdona nuestros pecados y nos limpia de toda maldad si confesamos nuestros pecados. En resumen, en virtud de su perfecto sacrificio, el Señor Jesús está en nuestra defensa y nos protege de la condenación a pesar de nuestras debilidades.

    La palabra griega para “abogado” en 1 Juan 2:1 es de hecho el nombre del Espíritu Santo en Juan 14:16, 26, 15:26 y 16:7, donde Jesús lo llama “el Consolador”. Esto significa que el Espíritu Santo que está en nosotros es de hecho el Espíritu de Jesús, y esto es también lo que enseñó el Señor Jesús (cf. Jn 14:15-20). Hemos aprendido anteriormente en Romanos que el Espíritu Santo nos ayuda en nuestras debilidades intercediendo por nosotros con gemidos indecibles (Ro 8:26-27). Esta obra de intercesión del Espíritu es también la obra de intercesión de Cristo, que se compadece de nuestras debilidades y nos ayuda cuando somos tentados (cf. Heb 4:14-16, 2:18). A través del Espíritu Santo que está en nosotros, el Señor Jesucristo continúa intercediendo a nuestro favor, para que podamos alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

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  • 16.

    ¿Cuál es el poder subyacente que nos hace más que vencedores en medio de nuestras adversidades y sufrimientos?

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    Somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó (v. 37). Se menciona varias veces el amor de Dios en diferentes términos: “el amor de Cristo” (v. 35); “aquel que nos amó” (v. 37); “el amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro” (v. 39). El amor de Dios también está implícito en otros lugares, como cuando habla de cómo Dios no escatimó ni a su propio Hijo (v. 32). Es el amor de Dios el que nos sostiene y nos hace triunfar frente a todas las tribulaciones. El amor de Dios por nosotros es tan grande que nada puede interponerse entre Él y sus elegidos. Lo que ha hecho y lo que hará es más que suficiente para nosotros. Debido a esto, nosotros, como creyentes, debemos tener confianza en el amor de Dios y aceptar los desafíos de la vida como vencedores.

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